sábado, 14 de septiembre de 2013

LA DAMA DUENDE

Después de tres meses en blanco, comenzamos la nueva temporada de teatro con una obra insigne del Siglo de Oro: La Dama Duende, de Calderón de la Barca. 

Aunque lo esperado sería ir al Pavón a disfrutar de la CNTC, hoy asistiremos al Teatro Español a un homenaje a Miguel Narros. Ésta fue la última obra que dirigió antes de su muerte en junio del 2013. 
Y para disfrutar de la buena tarde y la estupenda compañía, nos sacamos entradas en el patio de butacas, como dos señores!

La historia nos cuenta un enredo al más puro estilo de la época. La Dama Duende es tan sólo una dama pero con un detalle genuino, se hace pasar por duende cuando entra en la habitación del huésped de su hermano. La pobre doña Luisa vive aislada del mundo tras enviudar y, protegida por sus dos hermanos, pasa los días y las noches encerrada en su habitación sin salida a la calle. Pero es joven y está llena de vida así que aprovecha los descuidos de éstos para salir a recorrer las calles de Madrid. En una de sus escapadas conoce a un galán del que queda prendada. Éste la asalta cuando ella huye de ser descubierta por uno de su hermano D. Luis. Tras pedir al caballero que retenga al hombre que la sigue, ambos, galán y hermano, se batirán con sus espadas. Pero este duelo que podía haber acabado mal, es parado a tiempo por el hermano mayor de Don Luis y Doña Ángela, D. Juan. El galán, cuyo nombre es D. Manuel es antiguo compañero de armas de D. Juan y viene a pasar unos días en su casa, camino del Escorial. 

D. Luis se disculpa con D. Manuel a regañadientes, por la leve herida que le ha producido, como siempre D. Luis mete la pata y acaba haciendo el ridículo.

La noticia del nuevo huésped llega hasta la escondida dependencia que ocupa la hermana, y atando cabos descubre que el hombre que allí se aposenta es su amado. Con su doncella urden un plan para llegar hasta la habitación de invitados y conocer algo más del caballero. Desplazando la alacena accederán a un pasillo que les conecta con una entrada secreta en la otra habitación. 
Aquí comienza la leyenda de la dama duende, una mujer que acude a la habitación, revuelve las pertenencias de sus huéspedes, se lleva el dinero, y deja notas de amor. 
Los invitados, D. Manuel y su sirviente, viven la noticia de una forma bien distinta, con pánico y terror y cierta curiosidad por las cartas de amor recibidas. Las misivas son contestadas con la esperanza de conocer a la misteriosa dama-espíritu. 

Pero tantas son las idas y venidas de las damas, tanto va el cántaro a la fuente, que son cazadas allí. Con argucias de duende, consiguen representar su papel y escapar victoriosas de tal embrollo. 

Por fin llega la gran noche, aquella en que los deseos de D. Ángela se verán cumplidos. Doña Ángela les ha preparado una "fiesta" con la ayuda de Beatriz, prima y prometida de su hermano D. Juan y por la que D. Luis está loco de amor. Los hombres son conducidos con los ojos tapados hasta la dependencia de la dama que cubierta con antifaz les recibe. Ángela se confiesa ante D. Manuel mientras que las doncellas, vestidas como Sherezade, bailan con su criado. 

Pero el ruido despierta a D. Luis que intenta llegar a la habitación para defender el honor de su hermana. Rápidamente los hombres son llevados de vuelta a su habitación pero D. Luis lo descubre todo: fiesta, alhacena móvil, pasillo secreto y supuesta relación adultera. La lucha entre ambos caballeros será inevitable, pero como siempre, ahí está el amor, para arreglar entuertos y traer la felicidad a las almas que se quieren. Para evitar la lucha la única posible solución es salvar el honor de la dama, el caballero debe de pedir su mano. Dicho y hecho, todos quedan felices con dicha solución. Y como las bodas no vienen solas D. Juan también unirá su vida con la de su prima D. Beatriz, a costa de la desgracia de su hermano D. Luis.

Esta es la historia de la Dama Duende, que arriesgó su honor y su vida por conseguir el amor. Calderón es capaz de, en 1629, dar a la mujer un papel de importancia y mostrar la legitimidad de ésta de decidir su futuro.

Hasta aquí todo estupendo, el problema viene cuando la puesta en escena no sabe sacar todo el partido de una obra tan interesante como ésta. Por ejemplo, la obra nos cuenta la que podría ser la parte más graciosa, los paseos nocturnos entre las dependencias, de una forma larga y algo tediosa que acaba aburriendo. Tampoco los actores son capaces de mostrar las distintas facetas que sus personajes pueden contener. D. Juan es un hombre justo, D. Luis es un patán, D. Ángela es una mujer con las ideas claras..., pero en general poco más muestran por encima de esta "primera piel".
El escenario y el vestuario fueron correctos, sin ser nada especialmente destacable. 

Así que la estupenda tarde de teatro se convirtió en un rato entretenido aunque a veces llegamos a desear que todo se descubriera pronto y acabar con esta pesadez. 

1 comentario:

  1. Pues sí, ¡como dos señores fuimos! La verdad es que desde el patio de butacas se ve estupendamente. Qué pena que la obra no brillara tanto como en otras representaciones. Los actores no lo hacían mal, en especial don Luis (Marcial Álvarez), pero no eran actores de la CNTC. La actriz principal tenía mala dicción y la obra se hace larga, con un enfoque muy cinematográfico heredado de su director, quien por cierto podía haber sacado algo más de jugo a una historia que se queda ramplona y sin profundidad.

    Lo mejor, el sitio en el patio de butacas y la compañía, tan dulce como siempre.

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