Deseé ver esta obra hace más de un año, compré su entrada con tres meses de antelación, y pasados cinco meses comienzo a escribir la crítica. Es una obra que está destinada para durar en el tiempo, al menos en el mío. Parece que no me quiera desprender de ella o que ella no está dispuesta a soltarme.
La repusieron en septiembre después de un gran éxito en primavera en el que, meses antes de que se fuera de gira, agotó sus entradas para todos los pases. Todo apuntaba a que se trataba de una gran obra.
Pero esta odisea no acaba aquí, el teatro aumentó su aforo los pocos días antes de reestrenarse, permitiéndonos invitar a más personas a compartir la obra. Todo esto nos llevó al pequeño milagro de estar en el Valle Inclán un pandémico 23 de septiembre.
Comienza la obra, estamos en un antiguo bar protegido y cerrado con cancelas que me traen tantos recuerdos. Una chica habla con el dueño, un viejo conocido de la familia. Ella está escribiendo un guion sobre la vida de su padre, del que acaba de conocer un pasado inesperado. Sin embargo el hombre que tiene frente a ella vivió y sabe de toda la historia de aventuras, imprevistos y sufrimientos que él pasó hasta llegar a esa situación acomodada.
Parece ser que a principios de los años sesenta del pasado siglo la Iglesia promovió una pequeña revolución de consecuencias históricas, al facilitar los procedimientos que concedían la dispensa a aquellos sacerdotes que querían dejar de serlo. Miles de sacerdotes por unas causas o por otras, se acogieron en el mundo y en España a esta novedad promovida por Juan XXIII y Pablo VI. Entre ellos se encontraba nuestro protagonista.
A partir de aquí la obra cuenta la historia de Jorge Arizmendi, un cura navarro que en 1963, con treinta y tres años, decide cambiar de vida, dejar el sacerdocio, y viajar a Estados Unidos para aprender inglés y marketing.
El lugar en el que aterriza se llama Orange, en el estado de Tejas. Allí una congregación de padres escolapios le ayuda a encontrar trabajo como vendedor de aspiradoras. Uno de los lugares que visita es un rancho en el que vive un matrimonio que había sufrido recientemente el fallecimiento de un hijo. Aquel era físicamente igual que Jorge, hasta el punto de que los rancheros al verle creen estar viendo a su hijo, y le hacen la siguiente propuesta: “Si te quedas a vivir con nosotros, cuando muramos, este rancho será tuyo”.
Jorge vivirá las más increíbles aventuras y desventuras en su estancia en Estados Unidos, conocerá a personajes de gran renombre de la época como Martin Luther King, se encontrará con mujeres desinhibidas que le abrirán los ojos a un nuevo mundo, encontrará el amor en una española que conoció en San Francisco...
Para formalizar su situación deciden volver a la España de Franco pero se encuentra con dos desagradables circunstancias que le complican mucho la vida: ella se queda embarazada y él no ha recibido la dispensa papal que le permite contraer matrimonio.
Además en este país encuentran un régimen opresor gobernado por un dictador desfasado que se aprovecha de su posición y su pueblo para mantenerse en el poder. Así que además son juzgados y condenados por médicos y familia por su situación de embarazados sin estar casados.
Jorge se arma de valor y decide presentarse en el Vaticano para exigir la dispensa prometida. Allí se encontrará a su antiguo superior que le echará una mano para conseguirlo. Pero tendrán que pagar un precio bastante caro, amenazas, chantaje y hasta un posible asesinato que no acaban de esclarecernos. Aquí pocos estamentos clásicos salen bien parados, algo bastante correcto sabiendo lo que sabemos.
La vida de Jorge consigue asentarse y casi pasar página, dejando atrás todos aquellos sufrimientos que en el fondo le ayudaron a recuperar su dignidad.
La obra es una auténtica delicia, contada de forma ágil, divertida y con una historia detrás que nos cautiva. Su escenario versátil nos permite viajar por todo el mundo y en todas las épocas. Sus actores nos enamoran.
Su autor, Alfredo Sanzol, declaró que "no he contado la realidad tal y como fue. Puede que la realidad siempre supere a la ficción, pero la ficción hace que la realidad tenga significado, y para dar significado me he apoyado en las historias de viajes y aventuras que contaba mi padre, y a partir de ellas he creado la vida de Jorge Arizmendi.
De todas maneras, para no abrir conjeturas y comentarios sobre los sucesos ciertos en los que me he basado y aquellos que me he inventado, diré que: es cierto el viaje a Orange, Tejas. Es inventado que conociera a Martin Luther King. Es cierta la historia de los rancheros. Es inventado que conociera a mi madre en San Francisco. Es cierto San Martín de Unx. Es inventado que mi madre se quedara embarazada antes de casarse. Es inventado el viaje a Roma. Es inventada la escena con el obispo. Es inventado Patxi Elizondo. Es inventado que perdiera la virginidad con Margaret Miller… En fin, como se puede ver la realidad ofrece oportunidades para el desarrollo de historias pero no las pone en bandeja".
La historia de Jorge Arizmendi es una historia de crecimiento y transformación personal que simboliza la historia de crecimiento y transformación personal de toda una sociedad.
jueves, 23 de septiembre de 2021
EL BAR QUE SE TRAGÓ A TODOS LOS ESPAÑOLES
Suscribirse a:
Entradas (Atom)