domingo, 24 de febrero de 2019

ILUSIONES

El teatro Kamikaze suele ser una apuesta segura cuando no se tiene otro plan o cuando no se ha tenido tiempo para investigar mejor en la cartelera.
Esta vez la obra prometía mucho, con un título sugerente, "ilusiones" y un reparto tan excepcional que pocas veces aglutinaba a actores tan interesantes.
Solo una cosa chirriaba ligeramente al comprar las entradas: a pocos días del espectáculo aún quedaban asientos bien situados. A pesar de ello preferí no hacer elucubraciones y dejarme llevar por mis propios instintos.

Todo empieza bien cuando al entrar en la sala los actores nos esperan en el escenario, nada significativo para la obra pero yo en mi más profundo orgullo teatrero lo entiendo cómo un respeto al espectador y me hace sentir bien.

Daniel Grao, Marta Etura.... Nos miran al entrar y nos invitan a sentarnos y fijarnos en los detalles.
La obra da comienzo...

Una de las actrices empieza a contarnos un relato y yo asumo que nos está situando en la historia que a continuación interpretarán, como en algunas obras clásicas acortadas, que ponen al público en antecedentes para después comenzar la actuación. Sin embargo aquí nunca va a llegar ese momento.

La historia que escuchamos está en boca de cuatro actores sin nombre, meros narradores de las vidas de otros. La historia de estos otros es la que yo también voy a contar aquí.
Dani es un hombre de avanzada edad que cuando siente que va a morir avisa a su mujer, Sandra, para despedirse y explicarle lo feliz que ha sido junto a ella. Quiere que ella sepa que siempre la ha querido, que el amor que sintió por ella fue real y correspondido. Qué gracias a ella fue alguien amable y respetuoso, porque el amor es lo único que nos salva de nuestro egoísmo. Sus palabras serán un canto a la felicidad y a la plenitud al final de una vida. Le desvela que hubo dudas y deseos hacia otras personas pero siempre prevaleció el amor por su mujer y eso les hace seres superiores, por haber vencido el deseo.

Sandra enfermará un año después y antes de morir avisará a su amigo Alberto para que vaya a verla. Éste era el mejor amigo de su marido, al que conocía mucho antes que a ella.
Ella le confesará que desde que le vio por primera vez se enamoró de él, y siempre vivió su amor en silencio. Ese amor la llenó de gozo y aunque no lo consumó, para ella fue suficiente así. Le agradece que nunca le insinuase nada porque ella no se habría resistido y esto habría causado mucho dolor a sus respectivas parejas. También confiesa que aunque siempre defendió que solo era amor el se sentían dos personas mutuamente, había descubierto que estaba equivocada y es que su amor por él era más fuerte que ninguno a pesar de no haber sido nunca recíproco.

Alberto vuelve a su casa perturbado por las palabras de Sandra. Allí le espera Margarita una mujer de un fino humor, con la que siempre ha sido muy feliz. Este le explica la conversación que ha tenido con Sandra. Al poner las palabras de ella en su boca todo cobra sentido y descubre que siempre ha estado enamorado de ella y su amor por pareja únicamente ha sido una relación de cariño. 
Margarita corroída por el dolor sólo encuentra una escapatoria, confesar que ella fue amante de Dani durante muchos años.




La fuerte necesidad de explicar a Sandra su amor lleva a Alberto a correr para volver a verla antes de que ella muera. Necesita explicarle el sentimiento que él acaba de reconocer en su interior, escondido tras muchos muros pero que por fin ha comprendido. Una vez más se demuestra que ella siempre tuvo razón, que el amor real solo puede ser correspondido. Además cuenta a Sandra que el marido de ella fue amante de su mujer, Margarita, según ésta acaba de confesar. Pero más que la noticia del amor es la del engaño la que impacta a Sandra porque acaba de descubrir que la vida y las últimas palabras de su marido eran falsas.

Cuando Alberto vuelve a su casa descubre la noticia más terrible que podía imaginar: Margarita se ha ahorcado y está muerta. Entonces Dani se da cuenta de que amaba realmente a su mujer y que la idea de amar a Sandra fue solo una ilusión, como tantas otras de la vida. 






Dani vivirá unos diez años más, solo, recordando a su mujer.
Junto con la historia del final de las vidas de nuestros 4 personajes, los actores van también contando otras escenas de sus vidas pasadas. Así descubrimos que estos amores tan supuestamente idílicos no lo eran tanto, Dani siempre tuvo un deseo especial por Margarita qué confesó en un momento de desesperación a su amigo Alberto. Éste le confirmó que lo que sentía era claramente amor por su mujer aunque Dani se resistía a creerlo. Margarita también se insinuó a Dani en alguna ocasión. El profesor Alberto un día fumó un petardo con sus alumnos y pasó pero que muy bien. Un viaje a Australia les llevó a ver estrellas y meteoritos volando por el cielo como en un sueño, quizá así fuera. O una ilusión. 

