viernes, 27 de abril de 2012

EXTRAÑO ANUNCIO


Llegué con tiempo de sobra, ocupé mi sitio, un estupendo asiento en primera fila, incluso centrado. Curiosamente, a pesar de estar el teatro lleno,  alrededor mío no había nadie sentado, ni a izquierda ni a derecha, así que alguna vez pillé a algún actor mirándome de soslayo, como preguntándose qué pasaba en la primera fila. Bueno, lo importante es que llegué al teatro Valle-Inclán  con tiempo suficiente para leer mi folleto tranquilamente y relajarme.

Vuelvo al teatro de las obras desconcertantes, pero esta vez he sido avisada de que la obra “se entiende y está bien”, así que me siento confiada y creo que disfrutaré con la representación. Pero leo y releo el folleto y no consigo entender nada de lo que aquí va a pasar. El texto que presenta la obra fue escrito por su autor, Adolfo Marsillach, allá por el año 92, cuando ésta se estrenó. La obra nos habla sobre lo que ocurre y la verdad de este hecho y a la vez, sobre lo que nunca ha pasado, los acontecimientos que no se han llegado a dar y qué de verdad hay cuando estos se dan. Visto así se podría decir que la obra encaja bastante con el teatro en el que estamos.

Pero a pesar de este sentido enrevesado, la obra está representada de forma clásica: la acción transcurre en el salón de una lujosa casa, los personajes no son en absoluto estrafalarios y los textos son claros con diálogos amenos y divertidos.

Un señor que se está afeitando es interrumpido, alguien llama al timbre de su casa. Un chica joven aparece en la puerta y pregunta por la casa en venta, salió publicado en un anuncio en el periódico días antes. El hombre amablemente explica que se ha producido un error, pero ella insiste en que todo es correcto, ya que llamó al teléfono del anuncio y habló con la señora de la casa, que le dijo que el motivo de la venta era que se había quedado viuda hacía un mes. El señor, marido supuestamente de la señora viuda queda desconcertado, pero intenta buscar una explicación a esta situación absurda, ¡él está ahí, y vivo! A partir de aquí todo comienza a empeorar para él, su estado “vivo” es cada vez más cuestionado por diferentes personajes que van pasando por la casa: un hombre viene a cobrar la factura de su entierro, otros vienen a llevarse los muebles al piso a donde se trasladará la viuda. Todo apunta a que él miente, pero si miente, está muerto, así que no estaría ahí. Incluso una supuesta llamada de su mujer, que fue a visitar a su hermana enferma en Barcelona, no consigue aclarar lo que allí está pasando, la línea telefónica se corta en el momento más comprometedor, ¿de verdad había alguien al otro lado de la línea? Las dudas arrecian sobre el pobre señor medio vivo. Para colmo, aparece un periódico con su necrológica, todo encaja menos el vivo.

En una nuevo acto el señor de la escena anterior acaba de levantarse. Durmió mal por un extraño sueño que no acaba de recordar, algo así como que aparecía gente en su casa que le decía que estaba muerto. Se lo cuenta a su mujer durante el desayuno, pero ella le quita importancia. Sin embargo, momentos antes alguien ha venido preguntando por el anuncio de la venta de la casa y ella ha explicado que la vende porque su marido se suicidó allí mismo un mes antes.
El hombre sale a pasear y durante este rato volverán a pasar por la casa el cobrador del entierro y los chicos de la mudanza, esta vez se encontrarán con la señora que, desconcertada, intenta explicarles que su marido vive y lo que reclaman no tiene razón de ser. Pero su hermana ha caído enferma y se tiene que ir a Barcelona. Así que todo vuelve a encajar menos el muerto que está vivo. El supuesto sueño es una realidad, o es todo sueño o todo realidad, menos el muerto que no puede ser real sino que es un sueño.

Y en este desconcierto, parece que lo único real es que la señora publicó un anuncio y quizá con ello desencadenó todo lo que tendría que haber pasado de haber sido real.

Y por si aún no estuviera suficientemente embrollado, viene el final: días después la chica interesada en comprar la casa, viene a verla y encuentra el cuerpo del marido muerto, suicidado en la bañera. Y su esposa llama justo en esos momentos desde Barcelona.

Quizá el hecho de pensar en algo que puede pasar, o un simple cambio o error a nuestro alrededor puede llegar a desencadenar situaciones incontrolables que a priori eran insospechadas.
Quizá un cambio puede desencadenar consecuencias no sólo en el futuro, también en el pasado, que cuesta asimilar.

