sábado, 14 de abril de 2012

EL LIBRO INFINITO

Hace tiempo senté un precedente al que no podría ya faltar, escribir una critica de una pequeña representación teatros, algo a lo que no se si podría llamar a priori ni obra de teatro. Pero, como en aquella ocasión, una sencilla representación, gratuita por otro lado, consigue sorprenderme de una forma muy especial, más que algunos grandes montajes.
Así que no tengo más remedio, la obligación está creada y la suerte echada, abro mi block-blog y cuento todos los momentos especiales de los que he pedido disfrutar con esta gran obra.
Se cumplen 300 años de la creación de la Biblioteca Nacional Española (BNE), una fecha única para lucir las mejores galas, celebrarlo por todo lo alto. Las joyas de la BNE salen a la luz, el Beato de Liébana, textos de Isabel la Católica, incunables, códices, miniaturas, grabados, etc. Y por si eso no fuera bastante, deciden crear una obra para la ocasión, una representación que cuenta la historia de la institución. 
Instructivo, pero no muy entretenido, eso pensé yo. Pero creo que cuando las cosas se hacen con cariño y algo de conocimiento, es posible transmitir todo lo que se quiere. La obra cuenta de forma amena, rigurosa e instructiva, lo que nos quiere enseñar. 

Por allí pasan grandes personajes, vitales en la historia del centro. Su fundador, Felipe V, rey venido desde Francia siendo muy joven, decide crear la institución para el pueblo (noble, no llano) y ceder su biblioteca y los tesoros que guarda el Alcázar. Melancólico y apasionado con lo que le interesa, quiere cubrir las funciones de su puesto siendo útil, ya que él ni tan si quiera se planteó ser rey. Y así se crean los primeros fondos en la iglesia de la Concepción, cerca y conectada con el Alcázar. Allí se guardarán las grandes obras de los nobles vencidos, no volverán a perderse entre los que integran el bando vencedor. También una obra de cada libro editado deberá ser entregada a los fondos de la BNE. Los primeros tesoros llegan en 1712. 
Goya también tiene su lugar en esta fiesta, ha luchado por un país y ya agotado se despide de nosotros, de España. Vivió la guerra de la Independencia, el reinado del déspota Fernando VII, su década ominosa y ahora, viejo, sordo, atormentado por sueños, voces,  brujas, decide dejar su  quinta y su amado país. Pero antes de irse viene a recordarnos que trajo la litografía, se rió de la Academia de San Fernando que no apreció su arte, creo los Caprichos para su propio disfrute, los Desastres, los Aquelarres. Ahora lo deja todo, parte a un país que le querrá mejor. 


Barbieri viene a honrar la zarzuela y con ella la vida de Madrid. Su obra se crea en la calle de donde el bebe el arte que plasma en sus piezas. Admira la chulería, el piropo, la idiosincrasia de la vida de esta ciudad. Así se embarca en una locura, la creación de un centre para la representación del género chico, y cinco años después deciden construir el teatro de la Zarzuela. Barbieri nos cuenta orgulloso que él también tiene su sale, dedicada a la música y las partituras y recuerda a todos sus amigos, entre ellos, Menéndez Pelallo, que honra la puerta de este edificio.


Y de todos los posibles invitados a la fiesta de cumpleaños, falta el que se merece con más legitimidad dar su nombre a una sala, Miguel de Cervantes. Llega hasta nosotros después de haber sufrido muchas penalidades, una locura de juventud, un duelo le hizo huir para no perder su mano derecha, pero, cosas del destino, acabó en una guerra y en la cárcel y perdió su brazo derecho. Ahora sólo busca paz y tiempo para poder contar todo lo vivido, puede ser divertido contar y leer sus historias, ¿seré capaz de escribirlas?, se pregunta. Y mientras ha tenido tiempo para pasear por la biblioteca, y descubrir alguna joya como El Aleph de un tal Borges. Hay un punto en el que se concentra todo y desde el que se puede ver todo, qué curioso! 

Así dejamos a estos personajes y sus sombras, sus trabajos bajo el manto de la Biblioteca, que les protege y guarda. Porque la BNE ha estado presente durante toda la fiesta, disfrutando de sus obras, sus palabras, el amor desmedido que siente la gente por lo que allí se guarda. Y es que la BNE vive de la gente que está allí disfrutando con todas sus obras, sueña lo que ellos sueñan y crece con cada uno de ellos. 





1 comentario:

  1. Me parece bien que comentes también las obras llamadas "pequeñas", ¿por qué no? Todas aportan algo, y en este caso, no es una trama dramática desarrollada por un escritor, sino un suceso real, un edificio y su historia.

    Me cuesta un poquito seguir los párrafos iniciales de la crónica. Intenta escribir como si hablaras conmigo, con sencillez, con soltura. Y si no en persona, yo te responderé cuando lo lea.

    Crítica interesante y algo más que he aprendido de la biblioteca nacional gracias a tí.

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