domingo, 27 de octubre de 2013

La verdad sospechosa

Volvemos juntos al Teatro Pavón, a disfrutar de su buen hacer y del verso de nuestros clásicos. En esta ocasión veremos una obra de Ruiz de Alarcón aunque en tiempos fue atribuida a Lope de Vega: La verdad sospechosa.


La obra fue escrita en el Siglo de Oro, cuando no todo eran luces. Con ella nuestro autor intenta criticar a la clase noble y distinguida, que en lugar de dar ejemplo al populacho, tiende a aprovecharse de su posición. El ataque, hemos de suponer, fue feroz, pues el defecto criticado es la mentira y la virtud dañada, el honor. Palabras mayores en el Madrid de los hildalgos.

El escenario nos sorprende con su sencillez. Se trata de dos paredes en ángulo, con un acabado de pequeñas losetas monocromáticas sobre las que se superponen imágenes desde un proyector. Las dos paredes quedan de modo que el escenario se convierte en un triángulo cuyos lados se abren para dar la impresión de puertas, balcones y arcadas. Muy versátil.

Arranca la obra con música de piano. El mentiroso don García acaba de volver de Salamanca y se encuentra con su padre don Beltrán (interpretado por el siempre magnífico Joaquín Notario). Por su educador descubrimos el vicio de don García; las mentiras. Su padre se aflige pues aquel es, en su opinión, vicio más pernicioso que otros.


El joven don García pronto comienza a evidenciar su falta. En el centro de Madrid conoce a unas jóvenes, Jacinta y Lucrecia, quedando prendada de la primera. Pero por error de su escudero los nombres se confunden y concibe él que es Jacinta Lucrecia y viceversa. Las mentiras de don García empiezan a provocar equívocos y confusiones, y así don García es retado por don Juan de Sosa, prometido de Jacinta. El honor es salvado por otro embuste, y cuando los ecos de sus actos llegan de nuevo a don Beltrán, de nuevo don García miente para salvar el paso. La red de engaños es cada vez más densa y el amor que Jacinta siente por el joven galán es enredado, tergiversado y finalmente, perdido. Incluso don Beltrán es engañado y en la escena final el arranque de sinceridad de don García es ignorado por todos, pues ya nadie le cree. Pierde a su amor y es condenado a casarse con quien no quiere.


Un final trágico para una obra de enredo. Algo inusual en nuestra experiencia, que viene a confirmar en cuán mala estima se tenía a quienes divulgaban mentiras y engaños.

En cuanto a los actores, la novedad para nosotros es Rafa Castejón en su papel protagonista de don García. Aunque mantiene los elevados estándares de la CNTC, nos llevamos la impresión de que no da el tipo para el papel de galán protagonista. La actriz principal -Marta Poveda- es un torbellino frenético de actividad y gestos. Joaquín Notario como don Beltrán es rotundo y activo; estos dos personajes generosos contrastan con la parquedad de gestos del personaje de don García, dando la impresión de que la obra como conjunto no está bien hilvanada.

Es posible que esta compañía necesite más rodaje, pero el tandem de la CNTC con el teatro Pavón nunca nos defrauda.