domingo, 17 de noviembre de 2013

TÉTRADAS

Cuatro obras cortas de Harold Pinter forman la representación Tétradas, en el teatro de la Puerta Estrecha. Esta sala es uno de los espacios alternativos que más estrictamente lleva a cabo el compromiso social y político a través de sus obras.

Harold Pinter pretende enfrentarnos a lo peor de nosotros con cada texto. Siendo niño vivió los horrores de la Segunda Guerra Mundial, esto le impactó e imprimió en su forma de escribir un sello único. En muchos casos sus obras rozan el absurdo como una explicación de nuestra historia reciente.

Con Precisión,  Pinter nos habla del horror de la humanidad, sin tratar de ningún drama concreto, aunque se detectan trazos del nazismo. Dos hombres charlan en torno a una mesa, mientras que toman una copa. Hablan del éxito que han tenido en su negocio aunque parece que el acuerdo final no dejó a todos contentos. Ellos han cobrado por su trabajo de forma satisfactoria, pero mencionan que los veinte millones no son suficientes según los últimos comentarios hechos por los de la otra parte. ¿Pero veinte millones de qué? ¿Hablan de dinero, de personas? No, la cifra trata de muertos. El pacto inicial parece haberse quedado corto y ahora incluso se está pensando en cincuenta o sesenta millones. ¿estamos ante un acuerdo del número de muertos para conseguir una rendición, un pacto en el que el ganador será el mayor criminal? Con precisión se habló de una cantidad, pero los millones de muertos pueden variar sin mayor problema ético.


Una especie de Alaska es la historia de una joven que lleva treinta años postrada en una cama en estado vegetativo. Por fin despierta, pero no es consciente de lo ocurrido. Se siente la niña que era cuando su cuerpo se paralizó, sufrió un shock. Ahora no reconoce a la persona que se sienta junto a su cama, no entiende y no quiere entender los mensajes que éste le da sobre todo lo ocurrido. Todo ha cambiado, su familia ha sufrido durante estas décadas, mientras que ella no sabía nada de lo ocurrido. Sin embargo despertar le obliga a aceptar la verdad. Su médico, que se casó hace más de 20 años con su hermana pequeña, se convierte en el objetivo de su amor, un acto esperable en una niña de 15 años pero no en una mujer de 45. Deborah, que es como se llama la niña-mujer, escucha la versión que le cuentan su médico y su hermana, aceptando aquella que más le permita sobrevivir a esta realidad.


El Nuevo Orden Mundial es otro texto sobre el horror. Un hombre se encuentra detenido, sus captores, que se entiende que pertenecen a las fuerzas del orden, utilizan como recurso el acoso psicológico para hacerle hablar. No veremos violencia física sino verbal. El miedo y las amenazas son el instrumento usado, sus víctimas serán él y su familia. Pero estas amenazas nunca se concretan en ningún ataque real, porque saben que la mente de una persona puede inventar sus peores horrores, una especie de 1984 en teatro. Cuando uno de los captores grita de emoción porque dice "sentirse una persona pura", el otro le corrobora que con sus actos hacen el bien, trabajan para conseguir la ansiada democracia. 


Estación Victoria será quizá uno de los textos más absurdos de Pinter. Llamar a Pinter absurdo es arriesgado ya que tras varios análisis de su obra siempre se encuentra un significado profundo y complejo. También de eso se trataba el teatro del absurdo. 
En esta obra dos personajes se comunican por una emisora de radio. Uno es taxista, el otro es el agente que recibe los avisos de clientes en la central. El agente quiere localizar al #274, ya que sabe que está cerca del próximo encargo. Pero #274 no está dispuesto a dejar el lugar donde se encuentra, los alrededores de un parque oscuro. El agente se desespera al no conseguir ninguna señal del trabajador de que va a realizar su cometido, pero es que el taxista se siente feliz, relajado porque se ha enamorado de la clienta que está llevando en el taxi. La conversación cambia de registro y el agente parece haber modificado su tono de violento a irónico. Intenta convencer al taxista para que no se mueva del lugar en el que está parado porque quiere pasar allí, conocerle e invitarle a unas vacaciones juntos en Barbados. ¿es ironía o es que el agente ha descubierto el amor a través de los sentimientos del taxista hacia su clienta? Quizá su trabajo ha perdido todo el sentido al reconocer a una persona feliz y enamorada. El agente que actuaba como "Gran Hermano", ante la rebeldía de uno de sus hijos decide dejarlo todo y ser libre. Habrá que darle otra vuelta a esta corta pieza, con más fondo del esperado.

Las historias están magníficamente interpretadas por el equipo de cuatro actores. Eva Varela les dirige además de hacer un pequeño papel y aunque el equipo está estupendamente representado por sus actores, siempre se agradece verla en escena. 

