Esta vez la obra prometía mucho, con un título sugerente, "ilusiones" y un reparto tan excepcional que pocas veces aglutinaba a actores tan interesantes.
Solo una cosa chirriaba ligeramente al comprar las entradas: a pocos días del espectáculo aún quedaban asientos bien situados. A pesar de ello preferí no hacer elucubraciones y dejarme llevar por mis propios instintos.
Todo empieza bien cuando al entrar en la sala los actores nos esperan en el escenario, nada significativo para la obra pero yo en mi más profundo orgullo teatrero lo entiendo cómo un respeto al espectador y me hace sentir bien.
Daniel Grao, Marta Etura.... Nos miran al entrar y nos invitan a sentarnos y fijarnos en los detalles.
La obra da comienzo...
Una de las actrices empieza a contarnos un relato y yo asumo que nos está situando en la historia que a continuación interpretarán, como en algunas obras clásicas acortadas, que ponen al público en antecedentes para después comenzar la actuación. Sin embargo aquí nunca va a llegar ese momento.
La historia que escuchamos está en boca de cuatro actores sin nombre, meros narradores de las vidas de otros. La historia de estos otros es la que yo también voy a contar aquí.
Dani es un hombre de avanzada edad que cuando siente que va a morir avisa a su mujer, Sandra, para despedirse y explicarle lo feliz que ha sido junto a ella. Quiere que ella sepa que siempre la ha querido, que el amor que sintió por ella fue real y correspondido. Qué gracias a ella fue alguien amable y respetuoso, porque el amor es lo único que nos salva de nuestro egoísmo. Sus palabras serán un canto a la felicidad y a la plenitud al final de una vida. Le desvela que hubo dudas y deseos hacia otras personas pero siempre prevaleció el amor por su mujer y eso les hace seres superiores, por haber vencido el deseo.
Sandra enfermará un año después y antes de morir avisará a su amigo Alberto para que vaya a verla. Éste era el mejor amigo de su marido, al que conocía mucho antes que a ella.
Ella le confesará que desde que le vio por primera vez se enamoró de él, y siempre vivió su amor en silencio. Ese amor la llenó de gozo y aunque no lo consumó, para ella fue suficiente así. Le agradece que nunca le insinuase nada porque ella no se habría resistido y esto habría causado mucho dolor a sus respectivas parejas. También confiesa que aunque siempre defendió que solo era amor el se sentían dos personas mutuamente, había descubierto que estaba equivocada y es que su amor por él era más fuerte que ninguno a pesar de no haber sido nunca recíproco.
Alberto vuelve a su casa perturbado por las palabras de Sandra. Allí le espera Margarita una mujer de un fino humor, con la que siempre ha sido muy feliz. Este le explica la conversación que ha tenido con Sandra. Al poner las palabras de ella en su boca todo cobra sentido y descubre que siempre ha estado enamorado de ella y su amor por pareja únicamente ha sido una relación de cariño.
Margarita corroída por el dolor sólo encuentra una escapatoria, confesar que ella fue amante de Dani durante muchos años.
La fuerte necesidad de explicar a Sandra su amor lleva a Alberto a correr para volver a verla antes de que ella muera. Necesita explicarle el sentimiento que él acaba de reconocer en su interior, escondido tras muchos muros pero que por fin ha comprendido. Una vez más se demuestra que ella siempre tuvo razón, que el amor real solo puede ser correspondido. Además cuenta a Sandra que el marido de ella fue amante de su mujer, Margarita, según ésta acaba de confesar. Pero más que la noticia del amor es la del engaño la que impacta a Sandra porque acaba de descubrir que la vida y las últimas palabras de su marido eran falsas.
Cuando Alberto vuelve a su casa descubre la noticia más terrible que podía imaginar: Margarita se ha ahorcado y está muerta. Entonces Dani se da cuenta de que amaba realmente a su mujer y que la idea de amar a Sandra fue solo una ilusión, como tantas otras de la vida.
Dani vivirá unos diez años más, solo, recordando a su mujer.
Junto con la historia del final de las vidas de nuestros 4 personajes, los actores van también contando otras escenas de sus vidas pasadas. Así descubrimos que estos amores tan supuestamente idílicos no lo eran tanto, Dani siempre tuvo un deseo especial por Margarita qué confesó en un momento de desesperación a su amigo Alberto. Éste le confirmó que lo que sentía era claramente amor por su mujer aunque Dani se resistía a creerlo. Margarita también se insinuó a Dani en alguna ocasión. El profesor Alberto un día fumó un petardo con sus alumnos y pasó pero que muy bien. Un viaje a Australia les llevó a ver estrellas y meteoritos volando por el cielo como en un sueño, quizá así fuera. O una ilusión.
En algunos momentos los actores se ríen a carcajadas, juegan y disfrutan como aquellos jóvenes que fueron los que ocupan hoy la historia. Hay bailes, actuaciones, risas y extrañas escenas a las que no sabría situar en la obra más allá de paréntesis de desconexión para bajar la tensión del texto.
Por lo demás a la obra le faltó algo que cohexionara el todo, algo que diera cuerpo y forma a esos trozos tan profundos.
La obra fue interesante aunque creo que se le podría sacar más partido al texto. Los actores trabajan estupendamente, ponen todo su conocimiento y su corazón en cada historia.
El escenario es mágico, trastos, muebles viejos, asientos, armarios sin puertas, las bambalinas de un teatro viejo, atribuible perfectamente a una obra de la compañía de teatro independiente de Andalucía la baja.