miércoles, 22 de febrero de 2012

EXTRACCIÓN DE LA PIEDRA DE LA LOCURA

Elijo las obras según diversos criterios, la sala de teatro en que se representa, su director, su autor, algún actor que aparece, o incluso, simplemente por el mismo título. Hay veces que la sonoridad del título me conduce sin remedio a la sala. Dicen que el sentido de la intuición está muy infravalorado y que debemos devolverle su prestigio. Bueno, yo creo que aplico la intuición cuando decido ir a ver una obra según este criterio.

Extracción de la piedra de la locura tiene tanta fuerza que es difícil escapar de ella. Más si tiene buenas críticas y lleva más de seis meses representándose en una pequeña sala, la de la compañía La Pajarita de Papel.

A ellos les conocí hace unos siete años, allá por Lavapiés, en el Teatro de la Puerta Estrecha. Tiempo después cambiaron de sede pero mantuvieron el nombre. Puede que sea una de las salas más arriesgadas que me he encontrado en Madrid, tienen un fin claro, programan lo que sienten, basan su teatro en Samuel Beckett. Hacen cosas muy poco cercanas al público, dramáticas, macabras, y así consiguen  en ocasiones llenar la sala y seguir ahí. Creo que no tienen más de veinte sillas en la sala, eso da idea del teatro íntimo que quieren hacer para el público que les sigue.

Así que tras Este Sol de la Infancia, vuelvo a mi cita con el Teatro de la Puerta Estrecha.

Y ahora viene lo complicado. Un escenario casi vacío, una especie de ruedo, tierra en su centro y escasos objetos, una silla, una palangana, una muñeca, una sábana, un espejo. Una mujer sale, el cabello largo y despeinado le cubre la cara. Y con toda la fuerza de un hilo de voz empieza a declamar un texto que podría ser casi poético, pero de esa poesía que hace daño, que hiere y critica. Nos habla de dolor, de oscuridad, de sueños, de abandono, de locura, de única escapatoria, de la muerte. Cada objeto le trae a la memoria temas, nuevas reclamaciones y más dolor. Hasta aquí todo podría estar bien, pero el texto, además de poético, es demasiado inconexo, no consigo saber si quiere contarnos una historia, busca algo de comprensión, o nuestra complicidad o sólo es una sucesión de sentimientos. Así que acabada la obra decido que lo buscan es transmitir pensamientos y sentimientos, porque no he llegado a entender nada coherente que me haga pensar otra cosa. Durante el transcurso de ésta he creído que la locura se debe a un hijo que ha perdido, también que puede ser por el abandono y rechazo en el que vive, o porque su gran amor ha muerto, pero no consigo sacar nada en claro.

Y es que su autora escribió esta obra recientemente, y hay una gran diferencia entre las obras clásicas o con una cierta trayectoria y las acaban de salir. Llegué incluso a pensar que había fragmentos del Ulises más loco en este texto.


Sobre la actriz todo comentario es bueno. Sin prácticamente apoyo, escenifica un personaje muy difícil. Pero el texto es demasiado complejo, (por decirlo de alguna manera) para ser seguido en una representación y a pesar de todos los esfuerzos me deja petrificada.

1 comentario:

  1. Todo viene a la vez.. te lees el Ulises, y vas a ver obras de teatro incomprensibles. O que quizás lo parecen, porque igual que en el Ulises, debe haber un orden oculto (¿te has fijado si el libreto tenía una tabla de interpretación?).

    El teatro es un reflejo de la vida real. El que la obra no tenga una idea central clara, y que haya poco aforo, contribuyen, supongo, a que la historia que se transmita sea más personal, más íntima, menos evidente. Con más necesidad de que sea el espectador el que participe para encontrarle un sentido.

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