El escenario cuenta con el mínimo mobiliario necesario: una mesa, dos sillas y una cama. El cambio entre una y otra obra se realiza de forma realmente sencilla, sin artificios, lo que nos ayuda aún más a centrarnos únicamente en el magnífico texto. 

Sobre las bolsas de papel que cubren las cabezas de algunos actores, no tengo ni idea. Supongo que la compañía ha decidido, después de varias actuaciones, eliminar este elemento de la actuación. En la representación a la que asistimos, pudimos ver las caras de todos los personajes.

viernes, 15 de noviembre de 2013

DUET FOR ONE

En la sala Guindalera hoy podíamos deleitarnos con una de las mejores familias del teatro, los Pastor. Dos tercios de sus integrantes se iban a poner ante nuestros ojos, para hacernos disfrutar como siempre y como nadie del buen teatro.

Duet for one no se podría clasificar como una obra sencilla. Basada completamente en el texto, sin atrezzo o agentes externos que den pie a la actuación, todo el peso recae sobre los actores, en una obra sin descanso. Por eso cuando quiero ver buen y puro teatro me acerco a su sala.


Juan Pastor es el doctor Feldman, Ana Pastor es la señora Abraham, esposa del conocido pianista Leiberman. Solos en escena, nos contarán de qué trata la vida, cómo superar las dificultades y cómo entender nuestras limitaciones.

Ella ha ido a la consulta del conocido doctor aconsejada por su marido. Aún es muy joven pero una dolencia crónica grave la ha obligado a abandonar su pasión y profesión, concertista de violonchelo, y ha quedado postergada en una silla de ruedas. Padece esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa y sin cura que le ha hecho renunciar a sus sueños y a su futuro.


El diálogo entre ambos nos enseñará la debilidad del ser humano, la capacidad de ocultar sus verdaderos sentimientos bajo muchas capas, de crear y creer engaños como medio de subsistencia. Cada pregunta enerva más a la joven que siente como el mundo inventado se resquebraja y pierde su función de protección.

El psiquiatra indaga en la relación con su marido, basada esencialmente en la música que les unió y que ahora que se ha vuelto inexistente y les separa. Analiza la relación con sus padres: su madre renunció a su carrera como pianista para acompañar a su marido, y ese sacrificio se ve reflejado en ella, que lucha también sin medida. La lucha de la señora Abraham, Stephanie, también es la de una hija que pierde a su madre y se debe de enfrentar a un padre de mente estrecha para convertirse en lo que quiere ser, una gran violonchelista. Su vida hasta aquí ha sido una lucha continua por alcanzar sus metas, y con 36 años enferma de la peor manera posible, ya que sabe que nunca volverá a tocar su instrumento.

Y así sus distintos intentos por mostrarse fuerte son desmontados una y otra vez por un doctor que sufre el despecho de su paciente hacia el tratamiento. Ante confesiones sobre suicidio, humillaciones y desprecios que ella misma se infringe, el señor Fieldman acaba desvelando lo que realmente piensa de esa niña asustada y cobarde que ve en su paciente. Y le indica el auténtico camino de la vida, que es vivirla, enfrentarse a cada problema que nos encontramos para resolverlo y ser mejores personas. Con estas palabras, con esta verdad frente a ella, Stephanie no tiene más recursos para ocultarse, para esconderse detrás de su máscara.

Así que en la última sesión psiquiátrica, Stephanie confiesa que no volverá a su consulta porque no hay solución posible para ella. Porque su vida no está del lado de la realidad, sino del de la magia de su música y una vez ésta ha desaparecido no hay forma de volver al mundo real, el que dejó siendo una niña.


La sencillez y dureza con la que ambos actores nos van enfrentando a la vida es magistral, supongo que este mérito debería de ser repartido entre autor, director y actores. Destaco al autor porque escribió esta obra hace pocos más de 30 años, pero ésta conserva un toque clásico muy especial.

La historia está basada en la vida de Jacqueline du Pré, esposa de Daniel Baremboin, el famoso pianista. Como nuestra protagonista Jacqueline, vivió para el violonchelo y murió de esclerosis múltiple.

Y ahora, después de esta estupenda obra, sólo pondría una objeción. Parece que la sala Guindalera está empeñada en especializarse en casos raros, enfermedades de dificil tratamiento y con una afección importante en la psicología de los personajes (Molly Sweeney, La máquina de abrazar).

Sobre los actores hay poco más que decir, sólo añadiría que María Pastor me ha gustado aún más si cabe que en otras representaciones.


viernes, 8 de noviembre de 2013

DIARIO DE UN LOCO

Si pienso en un autor ruso, elegiré como no, a Anton Chejov. De él he visto casi todo lo que ha pasado por los escenarios de Madrid. Pero en ocasiones suena otro gran dramaturgo del que casi todo lo representado tuvo buenas críticas: Nikolai Gogol. Alguna entrada de sus obras está colgada en este blog, como la de El Inspector.