Yo llamaría a esto teatro absurdo (sin ningún menosprecio), porque no consigo explicar lo que ha pasado aquí de otra manera que me convenza más.

sábado, 14 de abril de 2012

EL LIBRO INFINITO

Hace tiempo senté un precedente al que no podría ya faltar, escribir una critica de una pequeña representación teatros, algo a lo que no se si podría llamar a priori ni obra de teatro. Pero, como en aquella ocasión, una sencilla representación, gratuita por otro lado, consigue sorprenderme de una forma muy especial, más que algunos grandes montajes.
Así que no tengo más remedio, la obligación está creada y la suerte echada, abro mi block-blog y cuento todos los momentos especiales de los que he pedido disfrutar con esta gran obra.
Se cumplen 300 años de la creación de la Biblioteca Nacional Española (BNE), una fecha única para lucir las mejores galas, celebrarlo por todo lo alto. Las joyas de la BNE salen a la luz, el Beato de Liébana, textos de Isabel la Católica, incunables, códices, miniaturas, grabados, etc. Y por si eso no fuera bastante, deciden crear una obra para la ocasión, una representación que cuenta la historia de la institución. 
Instructivo, pero no muy entretenido, eso pensé yo. Pero creo que cuando las cosas se hacen con cariño y algo de conocimiento, es posible transmitir todo lo que se quiere. La obra cuenta de forma amena, rigurosa e instructiva, lo que nos quiere enseñar. 

Por allí pasan grandes personajes, vitales en la historia del centro. Su fundador, Felipe V, rey venido desde Francia siendo muy joven, decide crear la institución para el pueblo (noble, no llano) y ceder su biblioteca y los tesoros que guarda el Alcázar. Melancólico y apasionado con lo que le interesa, quiere cubrir las funciones de su puesto siendo útil, ya que él ni tan si quiera se planteó ser rey. Y así se crean los primeros fondos en la iglesia de la Concepción, cerca y conectada con el Alcázar. Allí se guardarán las grandes obras de los nobles vencidos, no volverán a perderse entre los que integran el bando vencedor. También una obra de cada libro editado deberá ser entregada a los fondos de la BNE. Los primeros tesoros llegan en 1712. 
Goya también tiene su lugar en esta fiesta, ha luchado por un país y ya agotado se despide de nosotros, de España. Vivió la guerra de la Independencia, el reinado del déspota Fernando VII, su década ominosa y ahora, viejo, sordo, atormentado por sueños, voces,  brujas, decide dejar su  quinta y su amado país. Pero antes de irse viene a recordarnos que trajo la litografía, se rió de la Academia de San Fernando que no apreció su arte, creo los Caprichos para su propio disfrute, los Desastres, los Aquelarres. Ahora lo deja todo, parte a un país que le querrá mejor. 


Barbieri viene a honrar la zarzuela y con ella la vida de Madrid. Su obra se crea en la calle de donde el bebe el arte que plasma en sus piezas. Admira la chulería, el piropo, la idiosincrasia de la vida de esta ciudad. Así se embarca en una locura, la creación de un centre para la representación del género chico, y cinco años después deciden construir el teatro de la Zarzuela. Barbieri nos cuenta orgulloso que él también tiene su sale, dedicada a la música y las partituras y recuerda a todos sus amigos, entre ellos, Menéndez Pelallo, que honra la puerta de este edificio.


Y de todos los posibles invitados a la fiesta de cumpleaños, falta el que se merece con más legitimidad dar su nombre a una sala, Miguel de Cervantes. Llega hasta nosotros después de haber sufrido muchas penalidades, una locura de juventud, un duelo le hizo huir para no perder su mano derecha, pero, cosas del destino, acabó en una guerra y en la cárcel y perdió su brazo derecho. Ahora sólo busca paz y tiempo para poder contar todo lo vivido, puede ser divertido contar y leer sus historias, ¿seré capaz de escribirlas?, se pregunta. Y mientras ha tenido tiempo para pasear por la biblioteca, y descubrir alguna joya como El Aleph de un tal Borges. Hay un punto en el que se concentra todo y desde el que se puede ver todo, qué curioso! 

Así dejamos a estos personajes y sus sombras, sus trabajos bajo el manto de la Biblioteca, que les protege y guarda. Porque la BNE ha estado presente durante toda la fiesta, disfrutando de sus obras, sus palabras, el amor desmedido que siente la gente por lo que allí se guarda. Y es que la BNE vive de la gente que está allí disfrutando con todas sus obras, sueña lo que ellos sueñan y crece con cada uno de ellos. 





jueves, 12 de abril de 2012

LA PIEL EN LLAMAS

Es genial volver al teatro y encontrarse una obra como ésta. Y soy tan tajante llamándola "genial" porque la obra consigue contar una historia interesante, actual, real, y de una forma atrayente, metiendo al público en el argumento y creando una sensación perturbadora. Somos cómplices de lo que está pasando en escena, no de todo (o  sí) pero al menos de una gran parte, porque hemos aceptado el juego, y también por omisión, por no luchar contra este sistema hipócrita. 

