Hoy además añadimos el nombre de Anton Chejov, así que la decisión es bien sencilla: hay que ir a verla. Tío Vania es una representación que extrañamente no había visto.
En esta obra el ambiente de la Rusia de la época final de los zares no se muestra tan claramente como en otras pero queda implícito en los personajes que nos acompañan. La acción transcurre en una casa de campo alejada de la ciudad, donde Vania y el ama de llaves Marina han pasado casi toda su vida. Son seres sencillos que disfrutan de la tranquilidad y seguridad que da una vida sin sorpresas. En este avance hacia su vejez les acompaña Sonia, sobrina de Vania. La joven perdió a su madre hace años y Alexander, su padre, la envió a la casa de su tío, donde se ha criado. Pero hace unas semanas Alexander apareció en la casa con su joven esposa, Elena, y dijo venir dispuesto a quedarse. Su llegada ha desestabilizado el ritmo del hogar y los roces van surgiendo.
Alexander es un ser egoísta y presuntuoso que se considera superior a los que le rodean. Escribe textos y libros sobre arte y filosofía de mediocre calidad y sin embargo trata a los que le rodean con un cierto desprecio y busca el agasajo continuo. Su mujer es la que más sufre su comportamiento, ella creyó estar enamorada de ese profesor y ahora descubre que es muy infeliz.
Además de la familia un sexto personaje visita la casa: el médico (¿qué sería de Chejov sin sus médicos?). Astrov es frecuentemente llamado por Alexander que necesita quejarse de sus dolores, pero este joven no está dispuesto a ser manipulado como los demás. Astrov es idealista, luchador, justiciero, pero se enamora de la mujer equivocada, Elena, la mujer de Alexander. El problema es que Sonia, la sobrina del tío Vania está loca de amor por el joven médico. Elena intenta interceder por su hijastra y averiguar cuáles son los sentimientos del médico, rechazando los suyos, y es que ella también está enamorada del joven doctor. Pero el amor está por encima y tan pronto como el médico confiesa que a quién él ama es a ella, Elena, los dos se funden en un beso. Vania verá todo lo ocurrido y culpará a la mujer por ello. Pero él también sabe que es injusto que una mujer joven pierda su vida junto a un ser como su cuñado.
Todos los personajes son infelices, aceptan su vida como un hecho invariable, sufren por aquello que no pueden alcanzar y sienten el paso del tiempo como una losa que les hunde cada vez más.
A pesar de los recelos y el odio que todos se profesan, Alexander decide convocar a la familia y anunciar una resolución: la casa de campo será puesta a la venta. Tío Vania no resiste más la situación y entra en cólera contra su cuñado declarando toda la verdad: Alexander está arruinado y vive del dinero que Vania le envía. Cuenta que él renunció a su herencia en favor de su hermana para que ella y Alexander se quedaran con la casa de campo y ahora éste se lo agradece echándoles de su propio hogar. Y seguidamente Vania coge un arma y dispara contra su cuñado que por suerte o desgracia sale ileso.
Tras calmarse los ánimos ambos hombres hacen las paces, acordando que los envíos de dinero de Vania a Alexander se seguirán realizando de la misma forma. Alexander recomponiendo su orgullo abandona la casa junto a su mujer. Ésta renuncia al amor del médico que también se irá para no volver ya que allí ya no le espera la persona a la que él quiere.
Vania se siente acabado y piensa en poner fin a su vida, pero como siempre, es Sonia la que le contagia sus ganas de vivir, su deseo de luchar aquí por una vida mejor tras la muerte y la que le convence para abandonar la idea del suicidio. Mientras, Marina observa a todos los personajes y guarda en lo más profundo de su ser la opinión que cada uno le merece.
Y Vania y Marina vuelven a su rutina, acompañados de la joven. Cada uno deberá de soportar la frustración de una vida sin sentido.
Chejov como siempre nos cuenta las miserias de sus personajes, nos introduce en ambientes asfixiantes donde las vidas no muestran más que desesperación y renuncia. Pero siempre intenta dejarnos un atisbo de luz, un pensamiento para la esperanza reflejado en los jóvenes que serán el cambio que Rusia se merecía.
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