sábado, 24 de noviembre de 2018

SOBRE PADRES E HIJOS

Espacio Guindalera es la reinvención de la sala de teatro antes llamada “Guindalera Escena Abierta”. Gracias al esfuerzo de la familia Pastor y el apoyo del barrio, podemos volver a disfrutar de sus estupendos espectáculos. 

Partiendo de la obra de Turgueniev “Sobre padres e hijos”, ambientada en la Rusia de la segunda mitad del s. XIX, Juan Pastor plantea una adaptación llevándola a la época actual en nuestro país. 

Antonio y Jorge son dos buenos amigos que están acabando sus estudios de medicina, y además son militantes de un grupo de izquierda antisistema. Antonio lo lidera y Jorge es un fervoroso seguidor. Llegan las vacaciones y pasaran una temporada juntos en la casa familiar de Jorge. Allí se encuentran su madre y su tío, que regentan un balneario y que con mucho trabajo consiguen vivir acomodadamente. 


Desde su llegada, la forma arrogante  y el sentimiento de superioridad que alberga Antonio le hará entrar en conflicto con la familia de Jorge, especialmente con su tío. Su ideología cuestiona el sistema existente y proclama como única salida hacia el futuro la ruptura total y redefinición de la sociedad. El sistema actual es corrupto y para regenerarse debe de caer en manos de la ciudadanía, cambiar a un sistema participativo y legítimo. 

No solo se habla de política o ideología, también del eterno conflicto generacional; los hijos rompen con lo creado por generaciones anteriores, desprecian lo establecido, la tradición, y se sienten lícitos para abanderar estos cambios. Sin embargo los padres defienden terminantemente el sistema establecido, quizá porque ellos siendo jóvenes también intentaron llevar a cabo ese cambio que no prosperó, quizá porque enfrentarse a la falsedad de sus principios puede ser demasiado insoportable, quizá porque sucumbieron y creyeron en la bondad y la conveniencia dictada por las clases dominantes, como tantos otros. 

Para romper con el pasado Antonio va un paso más allá y rechaza las tradiciones, todos aquellos sentimientos y fines individuales que cieguen el objetivo colectivo. Uno de los más despreciados por su ideología es el amor, que entiende como algo inexistente, únicamente creado para desviarnos de la lucha. Así propone a Jorge que se acueste con la primera que le guste y deje de lado cualquier sentimiento. 


Cuando los dos amigos van a pasar unos días junto a la familia de Antonio, éste se comporta fríamente con su familia. Sus padres idolatran a su hijo pero tienen miedo de mostrar cualquier sentimiento de cariño porque saben el rechazo que esto desencadenaría. 


A pesar de todo Antonio confiesa a Jorge la admiración que siente por ellos y explica que son los mejores padres que puede desear cualquier persona, pero esconde cualquier demostración de afecto que vaya contra sus principios. Entiende que la existencia de sus padres, como la de tantas personas, es vacía y sin rumbo si no la mueve la lucha social. 

A ambos la vida les traerá la prueba más dura, el enfrentamiento a sus ideas y principios.
En la casa de Jorge Antonio conoció a Ana, una mujer de mediana edad, viuda y libre, orgullosa. Ella pertenece a una generación intermedia entre padres e hijos, ha luchado mucho por conseguir lo que tiene, trae la experiencia a la visión utópica y antisistema de Antonio. Ambos se enamoran pero ninguno está dispuesto a perder lo que ha construido, uno su ideología, otra su libertad.



Por otro lado Jorge se enfrenta a su familia que le reclama que vuelva y se haga cargo del negocio familiar, algo totalmente contrario a su proyecto de vida. Pero la tradición pesa en él y aunque cree que renuncia a sus ideas, se siente en la obligación de ayudar a los suyos. Antonio le ve como alguien que renuncia y se deja llevar por los convencionalismos y, dolido, le deja.

Antonio partirá solo hacia un nuevo país que está en construcción, Sudán, buscando las oportunidades de lucha que no encuentra aquí. Y desde allí escribirá una carta a su amigo explicando que su lucha se extinguió, no llegó a nada y no será recordada. Antonio muere infectado de una enfermedad común allí.



La historia tiene un reflejo directo sobre la sociedad en la que vivimos ahora, aunque fue escrita hace casi dos siglos. Por encima de todo su autor y esta adaptación nos intentan llevar al fondo de las relaciones entre padres e hijos. Más allá de la situación política o  social, nos quieren recordar que los tiempos no cambian tanto y los errores vuelven a repetirse. Y la vida también. 

Los actores siguen conservando ese sello de calidad que los identifica y vincula con esta sala. En un sencillo montaje consiguen abrir un debate y sacarnos una sonrisa de tranquilidad al saber que una vez más nos hallamos ante el eterno conflicto sin solución.