Este modelo de obra con actores famosos representando un conflicto entre dos parejas es algo típico, no suele estar en teatros públicos y sí en esos privados de la Gran Vía. Hoy es el Alcázar, teatro al que habré venido no más de cinco veces en mi vida y del que nunca he conseguido salir con la sensación de haberme saciado con la obra. Hoy no quiero ser agorera pero tampoco las tengo todas conmigo.
Emilia es artista y vende cuadros por elevadas sumas de dinero. Julio perdió el trabajo durante la crisis y ahora se dedica a temas menores mientras espera que su madre fallezca y así heredar su ilícita fortuna.
Para integrarse mejor en el barrio han invitado a cenar a sus vecinos. Quieren conocer de primera mano las clases obreras para sentirse a su lado y apoyarles en la lucha.
Esperando a sus vecinos se asoman a la calle y descubren que todos los balcones están cubiertos con banderas de España, suponen que se debe a un partido de futbol que en esos momentos está jugando la selección. Sin embargo ellos llaman al futbol "el opio del pueblo".
Aparece la vecina, Laura, que se ha acercado sola mientras su marido acaba de ver el partido. Julio se come a la vecina con la mirada, es una chica alegre, simpática, ligera de ropa y algo chabacana, justo lo contrario de su esposa. Emilia se da cuenta y le critica su comportamiento, se enciende por la falta de respeto del vecino que llega tarde con la excusa del futbol. Cuando éste llega sólo trae cervezas, sin tener en cuenta que en la casa de los huéspedes no se bebe alcohol.
La conversación toma unos derroteros algo incomodos, desagradables. El invitado, Pablo, no para de hablar sin fijarse en que su conversación no interesa ni agrada a los dueños de la casa, su mujer sigue sus comentarios y los ríe con gracia.
Pablo agasaja a su mujer "por lo buena que está", tratándola como a una muñeca de exposición, a la que prácticamente no escucha. Mientras los huéspedes no salen de su asombro, no paran de limpiar lo que estos ensucian, colocar lo que descolocan... Los invitados hacen comentarios a los cuadros de la casa, asumen que han sido pintados por la hija pequeña. Cuando Emilia responde que es la autora, Pablo confiesa que él también pinta y corre a su casa a por los cuadros para conocer la opinión de la experta.
Algunos son desnudos de su mujer a la que idolatra, otros son cuadros de su adorado gato, Invencible, el mismo que se mete en el jardín de los nuevos vecinos a destrozar las plantas y mearse por todos sitios. A la petición de su opinión , Emilia contesta abiertamente todo lo que piensa, sin paños calientes ni tapujos, directamente, como ella es. El vecino y su mujer muy dolidos abandonan la casa.
Días después Emilia y Julio disfruta de un rato de tranquilidad y risas, el motivo principal son sus vecinos. Se mofan de sus comentarios, su simplicidad, su falta de elegancia, todo les vale, porque tienen alguien de quién reírse juntos y así esconder sus desacuerdos y miserias.
Mientras en la casa de los vecinos están viviendo un momento difícil: su adorado gato ha desaparecido.
La pareja snob conversa animadamente ayudados por el vino hasta que el marido se ve obligado a hacer una confesión: él ha matado al gato, Invencible. Su mujer reacciona como si tuviera ante ella a un héroe. Julio pasa del miedo al orgullo cuando su mujer reconoce su hazaña.
Pero en la casa de los vecinos todo está yendo de mal en peor. A la desaparición de la mascota, se ha unido una confesión con graves consecuencias: Laura declara a su marido que le ha sido infiel con el nuevo vecino. Tras años de matrimonio insulso, pequeños desprecios , falta de preocupación, ella ha tenido un affair con Julio y ha descubierto que no es feliz en su relación y quiere dejarlo. Su marido está destrozado y corre a la casa de los vecinos para pedir explicaciones.
Los cuatro se encuentran en una situación bien diferente de la del primer día. La discusión que se establece es un juego de frases en el que la pareja rota supone que la relación extramatrimonial es conocida por Emilia, que piensa siempre que se habla del asesinato del gato, mientras que su marido intenta lidiar con cada frase para que no quede su infidelidad al descubierto. Diálogo entretenido pero muy previsible, sin aportar gran genialidad a la obra. Parece que todo acaba saliendo bien y la ardiente historia queda oculta.
Finalmente la moderna pareja hereda la esperada fortuna y deciden marcharse de ese odiado barrio que tantos problemas les ha traído con los vecinos. Cuando están realizando la mudanza Laura y Pablo reaparecen por allí a saldar algunas cuentas. Laura quiere confesar su amor por Julio tras aquella relación y mientras Pablo desea que no vuelvan más por allí, ya que han estado a punto de arruinarles la vida. Éste espera que todo les vaya ahora mejor, y una señal de eso es que el gato invencible ha reaparecido!
En estos momentos Emilia se da cuenta que algo no va bien, en su cabeza el puzle se desencaja y las piezas caen rotas al suelo... una duda se ha sembrado en su cabeza, no consigue esclarecer lo que hay detrás, pero va a hacerlo.
Y esta obra con algún adorno más es en resumen lo que hemos visto. Es entretenida, dinámica, bien interpretada... Pero no tiene mucho más. No hay ningún momento genial que se pueda recordar especialmente, no son grandes diálogos.... Está claro que hemos ido a ver una comedia, pero este tipo de obras se me sigue quedando corta.