La obra tuvo sus luces y sus sombras, sus momentos únicos donde todo lo que existía era la emoción del circo y la magia de los personajes que interpretaban pero hubo momentos de decepción, donde más que una obra sobre Chejov, paracía que asistíamos a un espectáculo donde usaban su nombre únicamente para atraer público, y no como inspiración y motivo de creación a partir de su universo de personajes.
Entre los momentos inolvidables recordaría uno con Chejov sentado a contraluz,creando sus obras, otro sería el de las tres hermanas jugando y disfrutando como nos las podríamos imaginar leyendo sus obras, ante su vida rural y sus desgracias, también la escena del hielo rompiéndose en una especie de ceremonia o fiesta en la que todo acaba y empieza, y muchas más, una niña aprendiendo a bailar, taconear en un casi baile flamenco, la pesca, el juego de cañas y cintas, el juego de acrobacias con truco, las luces dando un único color que baña todo el escenario...
Y parecen bastante estas luces, pero es que para conseguir relacionar lo visto con las obras de Chejov hay que inventar e imaginar mucho. No es intuitivo ni sencillo saber de qué personaje nos hablan, e incluso aún sabiéndolo, a veces no se encuentra el sentido a la historia. Algunos malabaristas o acróbatas son geniales, pero no se consigue mezclar su juego con la obra o la vida de Chejov y eso deja una sensación extraña, la de un espectáculo típico que ha buscado dar un giro más comercial a la obra usando un nombre atractivo.
Y llegamos al final, en el que se hace un repaso a los personajes de Chejov, y una cama a modo de escenario les permite representar su minuto de gloria, mientras que el resto de actores se deja sobrepasar, arrasar por esa cama/escenario con su personaje, hasta que consiguen subirse a ésta tomando el nuevo papel.
Así acaba Chejov, ocupando su sitio final en ese escenario, como hicieron todos los personajes que él había creado en sus obras.
¿Seguro que hemos visto la misma obra? Jajaja... lo describes tan bien que me parece estar viendo otra obra. Mucha magia en el escenario, como tú dices, y un esquivo Chejov, sobre todo para los que conocemos poco su obra.
ResponderEliminarUn buen resumen, cada vez te quedan mejor