sábado, 14 de julio de 2012

LA MUJER POR FUERZA


La estación de verano no es prolija en obras de calidad, pero hay que aprovechar y ver todo aquello que suene bien, ya que en esta época tan convulsa no podemos garantizar que lo que está por venir en otoño sea mejor. La subida de impuestos en espetáculos llevará irremediablemente a la disminución de venta de entradas y por ello también caerán los ingresos de los teatros. Esto supondrá que en un corto periodo de tiempo se eliminarán muchos espectáculos no rentables, especialmente aquellos que antes estaban subvencionados y esos que aportan una visión seria y crítica, pero no muy comercial.

Hay pequeñas salas que milagrosamente parecen ajenas a estos problemas. Hoy la sala Guindalera colgó el cartel "NO HAY LOCALIDADES PARA HOY". No es difícil debido al tamaño del teatro, pero sorprende que siga ocurriendo. 

A nivel personal asistir a esta obra era un pequeño desafío para la compañía,que ellos mismos desconocían. Acostumbrada a disfrutar de los autores del Siglo de Oro de manos de sus mayores expertos, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, era una prueba de fuego ir a ver a esta pequeña sala una obra del gran Tirso de Molina. 

La mujer por fuerza es un espectáculo de enredo, divertido, pero en su día fue una obra transgresora y reivindicativa. Finea, una mujer de clase alta, hermana de un noble de Hungría, es escondida por éste durante la estancia en su casa del conde Federico venido de Nápoles. El hermano intenta salvaguardar el honor de su apellido evitando que ambos se vean. En parte lo consigue, pero sólo en parte. La hermana ha podido ver desde su cárcel al noble y quedó enamorada de él. Por otro lado, el noble napolitano se siente agradecido con su anfitrión y le anuncia antes de su marcha que estaría dispuesto a casarse con su hermana sin conocerla. Un mero formalismo de cortesía que no es olvidado y que tendrá sus consecuencias. 

La joven está entregada a conseguir el amor de su hombre y cuando éste parte de vuelta a su tierra, la mujer decide vestirse de paje y ofrecer sus servicios al noble... como hombre, claro! La mujer inventa y enreda, tiene claro su objetivo y no le pesa usar todas las artimañas existentes para conseguir su fin. Así hace creer a la actual prometida de su amado, Florela, que él-ella es un noble español con más patrimonio que el joven napolitano, y le declara amarla perdidamente y por si a ella le quedaran dudas, le presenta a una mujer, supuesta hermana del noble húngaro, es decir, una farsante que hará su papel, que le cuenta a la ingenua novia que se han casado durante su viaje y que la tiene escondida de todos. Y al conde napolitano habla de las bondades de la joven hermana del anfitrión. 
Pero como siempre ocurre en estos casos, la historia se complica cuando el noble hungaro aparece para reclamar el rapto de su hermana. Esta denuncia llega hasta el rey, un curioso personaje que se deja convencer por todos. El conde Federico insiste en su inocencia, grita a los cuatro vientos que nunca vio a la hermana del noble, pero tanta confusión, enredo y testimonios en contra le hacen dudar de sus actos, acepta lo que no ha hecho por miedo a lo que puede haber hecho y olvidado. Nunca podemos estar seguros de nuestros actos. Así que acepta casarse con la joven mancillada, aunque ni la conoce ni sabe donde la tiene escondida supuestamente.
Cuando el enfrentamiento no tiene otra salida que un duelo entre ambos nobles, la joven-vasallo cuenta la verdad, el embrollo orquestado con la única excusa de conseguir un amor correspondido. Y, ¿cómo resolver el entuerto creado, con la solución más ventajosa para todos? El rey tendrá, por una vez, que decidir. Y éste decide premiar la astucia, porque se merece ser recompensada con el amor. Federico y Finea quedarán unidos para siempre.  Y para que nadie quede descontento, el noble húngaro unirá también su vida con Florela, la joven despechada. Por orden del rey.

La obra es muy moderna para su tiempo, nunca se había visto una mujer con tanta iniciativa y menos aún que obtuviera recompensa por tal capacidad de decisión y por tomar las riendas de su vida. A su vez la obra es divertida y está contada de una forma amena, introduciendo pequeños trucos y gags que consiguen la risa ingenua y la conexión con todo tipo de público.  
Las actuaciones son magníficas, profesionales que no salen en ninguna película que les haya convertido en caras conocidas pero que saben transmitir un clásico como pocos actores pueden hacerlo. 


jueves, 5 de julio de 2012

VIEJOS TIEMPOS


Me presento en mi adorado teatro español, en su "sala pequeña" para más inri. Vuelvo a degustar y a dejarme enredar en un Pinter, repito el autor de la última vez. El reparto suena inmejorable: Enma Suarez, Ariadna Gil y el magnifico José Luis García-Pérez. De éste último, a nadie le suena el nombre, así que deduzco que soy su fan número uno, la más  incondicional. El escenario es sencillo, como en todas sus obras, una habitación es suficiente para el desarrollo de toda la trama. Siempre interiores, y siempre personajes comunes, anónimos que se ven envueltos en situaciones que sin otro calificativo mejor, podemos llamar "pinterianas". 

