La Espuma de los Días es esa obra de la que no sabes lo que
esperas, pero sabes que lo que sea lo que sea te va a remover. En el escenario dos mujeres
toman el sol en bikini. Una montaña de arena de playa con caracolas, un sofá y una butaca, todo esto ocupa el escenario, todo sin mucho sentido, sin sabe qué nos van a traer.
Chick aparece disfrazado de Mickey y nos habla de cómo es vivir en la ciudad del amor, donde es imposible pagar un hotel o invitar a una comida decente. Chick se encuentra engañado y frustrado, solo hace que malvivir, añora una situación mejor y no soporta tener que conformarse con las migajas a las que puede acceder un extranjero. Chick conversa con su amigo Colin, un ser muy diferente a él, despreocupado de los problemas materiales y dedicado a analizar cuestiones más elevadas, justificable por su holgada situación económica. Cuando Chick conoce a Alise y se enamora, su amigo Colin desea
también encontrar a alguien. Él quiere a una persona que le motive intelectualmente
y así descubre a Chloe. Colin se enamora de ella, sus fuertes sentimientos van acompañados de admiración y éstos son mutuos. Se casan. Su vida siempre está acompañada de un crecimiento personal y como pareja gracias a un continuo análisis de las dudas existenciales.
Colin hablará durante toda la obra de todos aquellos momentos de la vida, el amor, la soledad, la muerte, la religión, la esclavitud del trabajo. Pero raramente nos lo cuenta como un diálogo entre personajes del que extraemos ideas y textos, más bien nos hablan directamente a nosotros con un extraño tono entre pedagógico y destructivo, con un aire de suficiencia de quién ha vivido y meditado sobre todos los temas y ahora solo le queda dar sus conclusiones y llegar a su fin.
Entre Colin y Chloe hay algo de diálogo pero es mucho más importante cómo sus cuerpos se mueven, interactúan, bailan, giran y se retuercen contándonos el resto de la historia que no está en palabras.
La belleza de la obra está en muchas partes, pero la genialidad de esta adaptación es la de usar tantos recursos para contarnos una típica historia de amor.
El tiempo les acompaña, los años les hacen madurar y quererse aún más pero también dudar. Ya los movimientos se templan, no sugieren tanto el enamoramiento alocado sino las luchas internas. Ella quiere saber si él la seguirá queriendo si fuera un ser mutilado, y él no duda, ¡sí!
Y como una premonición, ese momento llega. El cuerpo de Chloe sufre amputaciones, cercenamientos a causa de la enfermedad. Ella cae y él vuelve a levantarla, un saco de huesos que pierde las fuerzas por luchar. Hasta que su llama se extingue.
Mientras, Chick y Alise luchan por vivir. Él siempre odió su trabajo en un parque de atracciones divirtiendo a los niños. Junto a Alise se siente bien pero nunca vivirá plenamente, a su alrededor todo se extingue. Ve en las ratas el único ser vencedor, que dominará el mundo. Alice deja de admirarle y quererle, para ella Chick se ha convertido en un ser vacío.
Cuando Chloe muere Alice confiesa a Colin su amor por él. Pero Colin solo hace que recrear a la que fue el amor de su vida y le dejó.
Cuerpos desnudos bailan, cantan, recitan, se desgajan, se pierden y se encuentran. El dolor está presente en cada momento, al igual que en la vida real. Obra existencialista que se dedica a romper y acabar con todos los estamentos sociales fijados hasta antes de la Segunda Guerra Mundial. Por eso la obra es irrespetuosa, faltona, destructiva y muy muy sincera, y por esa verdad engancha tanto.
Impresionante música, recreando lo que hacía Boris Vian con sus libros, siempre unidos a composiciones. Belleza máxima en la mezcla de todas las partes. Y esa espuma final que todo lo ocupa, que sube y baja, efímera y bella como la vida.
Del texto habría mucho que decir pero la obra toca tantos temas y va tan rápido que es imposible absorber tanto. Ahora solo deseo coger su libro y destriparlo entero.
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