domingo, 24 de noviembre de 2019

CONCOURS EUROPÉEN DE LA CHANSON PHILOSOPHIQUE. THEATRE LAUSANNE

Genial! Mejor dicho, GENIAL!! Siempre me gusta introducir la obra explicando el motivo por el que la elegí, mi estado de ánimo o mis ganas de ir a verla... Lo que me surja. Pero esta vez me apetece empezar por el final, no hay forma más digna de comenzar.
La obra es genial por diferentes motivos, el tema que trata, la puesta en escena, los actores y no actores... Así contado parece lo de siempre, sólo que bien llevado, pero hay mucho más detrás.

Ahora sí, empecemos por el principio. Partiendo de la necesidad de sacar la filosofía y a sus expertos de sus lugares acostumbrados de debate, se propone que sus discursos se abran al pueblo. Esto se materializa en una propuesta hecha a diez filósofos (antropólogos, politólogos...) de diferentes países de la unión europea que tendrán que escribir una canción que será cantada en un concurso muy similar al de Eurovisión, el Concurso Europeo de la Canción Filosófica.

Suena la conocida música de Eurovisión al comenzar la representación. Dos elegantísimos presentadores salen y reciben nuestro cordial aplauso. En el público estamos todos muy entregados a la obra. Nos explican lo que vamos a ver, nos introducen a los músicos que en directo acompañarán a los cantantes, y lo más novedoso, nos presentan al jurado. Estos son auténticos filósofos, profesores, escritores, músicos! Ellos harán su valoración de las canciones, opinando sobre las letras, el contexto, explicando las teorías que sustentan estas reflexiones, más allá de cada canción. Y el público, como en cualquier concurso de actualidad que se precie, también haremos de jurado. La pasión que pongamos en los aplausos será medida y convertida a puntos. 




Vamos a asistir a un juego, participaremos de él, escucharemos reflexiones muy interesantes, todo además muy ameno gracias a las gran capacidad didáctica y de entretenimiento e improvisación que tienen todos en el escenario. 

Como en el concurso de Eurovisión, todo se hace delante de un notario que asegura la limpieza en todos los procesos. Incluso el orden de las intervenciones ha sido sometida a sorteo. 

Comienza Eslovenia con un extraño personaje y una canción con toques burlones, hablando de temas tan serios como la filosofía clásica basada en el principio de Thales que pone como los valores principales ser humano, hombre y griego. Dando el valor a estos tres conceptos está dejando fuer a a una gran parte de la sociedad, y en este concepto hemos basado toda la filosofía. Consideramos inferior al animal, a la mujer, al extranjero. Sin embargo no somos seres si no convivimos con el resto de individuos, si no pensamos. Pide que rompamos, que hay esperanza en el pensamiento. 


Las críticas son buenas, el filósofo y profesor lo ratifica, el músico puntúa negativamente la baja calidad de la puesta en escena, juzgándolo de esperpento...
Votamos y pasamos a la siguiente canción y así hasta diez actuaciones. El dialogo en el jurado es tan fluido que se sigue fácilmente, sus interesantes reflexiones son casi clases magistrales de esa asignatura olvidada hace años, aportan en todo lo que dicen, hacen comentarios jocosos que nos mantienen totalmente concentrados, todos jugamos al juego que nos han propuesto. El público animado aplaude, se ríe, presta atención, lee las traducciones de los textos, cada uno interpretado en su idioma. 

El siguiente país es Francia que con una atrevida propuesta (el traje de la cantante está hecho de bolsas de basura) nos viene a hablar de los excluidos de la sociedad, todos aquellos que no han cumplido las supuestas normas y son rechazados por un sistema cruel: trans, perroflautas. En el debate se habla de Michel Foucault, y de su estudio de los ideales, los términos de consumo, y de esos tipos infames que no lo cumplen. 


Pasamos a Portugal, país especialmente amigo de España en el festival de la canción. El cantante va caracterizado de lobo y viene a contarnos que el pensamiento está en todos los lugares, ríos, montañas, y para tener una visión amplia y completa hay que ir a la naturaleza, hay que volver al origen y escucharla. Y más allá, la vida no se vive sin un fin, hay que vivir con consciencia y darle un sentido. 


Es el turno de Bélgica. El autor de la letra es matemático y usa la paradoja de Zenon de Elea para indagar en la incapacidad de movernos. La cantante representa una estatua griega.

Noruega ocupa ahora el escenario. Su historia es la de los samis, que ven atacada su tierra y sus recursos. Y reflexiona sobre el daño que se hace a los animales, a los espíritus del bosque. 

