Y entre los rasgos comunes de las zarzuelas está el ambiente costumbrista, las piezas cantadas por tenóres y sopranos y la poca profundidad de los personajes. Así que asistir a una zarzuela cada seis meses es una frecuencia óptima.
El Juramento ya cuenta algún detalle en su título: un juramento debe de ser mantenido pero éste a su vez no permite desenmarañar el lío montado.
La historia transcurre en el palacete de campo que pertenece a un rico noble. Éste piensa casar a su hijo, Don Carlos, con una joven rica y de buena familia, desoyendo sus deseos. Pero el hijo quiere a la joven huérfana, María, que su padre recogió siendo pequeña. Además el chico no es capaz de oponerse a la orden de su padre y acepta su destino. Ella se siente abandonada porque su querido no ha sido capaz de luchar por su amor.
En éstas llega al palacio un amigo del hijo, un capitán al que éste salvó la vida. Tras conocer la historia decide ayudarle con la condición de que deberá marcharse inmediatamente de allí. Rápidamente el capitán, que también es marqués, elabora un plan para salvar a la linda María de su paso por el altar con Sebastián, un chaval simplón del pueblo con el que el marqués también ha concertado una boda. Sólo hay un problema: para evitar que María se case con Sebastián, el marqués pide su mano.
Dicho y hecho, la boda se celebra días después. Tan pronto ésta finaliza, el marqués comienza a ignorar a su actual esposa y a tontear con otras mujeres. Viven en casas separadas y nunca se les ve juntos, no hay quien entienda qué ha hecho a este hombre cambiar tanto de la noche al día. María le rechazó en un principio pero tampoco entiende ese desdén del que es víctima y no está dispuesta a verle con otras mujeres y convertirse en el centro de las habladurías del pueblo. Y entre celos y admiración empieza a enamorarse de ese hombre que la esquiva. Ese sentimiento surgió ya en él la primera vez que la vio, pero se debe a su amigo, no puede revelar que la quiere y por eso huye de ella.
Y como tenía que ser, Don Carlos vuelve a aparecer. Confía en su amigo y en que el entuerto esté solucionado pero la furia le corroe cuando se entera de que su supuesto amigo se ha casado con su amada. Todo tiene una explicación y el marqués le cuenta que se batió en duelo y mató a un hombre pero fue condenado injustamente a morir. Por su posición se le permitió que su vida acabara en el frente, para lo que se le dio un permiso de cuarenta de días que finalizarían la mañana siguiente. Esto quería decir que el partiría a la muerte y su mujer enviudaría heredando una gran riqueza. Así ellos podrían casarse sin oponerse a los designios del padre. Pero este juramento nunca debería de ser rebelado a su mujer, al igual que su amor.
Cuando Don Carlos ve a María descubre que ésta ya le dejó de querer, ella ama a su marido. Se enfada y les culpa, disfruta pensando que él morirá. Pero alguien viene a abrirle los ojos, a mostrarle que él es el único culpable de su desgracia, que fue un cobarde ante el amor. Así que decide devolver el favor a su amigo que siempre actuó de buena fe. Consigue una confesión que salva al marqués de la sentencia de muerte y bendice su amor, que está por encima de todo.
La historia es sencilla pero se ve complementada con un vestuario muy original (de Jesús del Pozo) y unos alegres decorados en tonos cálidos que reconfortan el espíritu. Realmente el montaje en conjunto es un gran espectáculo, hasta los cantantes de ópera trabajan bien cuando actúan. Un estupendo rato en el que viajamos a otros tiempos de nuestro país.