sábado, 28 de septiembre de 2013

BUNRAKU: LOS AMANTES SUICIDAS DE SONEZAKI

Pocas cosas nos faltaron por hacer en Japón, una de ellas fue asistir a una obra de teatro Bunraku. Pudimos disfrutar de teatro Kabuki, Noh y hasta de aquel extraño teatro de mecanismos móviles.Pero el National Bunraku Theatre, situado en Osaka, no tenía representaciones en esa temporada.

Por suerte nuestro país nos obsequia con el Año Dual España - Japón y trae hasta aquí mismo una representación de teatro Bunraku. Pero como extrañeza que es, sólo permanecerán en la ciudad dos días así que nos lanzamos a comprar las entradas semanas antes. Para la fecha de la adquisición los mejores sitios ya estaban vendidos, así que nos resignamos a ocupar nuestro huequito de siempre, esta vez pertrechados de los prismáticos para no perdernos lo más mínimo.

El teatro que suele estar medio lleno, hoy está hasta los topes. Aquí podemos encontrar a japoneses, europeos y otakus, no falta nadie. La representación comienza con una introducción del director que nos resume el argumento. Nos avisa de que no hay subtítulos y el texto es cantado en japonés, así que difícilmente entendamos  lo que allí se dice. Pero lo que parece una misión imposible no lo es tanto porque la expresividad de las marionetas nos ayuda a entender las palabras. Además, el argumento se parece a grandes rasgos al de Romeo y Julieta.


Tokubei y O-Hatsu se aman. Su relación es muy difícil ya que son de diferente clase social, él es un joven comerciante y ella es cortesana. Pero están dispuestos a luchar por su amor. Sin embargo la sociedad no está tan preparada para aceptarlo. El patrón de Tokubei, que le tiene en alta estima, pacta con su madrastra el matrimonio de éste con su sobrina y para cerrar el trato le paga una importante suma. Pero Tokubei no piensa renunciar al amor y se opone al acuerdo ya cerrado. Un amigo de Tokubei, Kuheiji está pasando graves apuros y pide a su amigo que le preste una cantidad de dinero, que le será reembolsada en pocos días. Tokubei confiado le deja el dinero, aún a sabiendas de que no es suyo y lo tiene que devolver.
Pasados los días los amigos se reencuentran. Cuando Kuheiji es preguntado por la suma, niega el préstamo y llama mentiroso a su amigo. No siendo esto suficiente, los amigos de Kuheiji propinan una paliza al joven desgraciado.

Tokubei confiesa todo lo ocurrido a O-Hatsu, los dos saben que su posibilidad de ser felices se aleja cada vez más. Ambos se encuentran escondidos en el lupanar a donde llega Kuheiji en busca de compañía. O-Hatsu esconde a Tokubei en la parte baja de la sala y allí se desarrolla una de las escenas más bonitas de la obra: Tokubei acaricia los pies de O-Hatsu como medio para comunicarse con ella. Mientras, en la casa Kuheiji no para de criticar a su amigo, que lo está escuchando todo.


Una vez llega la calma a la casa, los amantes escaparán e irán a buscar la muerte juntos, como única forma honorable de llegar al fin de sus vidas. En el campo, con el amparo de la noche y la soledad, se despedirán hasta pronto, hasta reunirse en el paraíso. Tras el adiós, Tokubei acabará con la vida de O-Hatsu y después pondrá fin a la suya.


La obra supuso una revolución en su país en el momento de su estreno. En una sociedad tan tradicional, una oleada de jovenes enamorados tomaron la misma determinación que los amantes suicidas. Finalmente la obra tuvo que ser prohibida en el país y sólo tras más de cien años pudo volver a ser representada.

La belleza de la obra radica esencialmente en la dulzura de las marionetas, las cuales a pesar de no contar con grandes detalles, son capaces de mostrarnos los sentimientos de una forma muy clara. Cada marioneta es movida por cuatro personas, que desaparecen ante nuestros ojos para que sólo nos fijemos en los auténticos protagonistas.

La combinación de la acción con la música y el canto nos envuelven en un conjunto mágico. El canto nos suena a algo parecido a los mantras y rápidamente nos sentimos imbuidos por el ambiente que se crea.
Un espectáculo diferente y atractivo a partes iguales, del que nos llevamos un muy buen recuerdo.


1 comentario:

  1. Es dulce la obra y es dulce tu crítica. Refleja muy bien el discurrir de la historia. Es verdad que las marionetas son muy expresivas. Quizás pueda yo resaltar que las marionetas de los personajes principales son mucho más expresivas que las de los secundarios; pueden mover los ojos e incluso los dedos de la mano de manera independiente. Tras las marionetas, tres o cuatro actores vestidos completamente de negro son los que permiten tal variedad de movimientos y gestos.

    Buen trabajo de documentación para escribir esta crítica, que me recuerda perfectamente la obra y me hace disfrutar una vez más.

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