Italia canta sobre el mundo capitalista que busca convencernos de que debemos ser los mejores, busca la individualidad por encima de la confianza. La incapacidad para expresarnos, la fragilidad de nuestra existencia nos hace vulnerables. Solo la dignidad nos salvará del fin. 


Alemania habla sobre el avance del totalitarismo en Europa indagando en los sueños que teníamos cada uno y en lo que nos hemos convertido. Para ello utiliza una imagen y música cabaretera, al estilo Ute Lemper. Habla de que todos los exterminadores y dictadores tuvieron un tranquilo pasado, así que ninguno estamos a salvo de descubrirnos un día en un extremo de la balanza.




Lituania presenta un texto muy complicado, difícil de seguir incluso por el jurado a pesar de que tenía las letras previamente. Incorpora un sinfín de ideas en la canción, entre ellas el antropoceno, el hecho de que el ser humano está interviniendo en los sistemas físicos de la tierra. Habla de las teorías de la posthumanidad, en las que se indica que las relaciones humanas han cambiado con los avances de la tecnología y esto implica rediseñar los esquemas sociales y éticos. Una mezcla entre matrix y blade runner, un anuncio del cambio de era y del trabajo que tenemos que hacer para encontrarnos otra vez.


España hace algo diferente, presenta un romance clásico, como aquellos escritos entre los siglos XVI y XIX, en el que el Ser y el no ser se encuentran. El ser pide a Almudena que acabe con él. Y no entendí mucho más, aunque por ser la representante española hicimos el mayor alarde de nuestra parcialidad y votamos desenfrenadamente por esta canción. 


Suiza presenta la canción caníbal. En ella cuenta cómo los antiguos caníbales saboreaban a sus presas. En la actualidad las estructuras engullen, acaban con muchas más vidas de las que ni si quiera somos conscientes. Los muertos en el Mediterraneo, aquellos que perecen en guerras en África, otros de los que nunca se escuchará hablar son las víctimas del sistema inhumano que nos fagocita, el capitalismo.

Con cada actuación, siguiendo el esquema de Eurovisión, los presentadores introducen una pequeña biografía del autor y del intérprete. La del primero, el filósofo, es real. La del segundo es una invención muy adaptada a la historia y la situación del país, normalmente divertidas pero a la vez cargadas de mucho mensaje crítico contra el mundo que hemos creado.

El ganador no importa ya, lo principal es todos los mensajes cargados de realidad que nos llevamos a la salida. Y para que sigamos recordándolos tenemos acceso a las canciones en la siguiente web:




Creo que esta obra deberían de ponerla a los estudiantes de la E.S.O, a los aspirantes a político, en la televisión en la hora de máxima audiencia... Seguro que empezamos a cambiar mentalidades y con ellas a mejorar el mundo.

sábado, 23 de noviembre de 2019

OLAS DE SILENCIO

Hay momentos que son para ir al teatro, en los que irremediablemente necesito sanarme viendo una obra. Cuando pasa el tiempo y no piso una sala, vivo intranquila esperando el momento en el que se apagan las luces y todo empiece, sé que algo me falta y necesito volver a las tablas días seguidos, y así curar mi adicción. 

Hoy necesité de teatro. No tenía en mente ninguna obra así que la busqué rápidamente, muchas de las interesantes ya habían empezado cuando vi que necesitaba ir.

Esta obra sonaba medio bien, exactamente sonaba bien y mal. En el lado interesante encontré que se trataba de teatro inmersivo, no sabía de qué iba esto pero me pareció muy apropiado. En el lado descorazonador, que sus actores eran los alumnos del curso de teatro impartido en el centro, es decir, aficionados. He visto grandes obras de escuelas de teatro (mi primer y mejor Hamlet fue interpretado por alumnos de la escuela de interpretación de Málaga) pero aquí sentí que no iban a ser geniales aficionados.

Pero allí estaba ya, sin pensármelo, enganchada al ritual del teatro. 
El folleto es difícil de entender pero hay dos palabras que me hacen confiar: Harold Pinter. Son tantas las obras que he visto, tanto lo que me ha rondado en la cabeza originado por sus argumentos, tan variado, que creo que voy a disfrutarlo. 
Entramos a la sala y nos invitan a ocupar los asientos distribuidos en el escenario, son pocos, sólo 12. El resto del público ocupará las butacas de la grada. Me animo a la primera fila de la grada y como con un resorte salto empoderada a por uno de esos exclusivos asientos. Hoy quiero participar, siento esa fuerza, esa valentía. 

