jueves, 19 de diciembre de 2013

LA DEL MANOJO DE ROSAS

Con el fin de acabar bien el año y quizá también una temporada de teatro, hemos aprovechado estos días para asistir al estreno de una castiza zarzuela, la del manojo de rosas.
No negaré que me gusta más el teatro, aunque una vez al año no viene mal disfrutar de un espectáculo de este tipo. Pero una zarzuela es una zarzuela, ni más ni menos. Con esto me refiero a una serie de características que cumplen todas las obras de este género: argumentos sencillos, grandes cantantes aunque no muy buenos actores, comedia con final feliz, historias de amor con enredo incluido, parejas nobles y vasallas, etc.

La del manojo de rosas nos cuenta una historia ambientada en el Madrid de la época republicana donde, a pesar de la comedia, se entreven trazos de la guerra civil que se avecina. En una castiza calle de la ciudad una bella chica regenta una floristería. Dos hombres se disputan su amor, Ricardo es aviador y Joaquín es mecánico. Ascensión, que es el nombre de la protagonista, quiere unir su vida a un hombre que no pertenezca a una clase superior a la suya para no tener que agradecerle nunca su posición. En cambio su padre, un rico venido a menos, intenta conseguir el mejor pretendiente para ella.


Ascensión elige al sencillo y encantador mecánico y entre canción y canción cae enamorada de él. Pero pronto descubre que el muchacho no es tan pobre y sincero como parecía, ya que estudia para convertirse en ingeniero. Ella se siente estafada por el engaño y movida por el despecho decide aceptar al aviador. Pero como es lógico en estas obras, la historia tiene que acabar con la felicidad de todos los participantes.
Así que la familia del estudiante de ingeniería cae arruinada y el joven debe de volver a su profesión de mecánico para sustentar a su familia, lo que hace que Ascensión recupere su amor por él. Y como siempre, todo se arregla con una canción en la que vuelven a declararse el amor.

Para que la historia de los jóvenes quede más adornada, otra pareja de clase algo inferior también luchará por su amor. En este caso un aprendiz de mecánico pretenderá a la tendera del puesto de flores que trabaja con Ascensión. Ellos dan el toque humorístico a la obra, ya que la chica intenta conseguir que su pretendiente se convierta en un hombre de bien, y para ello le da celos con Espasa, el camarero del bar de la misma calle. Y Espasa es un divertido personaje que provoca a todos los que pasan por la puerta de su bar, dándoselas del más culto del barrio.

La obra es entretenida, nos permite disfrutar de bonitas voces, una gran zarzuela y un rato divertido.

El escenario consigue trasladarnos a esa calle de Madrid hace más de setenta años, con balcones y vecinos asomados que intentan no perderse ni un detalle de lo que se cuece en su calle.