viernes, 10 de enero de 2020

VETE DE MIS SUEÑOS

Disfrutar del teatro en cualquiera de sus formas es una suerte, un placer y un lujo. Hay casi tantos formatos como obras, los grandes montajes, las cercanas, las pensadas para ser vistas por poco público, las que parecen que susurran al oído. Todas interesantes, todas diferentes y todas buscando un mismo fin: viajar con el público. 


Me gustan casi todas, el hecho de ir al teatro es lo que disfruto, revisar la cartelera, elegir la obra, preparar la ida, esperar la apertura de la sala, esos nervios al entrar-sentarme-esperar, la oscuridad del comienzo, las ganas de descubrir a los personajes... todo en sí es un ritual maravilloso.   

Hoy elegí una obra fiándome de los comentarios del público. No suelen fallar, al menos hasta ahora, siempre que se revise bien en qué basan su puntuación y que sean afines a los gustos de cada uno. 

La obra había pasado antes por la sala Guindalera, lo que era una garantía de calidad, y gracias a su éxito se hacía ahora en el Luchana.
Este teatro se presenta ahora como un mercado moderno donde consumes igual una cerveza que una obra. Llaman a las salas como cuando gritan tu número en la pescadería. Resulta curioso, muy diferente de la casposidad de algunos teatros de la Gran Vía. 

Me pido la primera fila, me gusta estar muy cerca de los actores, casi dentro del escenario, si la obra lo permite. Da la sensación de que estás sola, que actúan para ti. 

La obra elegida es una simpática comedia de dos personajes con una historia detrás. 


Susi está atendiendo a un cliente en su peluquería cuando de repente éste se queda dormido. Ella se asusta, le grita, le echa agua hasta conseguir despertarle. Entre ellos se entabla una conversación en el que la alegría de Susi lo ocupa todo y abruma al joven y tímido Javier. La charla lleva al chico a contar que sus padres han muerto y que vive con su abuela, que también morirá pronto. 
Ella siente que él es especial y se lanza a invitarle a cenar a su casa. Él está apabullado y no sabe responder que no, además está entre asustado e hipnotizado por las tijeras que ella maneja en sus manos. Se las roba y huye a su casa. Allí hace un amago de cortarse las venas pero en ese momento su abuela le llama. Discuten cuando él le comunica su cita de esa noche, a ella no le parece bien debido a su enfermedad, relacionada con sus intentos de suicidio. Javier está dispuesto a ir a la cena, aburrido de estar siempre encerrado en su casa. 


Cuando esa noche se encuentran, Susi está muy nerviosa. Habla frenéticamente, cuenta su vida, su soledad, su intento de creerse que es feliz. Javier por su parte intenta huir varias veces pero ella no le deja. Ella expone sus ideas sobre la vida desde su sencillez y su emoción. En cambio él calla y solo habla cuando ella le obliga. Al fin Javier cuenta sus deseos de acabar con su vida, mientras ella muestra su frustración que intenta mitigar haciendo daño a aquellos que la rodean y les va bien, como su jefa, a la intenta gastar un pesada broma. 


Él también explica su enfermedad, la narcolepsia repentina, es decir, cuando se pone muy nervioso se duerme al instante, incluso cayendo al suelo si se encontraba de pie. Cuando ella flirtea con él Javier cae profundamente dormido. 

Ella desea encontrar a un hombre que la haga feliz y por Javier siente una mezcla entre atracción y ternura. Él ha vivido poco pero junto a ella prueba muchas cosas nuevas: fuma un porro, baila, abraza, besa. Todo ello mezclado con ataques de sueño repentino en los que desvela el origen de su enfermedad. 



En sus sueños conocemos su pasado, que olvidó para protegerse pero le acompaña cada día. Estos cuentan la falta de cariño que siempre le mostró su madre, la muerte de su padre en un accidente de tráfico, su miedo por perder a su abuela. En el último sueño la protagonista será su madre, que le abandonó cuando tenía 10 años porque no soportaba haber perdido a su marido y verle cada día reflejado en su hijo. 

Cuando Javier recupera la consciencia, Susi le cuenta que ella abandonó a su hijo y poco después su madre le comunicó que éste había muerto. Entonces Javier ayuda a Susi a encontrarse con su hijo, a sentirle cerca y a pedirle perdón. Sus vidas son paralelas, se aproximan pero cada uno ha afrontado de una manera diferente el rechazo y la soledad. Y ambos juntos han aprendido a ayudarse, a complementarse, a aportar lo que al otro le falta. En ese momento una nueva llamada de la abuela desvela el final más esperado: "No me dio tiempo de decírtelo... Cuidaros". 


Algo atrajo a los personajes desde el principio, algo que está por encima y es el amor, el reconocimiento que siempre existe entre una madre y su hijo.Susi se pregunta si una madre puede perdonar a un hijo, al igual que éste perdona a su madre. La respuesta está en que Javier fue a la peluquería animado por su abuela.

La obra es tierna y divertida, buscando en bastantes momentos la profundidad de los diálogos, el reflejo en personas reales de las que nos cruzamos cada día, los pequeños y grandes problemas y las incoherencias perdonables. A su vez es amena y divertida, usando el diálogo para arrancarnos sonrisas, buscando la forma en que la historia cuadre. Los actores son bastante buenos, encajan perfectamente en sus papeles, la obra en conjunto es un muy agradable rato de teatro. 

 

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