Tan pronto como empieza la obra, de una en una cuatro personas que ocupan asientos se lanzan a correr, gritar, aparentar una locura. Aquí empiezo a asustarme porque dudo si yo también tengo que hacerlo. Pero las cosas empiezan a tomar su curso. Una de las actrices nos interpela, especialmente a mí, me pide que le dé la mano pero acto seguido otro actor se lanza contra ella, instantes después me hacen cambiarme de sitio... Me pregunta si creo en algún Dios, a otros si matarían en su nombre. En estos momentos no lo sabía pero creo que era la única persona entre el publico que no era amiga de los actores. Eso da un punto extra a la actriz que no fue a lo fácil, a buscar la complicidad de un amigo sino la intervención de una extraña. 

Los personajes son histriónicos, la chica, se encuentra dolida y rabiosa e interroga a los otros personajes. Les venda los ojos y les maneja conforme a sus órdenes. Pregunta al chico, González, si le respeta, pregunta que me pide que yo le repita. Éste se ríe cortadamente, no sabe ni qué contestar. No sabe ni qué decir sobre el hijo que engendró en ella hace años. Es una lucha encarnizada de reproches y silencios. Miércoles, que es como se llama la chica, desespera con la apatía y desinterés de él. 



En el segundo acto retiramos las sillas y las pegamos a la pared. Abandonamos ligeramente el centro de la escena. Hemos retrocedido 8 años en la historia. Aquí una chica llamada Urraca  adora la constitución  y repite sus textos, párrafos y capítulos como en el éxtasis de la oración religiosa. Un hombre aparece con un maletín y cuenta que viene a reclamar que se acabe la Navidad, ya que su madre es muy infeliz porque las ventas en su sex-shop bajan mucho en esa época. Aprovecha para explicar que toda su familia se ha dedicado a ese digno negocio, tanto en barra americana como en salas de exhibición y quiere que sus dos hijas continúen la saga. La congresista, Urraca, huele el maletín y ya no es capaz de separarse de él, por la rendija esnifa como una adicta  el material que lleva dentro. Intenta convencerle para que se lo entregue, se lo quita, esconde, roba, todo vale para hacerse con él. 

Los otros actores se han unido como público entre nosotros. Critican la representación, no les está gustando nada. Así que se monta una pequeña trifulca en la que se enfrentan la chica del publico y el actor. Ella dice ser mucho mejor que él representando ese papel y consigue hacerlo. La lucha se resuelve con una votación del publico y aquí llega algo muy curioso: el combate dará lugar a dos posibles finales en función de quién sea el vencedor. Si gana el chico veremos la versión más purista de Harold Pinter (que ya es decir!!) basada íntegramente en sus textos. Sin embargo, si gana ella asistiremos al Pinter más gamberro y abierto. 
Y el ganador es... la chica. Así que  si la obra no era suficientemente libre e interpretable, le vuelven a dar una vuelta de tuerca. 

El tercer acto será un mes antes del segundo, y aquí veremos el momento en que los cuatro personajes se conocen. Miércoles, Urraca, Gonzalez y Pérez. Este último tiene una tienda china y se hace pasar por ciudadano pequinés, aunque no lo sea, invitando a todos a entrar a comprar. Miércoles y González retozan y no hacen caso de las quejas de Pérez por lo sucio que está todo. Urraca llega a la tienda, obsesionada como siempre. Miércoles descubrirá que se ha quedado embarazada de González y lleva dentro un hijo, que es el que le echará en cara ocho años después, como hemos visto en el primer acto. 

Y esta es la historia o lo que yo he podido sintetizar de lo visto. Y una vez contada, decir que la representación va hacia atrás en el tiempo, como en la gran TRAICIÓN de Pinter. 
Para entender algo más habrá que leerse todos los textos originales en los que se basa esta composición: "ashes to ashes", "interview", "one for the road", "Dialogue for three", y "applicant". 

Y una vez acabado, el director y los actores se sientan delante nuestra para que les preguntemos, dialoguemos. Nos explica que la obra de teatro inmersivo no busca tanto la compresión a través del texto, sino conseguir transmitir sensorialmente y buscar el desarrollo cognitivo. Todo esto se consigue estimulando las neuronas espejo en el público y cambiando lo que esperamos que pasará, rompiendo lo previsible para generar esa provocación que toque la sensibilidad del público en todas sus caras. 

Y quizá lo hayan conseguido, porque, como decían, quizá no hayamos entendido las historias, pero si hemos sentido, el objetivo está cumplido.