En algunos momentos los actores se ríen a carcajadas, juegan y disfrutan como aquellos jóvenes que fueron los que ocupan hoy la historia. Hay bailes, actuaciones, risas y extrañas escenas a las que no sabría situar en la obra más allá de paréntesis de desconexión para bajar la tensión del texto. 

Por lo demás a la obra le faltó algo que cohexionara el todo, algo que diera cuerpo y forma a esos trozos tan profundos. 



La obra fue interesante aunque creo que se le podría sacar más partido al texto. Los actores trabajan estupendamente, ponen todo su conocimiento y su corazón en cada historia.

El escenario es mágico, trastos, muebles viejos, asientos, armarios sin puertas, las bambalinas de un teatro viejo, atribuible perfectamente a una obra de la compañía de teatro independiente de Andalucía la baja. 

Como curiosidad destacaría la forma de contar la historia. Al final de la representación no se establece una  correspondencia entre una cara y un personaje, o una vivencia, cada actor relata y desvela a cada uno de los distintos personajes sin más relación. Hablar por hablar del amor. 


jueves, 7 de febrero de 2019

PONTE EN MI LUGAR

Hoy pudimos disfrutar de un inesperado teatro, unas invitaciones nos han permitido asistir a una obra a las diez de la noche.

Nunca me paré a leer con detalle la información de esta representación, no estaba en mi perfil de espectáculos preferidos pero a unas entradas regaladas nadie le dice que no y más tratándose de la única opción para un viernes por la noche tarde.

Ponte en mi lugar aparentaba cubrir unas expectativas básicas, nada más allá de lo esperable y así ha sido.

La obra es una comedia que cuenta una historia lineal previsible y que intenta conseguir la risa con gags medianamente típicos.

Una pareja que lleva años de convivencia está cansada de los roles que con el tiempo han adquirido, Silvia se encarga de gran parte de las tareas de la casa además de trabajar como enfermera, mientras que Alberto tiene un puesto en correos y es un fervoroso hincha del Sevilla. Las típicas discusiones de pareja surgidas de la convivencia son el común de sus días. Él no recoge, ella no para un segundo de hacer cosas. En un momento de hartazgo y ella proclama la gran frase que origina toda la obra "ojalá te pusieras un solo día en mi lugar".

A partir de aquí se desarrolla toda la trama de forma que ella pasa a ocupar el cuerpo de él y viceversa, se intercambian los cuerpos pero nada más. Al principio no son conscientes de lo ocurrido pero cuando lo descubren gritan asustados y deciden refugiarse en casa para que nadie les vea, esperando que al día siguiente todo vuelva a su sitio.

Y como es típico en estas comedias, todo empieza a salir mal, el embrollo crece descontroladamente y la situación parece encaminada a desembocar en un desastre o una separación.



Por allí aparece el amigo íntimo de Alberto, Nacho, un ligón un poco jeta, que además trae a su último rollo, la encargada de adopciones que está llevando el caso de Alberto y Silvia. El amigo está seguro de la pareja recibirá un trato de favor de su chica y le estarán eternamente agradecidos. Pero el día en que todo esto ocurre será el peor posible, el del intercambio de los cuerpos.



Además en la casa se viven continuas meteduras de pata debido al extraño intercambio: Nacho no para de hacer bromas machistas a su supuesto amigo, se mete con su mujer. El falso marido defiende a su mujer pero poco a poco se va cabreando con todo lo que escucha. Mientras tanto "Silvia" comparte cosas de chicas con la novia de su amigo, ésta le enseña las tetas recién operadas, ella le presta ropa cuando se le cae un vaso y se moja...

Cada uno de los miembros de la pareja intenta representar su papel defendiendo constantemente al otro y criticándose a él mismo. La agente del servicio de adopción les comunica que es imposible que con esa relación tan destructiva que tienen puedan estar preparados para hacerse cargo de un hijo. El supuesto Alberto escucha estas palabras y acaba de hundirse. La situación se hace insostenible y cuando van a confesar lo que pasa, rotos de dolor, se encuentran una carta que olvidaron en la entrada de la casa, en la que les comunican que ella está embarazada!




El amigo y su novia no entienden nada, Alberto dice estar ¡embarazado! así que optan por huir y dejar en paz a esa extraña pareja en la que no reconocen a sus amigos.

Bromas típicas, personajes histriónicos, argumento previsible, vestimentas de juzgado de guardia... Sirve para pasar un rato.

Si destacaría que hubo algunos momentos en los que los actores tuvieron que salir de sus papeles e improvisar y ahí se pudo ver que era bastante buenos y graciosos... una pena que no les podamos ver en obras más originales.