La obra también es genial porque sabe contar la historia de una forma muy original, vemos dos escenas en una, intuimos algo de la conexión entre ambas, pero hasta el final no acaba de aclarase. Un recurso muy utilizado en el cine pero que en teatro es bastante más difícil de llevar a cabo. Y aquí lo consiguen, de forma algo evidente pero que queda bastante original. 

 Las dos historias transcurren en el mismo hotel de un país pobre e inestable en guerra perpetua. Un fotógrafo vuelve a recibir un premio por la foto que tomó hace más de veinte años, solo que ahora el premio lo recogerá de manos del nuevo gobierno democrático del país donde tuvo lugar el conflicto. Vuelve después de tantos años al lugar que le dio la fama y la infelicidad. Allí una periodista intenta sacarle información, quiere saber más de lo normal y cuestiona la moralidad de la imagen: una niña es lanzada como un cohete por el impacto de una bomba que ha caído a sus espaldas. Todos saben que ese premio no es más que una cortina de humo, un lavado de cara de un gobierno corrupto de un país en guerra, pero aceptan y callan por el beneficio que les reporta.  El fotógrafo se esconde tras una imagen de insensibilidad que esconde el dolor que guarda desde ese momento, un dolor que no le abandonó y no le permitió progresar. 

La segunda historia, entrelazada con la primera, cuenta que un médico de Naciones Unidas recibe los favores sexuales de una mujer a cambio de tratar a su hija enferma.Todas las perversidades y vejaciones serán aceptadas si a cambio hay una posibilidad de salvación para la pequeña. 

Un mundo corrupto en las pequeñas y las grandes cosas, un juego del que es difícil salir porque los que pueden, reciben beneficios y los que no, tienen poca fuerza para gritar.
Así la periodista local intenta ver humanidad en el fotógrafo, y sus preguntas incómodas sólo molestan al acomodado profesional. ¿Qué es lo que mueve a la reportera a intimidarle? ¿A querer saber tanto de sus sentimientos? Ella es la niña que salió volando por los aires, la protagonista anónima de la foto y quiere conocer al hombre que no la socorrió, quiere darle una oportunidad de vivir si vale la pena, y si no matarle. Él nunca fue valiente, sólo estuvo en el momento acertado en el lugar idóneo y eso arruinó su vida. Ahora tiene una oportunidad de reconciliarse con ella, se enfrenta a un arma y una verdad dudosa, pero la realidad que vive es mucho peor, una familia destruida, una lucha sin descanso con sus remordimientos y un mundo que ha convertido su única buena acción en una moneda de cambio, una excusa para limpiar la imagen de los sucios negocios,un merchandising absurdo.

Así que al decidir entre una pistola o la posibilidad de escapar prefiere quedarse, verse con su pasado, y salir victorioso o morir. La niña periodista  dispuesta a matarle ve en su acto la luz que había dado por perdida, y ahora quiere que él la reconozca, la crea. Pero para él lo importante ya no es si es ella o no, ahora él recupera el sentido que había perdido, y junto a ella decide emprender la tarea de difundir lo aprendido, lo que hay detrás de tanto conflicto, el engaño al que somos todos sometidos, la esperanza de salir adelante, como es el caso de ella. 

¿Y cómo unir esto a la segunda historia? Pues el corrupto miembro de Naciones Unidas, gran vencedor de este juego, nunca tocado o afectado, disfruta de su situación dominante, porque la hija de la entregada mujer murió ayer, pero él calla para seguir beneficiándose de ella. En un arranque de dignidad reconoce la verdad y abandona a la mujer en la habitación del hotel, tiene que ir a ver a su amigo fotógrafo, concretar su actuación en la entrega de premios. La mujer desesperada, sin rumbo ni sentido, se tira por el patio del hotel. El fotógrafo, al llegar al hotel un rato después (porque las historias a pesar de ser contadas a la vez tienen un pequeño desfase en el tiempo), la encontrará muerta, suicidada, como una consecuencia de la situación terrible y absurda en que vive ese país.

La obra consigue contar una gran historia, angustiarnos, hacernos participes de lo que está pasando, violentarnos hasta el extremo, y mantener a la vez el interés en la acción. No suelo fiarme de las nuevas obras y los jóvenes autores, pero creo que esta vez ha sido uno de los mejores aciertos.