sábado, 18 de mayo de 2019

SHOCK. EL CÓNDOR Y EL PUMA

Hoy asistimos a una obra de teatro, sí, pero realmente se trataba de un ensayo de nuestra historia y vida desde los años 50 del siglo XX hasta la actualidad.
Hoy nos hemos sentado frente a una historia conocida pero no por eso menos dolorosa, nos hemos situado frente a nuestro pasado y lo que es peor aún, frente a nuestro presente.

Hoy la historia llama a nuestra puerta y nos presenta como seres vulnerables, maleables, seres indefensos ante lo que dictan gobiernos y grupos de poder.


El teatro Valle Inclán siempre es experto en buscar temas que nos remuevan, que nos saquen de nuestra tranquilidad y de nuestro confort.

Hoy lo consigue una vez más CON este teatro incitador, teatro transgresor de Andrés Lima.

En general la obra quiere exponer demasiadas ideas, especialmente al principio, lo que resulta desbordador y da una idea de inconexión y con los que no es fácil seguir el hilo y captar nuestra atención.

Comenzamos escuchando hablar de la doctrina del shock del economista Milton Friedman, ésta postula los principios del neoliberalismo y el capitalismo. Friedman será premiado años después con el mayor galardón, el Nobel de economía. Éste instaura la sociedad neoliberal, que sigue siendo el paradigma 70 años después de su proclamación. Basa sus principios en tres puntos: los mercados tienen que ser libres, los gobiernos no tienen que ser dueños de ninguna empresa que pueda ser rentable y los beneficios sociales deben de dejar de existir. Los principios son los fundamentos de la economía que posteriormente arrasó en el mundo. Para conseguir imponer este sistema en cualquier sociedad tiene que darse un shock.
Ese shock del que habla esta teoría es equivalente al que puede sufrir una persona de forma natural o forzada bajo tratamiento de electroshock. Ese mismo impacto a nivel nacional o mundial es el que sufre toda una población cuando es golpeada y pierde la consciencia, quedando inutil para pensar y decidir libremente. Este momento es aprovechado por sus planificadores para arrasar con todo, tomar medidas en su beneficio sin ninguna oposición.





Aunque pueden ser muchos los países en los que veamos su aplicación, la obra se centra en el primer caso en que se aplica esta teoría, el más evidente y terrible, el de Chile. En los años 60 un movimiento comunista está tomando fuerza y con un carismático líder aparenta ser imparable. Estudiantes contrarios al régimen irán a la universidad de Chicago, donde se encuentran con Friedman y sus teorías y desde allí comenzarán a organizar el fin del gobierno de izquierda de su país. 




Estados Unidos con su presidente Nixon orquesta estos movimientos, plenamente convencido de que estos partidos deben de ser cortados de raíz, años después estos acuerdos y maniobras recibirán el nombre de operación Cóndor. EEUU adiestra a los ejercitos de los países iberoamericanos en la universidad americana situada en Panamá. El golpe de estado no se produce como un levantamiento limpio del ejercito, sino como una maniobra decidida mucho antes de que Allende fuera presidente. 

Sus últimas palabras desde la casa de la Moneda horas antes de morir son la sentencia y el resumen de su lucha, su confianza en que el hombre y el tiempo sabrán poner en su sitio y devolver la dignidad que nos han arrebatado.




Así momentos antes de morir Salvador Allende enuncia el siguiente texto, incluido en la obra como un fragmento de teatro verbatim:
[...]
Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza.
[...]
se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

Los días, meses y años posteriores al golpe de Pinochet serán un cúmulo de intereses, en los que el dictador no sólo no es rechazado por otros países, sino que es recibido y agasajado por jefes de estado. 





Los primeros años son de represión, torturas, desapariciones, fosas comunes, vuelos del avión PUMA para deshacerse en alta mar de personas no afines al régimen que han sido sedadas. Esos lugares que albergaron a presos políticos nunca volverán a ser sitios de recreo, estudio, ocio, para siempre irán acompañados de las almas de todos los que allí sufrieron. La Escuela Mecánica de la Armada, el Olimpo, el Club Atlético, el campito... y decenas más en Argentina, o el estadio nacional, Villa Grimaldi en Chile, y tantos otros centros clandestinos de detención de Bolivia, Brasil, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, Panamá, Perú... Asistimos al asesinato de Víctor Jara en el Estadio Nacional. Los países operaban conjuntamente apoyados y adiestrados desde EStados Unidos, mientras que el pueblo se desangraba y buscaba a sus familiares, como las madres de la plaza de mayo. 



Conocer la historia no suaviza los sentimientos de impotencia ante los testimonios. Junto al dolor, el pueblo también olvida y disfruta de un mundial celebrado en Argentina en 1978 donde su dictador, Videla, es el principal embajador. "Al pueblo pan y circo", pero el dolor no se puede esconder para muchos. Líderes de todos los países son fotografiados con Videla. El país celebra la victoria de Argentina en su mundial y el gol de Hermes, a la vez que sigue torturando, reprimiendo y escondiendo la verdad de los desaparecidos.


La operación Cóndor ha sido todo un éxito, Sudamérica ha erradicado esos regímenes prosoviéticos, procastristas casi al completo.

Pasados los años llega el día en que los dictadores abandonan su cargo y salen por la puerta grande, perdonados por los nuevos gobiernos. Pinochet, que prestó su ayuda a Margaret Thacher en la guerra de las Malvinas, es acogido en el Reino Unido como un cargo importante. La dama de hierro hacen declaraciones en su favor como símbolo sin tener en cuenta todo el horror que habían dejado atrás. Incluso, cuando España intenta extraditarle por crímenes de lesa humanidad cometidos en su país, Gran Bretaña lo evita. Finalmente Pinochet morirá sin ser juzgado pero con testimonios públicos de los horrores cometidos. 



De todo esto parece que hemos aprendido, que sabemos distinguir y que somos capaces de evitar este shock, que no volveremos a equivocarnos y a dejarnos confundir. Y cuando creemos tener la lección aprendida, nos volvemos a ver atacados por el presente, por esa mujer siria a la que caen bombas y que no encuentra a su hija. Y tomamos consciencia de lo infinitamente diminutos que somos. 


Junto a esta historia principal nos hablan de todo el desarrollo militar que hay gracias a las 



No hay saltos en el tiempo, la historia es lineal y se para en aquellos momentos más relevantes para explicarnos las claves de nuestra historia.

Cada actor representa a un mínimo de seis personajes y cada cambio se produce delante de nuestros ojos, sobre ese pequeño escenario giratorio, desde el que nos miran a todos. No hay una cuarta pared, una apoyo que ayude a los actores a situarse, sólo unas pantallas sobre nuestras cabezas que nos muestran las imagenes de reales de lo que estan representando. 

De la obra salimos destrozados, anulados, con un sentimiento de ser juguetes en manos de los que deciden, y a la vez reforzados y capaces de no volver a admitir este juego.