El Matadero ha traído a escena un monólogo suyo, y han elegido a mi adorado José Luis García-Pérez para su representación.



El escenario es una gran jaula, donde todo nos recuerda el encierro, la falta de libertad. Cuando entramos a la sala encontramos que Aksenti Ivanovich ya nos espera en escena. Nos observa y nos sonríe encaramado a las alturas del escenario.

Aksenti viene a relatarnos su vida a modo de diario. Así nos hace participes de sus sueños, aspiraciones e infelicidades. Nos cuenta que ocupa un puesto de alto funcionario en la administración rusa. Se encarga entre otros temas, de preparar las plumas de escritura para el director de su empresa, una labor muy importante y por la cuál está muy bien valorado por éste. En cambio su jefe, que le tiene envidia, le humilla y maltrata constantemente. Pero de quien Aksenti busca la admiración es de Sophie, hija del director, a la que ama secretamente.



Una mañana Aksenti se topó con la joven que entraba a una tienda. Su perrito se quedó esperando en la puerta y él pudo asistir a uno de los hechos más insólitos de su vida: la conversación entre el perro de Sophie y otro de unas vecinas. Aquí empezamos a sospechar que algo en la cabeza de Aksenti no funciona bien del todo, aunque quién sabe cuál es la verdad, que es lo que no marcha bien.

Aksenti pretende averiguar algo más sobre esta extraña historia y consigue robar la correspondencia que han cruzado ambos perros. En las cartas la perrita de Sophie cuenta detalles de su dueña. En ellas descubre que Sophie le considera un payaso y está enamorada de otro hombre, con el que piensa casarse. Su dolor es máximo, no sólo porque pierde a la mujer que quiere, también porque con ella se va toda sueño de una vida mejor.
Y es que él desea pertenecer tanto como odia ese mundo que le está vetado: una buena posición, una vida acomodada, codearse con las altas esferas de la ciudad y ser correspondido por la mujer que ama.

Algo parece romperse en su cabeza, algo que ya estaba deteriorado. Su sueño de gran funcionario, su deseo de ser agasajado por el director, todo se tambalea bajo sus pies. En su locura ya evidente, encerrado en su casa, Aksenti ve la luz. En el periódico lee una noticia sobre España, en este país andan buscando a su rey. ¡Qué locura! Pero ya está todo claro, ¡él es el rey de España! Así que se sienta a esperar a la delegación que vendrá a buscarle. Pasan los días, meses y nadie aparece. Por fin, abandona su refugio y se dirige a su empresa a proclamar quién es. Allí su jefe le ridiculiza, pero Aksenti se mantiene frío y calmado ante sus ataques, como le corresponde a alguien de tan alto grado. Ahora que es rey de España podrá codearse con el director y su hija, estará por encima del prometido de la joven. Recuperará por fin la posición que le fue negada,¡será admirado!




Hasta su casa llega por fin la delegación que viene a llevarle hasta su trono. El viaje a España es bien corto y en poco tiempo se encuentra en un nuevo lugar que nada se parece a lo que esperaba. Allí sufre palizas, es encerrado en cuartos con rejas y no consigue ser tratado como quién es. Los hombres a su alrededor le aclaman y siguen pero huyen cuando la cosa se pone fea y al final es Aksenti el acaba recibiendo enormes palizas.

Él sólo quiere que le traten como le corresponde, pero es la ambición de los otros la que no le permite alcanzar sus sueños, la ambición que se manifiesta en un grano bajo la nariz, la que impide que Aksenti pueda ser feliz. L
a ambición de los poderosos es la misma de la que él también es víctima y no consigue superar. 


El diario de Aksenti es una triste historia sobre un hombre que quiere ser feliz accediendo a todo aquello que no pertenece a su clase. Sueña pero la realidad se mezcla con sus deseos y no es capaz de distinguir realidad y ficción, hasta que su locura acaba convirtiéndose en su perdición.



El escenario se llena con la voz de José Luis García-Pérez. No es una voz de galán ni de gran señor, al contrario, es tan rasgada que con él sentimos cada agravio y vivimos cada sueño como nuestro. Y sufrimos cuando le vemos padecer los ataques, todo por no aceptar quién es. 

El escenario se ilumina a través de jaulas ocupadas con pájaros de papel que dan una extraña sensación de agobio y lucidez al mismo tiempo. 

Su diario hace a la historia avanzar, los días y semanas pasan en un calendario a veces inventado, con el que se construye su capa de rey. Todo parece encajar en su mundo imaginado que choca con la ambición del exterior, con la realidad de los de fuera que se ríen de él.