domingo, 23 de octubre de 2011

TARTUFO

No sé qué me está pasando. Mira que presumo de ver mucho teatro y pienso que cada vez tengo más claro lo que me gusta o no. Pues parece ser que últimamente no acierto demasiado.

Voy a ver Tartufo con toda la ilusión puesta en ver un buen texto de Molière y con la mayor esperanza de acertar, ya que para disfrutar, la puesta en escena es casi igual de importante.

Tartufo es una de esas obras que me atrae, me capta, y aunque tuviera malas críticas, seguiría yendo a verla. Y no es que en este caso tenga malas críticas, pero tiene detalles que me dan mala espina: actores jóvenes, guapos y famosos, ¡cuánto daño hace la televisión!

Realmente debería de ser más fácil conseguir un buen resultado partiendo de un texto tan genial y revisando algunas de las tantas representaciones que se han hecho durante décadas, siglos. Pero algo acaba fallando y es que parece que una obra de Molière tiene que ser de humor sencillo, interpretación graciosa, risa fácil y si a esto se unen unas caras bonitas, no hay que complicarse más.

La historia habla de los caraduras, esos seres que se acercan a los poderosos, les camelan y se acaban haciendo imprescindibles, aprovechando sus malas artes. La ceguera de los ricos les permite a estos caraduras obtener todo lo que quieran, a pesar de los consejos de sus cercanos.

La obra es corta, quizá eso la salve de hacerse pesada. Los actores no están mal, tampoco bien. Es difícil ver si son buenos porque su interpretación es extremadamente forzada, supongo que esta idea también pertenece a la forma que tiene el director de entender la obra, simple, de risa fácil. Sí me resultó original la imitación que hacía de cine mudo y a cámara rápida, para contar algunas escenas.

Por lo demás, una obra simple para pasar el rato.

1 comentario:

  1. Es que el nombre de Molière da mucho prestigio para los actores jóvenes que quieren escapar de su aureola televisiva. No para cualquiera que vea sus interpretaciones, pero en un futuro les quedará en el currículo la mar de bien.

    No he tenido buenas experiencias con Molière. Es un autor de comedias que se prestan justamente a lo que tú comentas, a convertirse en fáciles. No le encuentro profundidad. O tal vez las versiones que he visto no la han explotado. Le tengo puesta una cruz encima y hasta que no vea alguna propuesta menos superficial no se la quito.

    Lo de los actores de cara guapa no tiene por qué estar mal, sobre todo si se ve algún culete de actriz... ;)

    Me gustan tus resumenes.

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