El argumento es realmente difícil de explicar, en buena parte porque no se llega a comprender al completo. Las interpretaciones posibles son muchas y también los flecos que quedan después de buscar un sentido a lo visto.

Una pareja acomodada, Kate y Deeley, habla tranquilamente en su salón de la visita que recibirán en unas horas. Anna, vieja amiga de Kate, vendrá a su casa. Deeley, el marido, es un hombre despierto que empieza a descubrir que no conoce  muchas partes de la vida de su esposa, pero se siente seguro en su relación y busca divertirse con la visita de la desconocida. Su mujer es callada, un ser reservado que nunca explicó gran cosa de su pasado. Esta visita parece incomodarla.

Tan pronto como llega la amiga la situación se tensa, la conversación es una continua lucha por mostrar quién conoce mejor a Kate, su marido o su vieja amiga.Y entre tanto enfrentamiento dialéctico él empieza a entrever algo que no le agrada: la relación entre las mujeres pudo superar la barrera de la amistad. 
La amiga cuenta historias del pasado que protagonizaron las dos, y para ello, relata detalles, intimidades, parece conocerlo todo de ella y haberlo experimentado todo con ella. El marido se siente desplazado, atacado, intenta defender su terreno, mostrar lo auténtico de su amor. Pero en su furia pretende por encima de todo salvar su hombria, y olvida e hiere a su mujer, la trata como un ser que no está presente, del que puede contar cualquier cosa por salvar su honor. La esposa se convierte en un trofeo y a la vez es un ser lejano, del pasado, se siente tratada como alguien que ha muerto.

Pero en la batalla empazamos a perdernos con los hechos relatados, las historias comienzan a mezclarse, algo no encaja, alguien miente, algo falla. La película que proyectaban en la sala de cine donde el matrimonio se conoció, "larga es la noche", aparece en la vida de las amigas muchos años antes.

Al extraño juego de la amiga se ha prestado el marido y ahora no sabe cómo salir de él. Sobre cada hecho ambos quieren tener el protagonismo, robarse los recuerdos, sentir que ese pasado lejano fue bueno y que cada uno fue el protagonista de este tiempo mejor. La verdad del pasado es particular, cada uno tiene la suya propia, y al creer que ésta fue la verdad, esto se convierte en realidad. 

Anna adoró tanto a Kate que su personalidad se mezcló con la de su amiga, se ve como ella, cree haber  vivido lo que ella vivió, le roba los recuerdos. No importa conocer su relación, si fueron amantes o amigas, sólo que de aquello queda una sombra que no deja ver lo ocurrido. Por otro lado, el marido siente que hace mucho perdió a su mujer, su alegría, su risa, quizá nunca la tuvo. Ahora empieza a intuir la razón de su triste vida juntos, y es algo que no le gusta y querría no haber sabido nunca. Demasiado tarde para olvidar lo ocurrido en ese salón esa noche. 

Difícil seguir explicando el resto, hasta aquí son interpretaciones posibles, de lo demás no me atrevería ni a aceptarlo como conjeturas. Pero allá voy:
Parece ser que el marido conoció a la amiga en el pasado, se fijó en ella, ligaron. Ésa es la verdad de la vida de la chica que sólo recuerda fiestas interesantes, teatros, óperas, tertulias. Anna fue una chica más, buscando un hombre que le pagara las copas en los bares, a cambio de un rato con ellos. Pero todo eso lo olvidó, sólo guarda en su memoria aquello que le gustó ser. En cambio Kate lo recuerda todo, recuerda aquella noche en que ella llegó a casa con aquel chico, y después fue él el que quiso estar con ella, la eligió, la salvó de una vida que a ella realmente no le gustaba. Y así Kate cuenta su visión de la verdad de lo vivido,  en la que ella está con aquel chico, Deeley y su amiga yace muerta en el suelo de la habitación, la olvida, la elimina de su vida.

La obra dura poco más de una hora, más sería un castigo para las neuronas. Sus obras son cortas pero de una intensidad y complejidad que difícilmente se encuentra en otros autores. Supongo que para los actores el esfuerzo de interpretar un texto de este tipo debe de ser enorme. Un lujo disfrutrar en una pequeña sala (no podría ser de otra manera) de esta representación.

Triste pasado que nos hace infelices en el presente.