Me encanta las sorpresas agradables, disfruto especialmente cuando voy pensando que sé lo que voy a encontrar y vuelvo con una amplia sonrisa, la sensación de haber disfrutado plenamente de ese rato.
No voy a decir que ésta sea una de las mejores obras que he visto. Pero si se tengo en cuenta todos los elementos que forman una representación, ésta voy a colocarla entre las destacadas.
Porque no es igual una obra en un teatro público, con todos los medios, subvenciones y actores famosos, que una pequeña compañía que monta sus propias obras con actores aficionados y las representa en salones de actos de centros culturales.
Empezó la mañana con pequeños problemas, la máquina de imprimir entradas falló y hubo que retrasar el comienzo de la obra unos 15 minutos. Así que los actores tuvieron que salir a escena y entretener a los pequeños durante un buen rato, creo que más de lo que su capacidad les permitía. Pero allí estuvieron dando la cara, intentando salvar la situación y haciendo más ligera la espera de los pequeños, y por supuesto, de los mayores. Esos pequeños problemas impredecibles que se intentan solucionar de la mejor manera posible muestran sus ganas de hacer un buen trabajo.
Diamanti es la típica comedia italiana, la comedia del arte, donde no faltan sus típicos personajes, como Pulcinella o Arlequino. Pulcinella nos contará una historia de amor verdadero que pasa por muchas dificultades hasta que consigue triunfar. Como siempre, el dinero, la clase, la dote y las herencias se oponen al matrimonio de Flavio e Isabella. Para colmo, un capitán rico pero muy feo aparece en escena pidiendo la mano de Isabella. Los sirvientes de ambas familias divertirán, ayudarán y a veces entorpecerán el final que los novios esperan. Uno de ellos, el sirviente de Flavio es el otro típico personaje de la comedia del arte, Arlequino, divertido, truhán, patoso y caradura que anima la acción. La historia perfectamente podría haber sido escrita por Lope de Vega o algún otro autor del siglo de oro español, sólo cambiarían estos personajes típicos, que en las obras del s. de oro tendrían el toque español.
Y si además de todo esto tengo que explicar porqué la he disfrutado tanto,
creo que diría que los actores han sabido equilibrar en sus actuaciones pequeñas bromas y guiños a los pequeños y textos más profundos, correspondientes a la obras tal y como fueron escritas, consiguiendo una risa o sonrisa alegre y una obra divertida e inteligente. Y sí, he disfrutado como un niño.
¡Qué bonito! Toda la descripción, ya desde la entrada con la máquina de entradas, hasta la mención a Polichinela, me ha encantado. Me alegro de que hayas dado con una obra buena, para variar.. ¡el que no busca no encuentra!
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