miércoles, 27 de febrero de 2013

EL MALENTENDIDO

Mucho me costó conseguir esta entrada, tuve que recurrir a viejos trucos de profesional del teatro. Para hacerme con la dichosa butaca estuve entrando en la web de venta cada media hora durante varios días, esperando a que los asientos reservados para invitados no fueran ocupados y se pusieran a la venta. No es muy ortodoxo este método de compra, debería de llamarlo "caza de entrada" en lugar de compra. ¿Y todo esto por qué? Pues por una obra en el Valle-Inclán (de momento no suena bien), cuyo autor es Albert Camus, interpretado por Cayetana Guillén Cuervo y Alicia Hermida, y donde todas las entradas de todas las sesiones están vendidas. La cosa pinta bien, parece que el espectáculo será formidable (el lleno completo de una sala no suele fallar).

La acción transcurre en veinticuatro horas de tiempo y en un mismo espacio, una pequeña posada. El ambiente es oscuro, algo tétrico y asfixiante.
La historia comienza cuando un hombre joven llega a la posada y pide cama para esa noche. Tras su partida hasta la tarde, las mujeres que regentan el lugar, madre e hija, trazan su plan: durante la noche mataran al huésped para robarle. Por otra parte es un plan bien conocido por ambas ya que lo han ejecutado muchas veces antes.Acabar con sus clientes y quedarse con su dinero es el medio para conseguir su objetivo, salir de allí, abandonar esa tierra lúgubre donde todo es gris, huir hacia un lugar con mar, con colores. Quieren que el sol les bañe el cuerpo y se lleve todos sus problemas, les vuelva seres banales y felices.

El huésped también esconde algo aunque no tan turbio. Él es hijo y hermano de las mujeres de la posada. Hace veinte años se fue del lugar a hacer su vida, dejándolas abandonadas. Parece que el tiempo le ha cambiado mucho ya que no ha sido reconocido. Aprovecha la situación para acercarse a ellas y conocerlas más, saber cómo viven o qué necesitan. Ha vuelto porque siente remordientos de su huida y quiere remediarlo ayudando a su familia. Ahora es un hombre rico y feliz que junto a su mujer ha viajado a su pueblo en Europa, desde su nuevo continente. Para no ser delatado, va a la posada solo dejando a su mujer en otro hotel del pueblo por esa noche. Ella quiere que él exponga a su familia claramente que ha vuelto y quiere ayudarles pero él no hace caso, y sólo piensa en pasar desapercibido.


A su vuelta a la posada por la tarde el joven encuentra frialdad como respuesta a sus intentos de cercanía hacia su hermana, éstos incluso son tomados como un flirteo. Su hermana está cegada por su deseo de huir y no es capaz de ver amistad, atención o cariño en nadie, así que menos reconocería a su hermano. Solo cuando éste le habla de paraísos, otros mundos, o casas junto al mar ella muestra su ilusión. A su vez la posibilidad de estos lugares le hacen volver más sobre su plan. En cambio su madre se acerca a él, y le coge un cierto aprecio que le hace dudar de colaborar en el asesinato que tendrá lugar esa noche. Ella intenta retrasarlo, incluso pretende que el muchacho abandone la posada y así salvar su vida. Pero ya el plan es inevitable, el chico tomó la infusión que le trajo su hermana y ha caído dormido. Su madre, como en un gesto instintivo, lucha para que no le maten, apelando a la paz que sienten los tres juntos mientras que él duerme, como una familia unida. Todo es en vano y el asesinato se comete. El muchacho es lanzado al río donde morirá ahogado.


A la mañana siguiente la tragedia acaba presentándose ante ellas. El pasaporte de su hermano aparece y les aclara su identidad. Frente a esta situación la única salida para una madre que acabó con la vida de su hijo es morir con él, tirarse al río para descansar junto a su cuerpo. Nada puede hacerle cambiar de idea, ni su hija que le suplica que no la abandone. Pero nada surte efecto. Su madre abandona la casa y sigue los pasos que dio la noche anterior cargando con su pequeño.
La hija sola se siente abandonada por todos. Cuando estaba a punto de conseguir su sueño, por el que tanto había luchado, pierde a su madre. Por ella sacrificó su vida pero su madre le ha pagado dejándola sola a su suerte, ha preferido volver con su hijo pródigo, el que la había abandonado. Este sentimiento la atormenta, siente su vida vacía, su hermano le robó sus sueños, su posibilidad de ser feliz y al cabo de los años ha aparecido para volver a quitarle lo poco que tenía. Ella no sabe lo que es amar, es desgraciada y odia al mundo por lo que le han hecho.
Entonces aparece la mujer del hermano buscándole. En un arrebato de odio, su hermana confiesa todo lo ocurrido y sin ninguna piedad, llena de rabia, reniega de todos los sentimientos humanos y dignos. Paga con la pobre inocente todo su odio, intenta que sufra lo que ella ha vivido todos estos años. Como despedida le dice que para poder vivir tendrá que hacerse dura e insensible como una roca, si no es capaz mejor sería morir. Agotada de luchar sin sentido, acabará también con su vida.

Como en todas sus obras, Camus nos deja llenos de desolación, sin esperanza, sin un atisbo de que podamos ser merecedores de una segunda oportunidad. Su mensaje no es sencillo ni digerible en ninguna de sus obras (Calígula, El mito de Sísifo, el Extranjero... sigo?). El malentendido deja una triste sensación de perdición, de triunfo de todo los malos sentimientos que nos corroen. El único fin posible para esta humanidad sería su extinción. Pero no es lo que Camus quiere, él espera que nos reconozcamos y reneguemos de ese ser que puede sacar lo peor de su ser. Quiere que volvamos a plantearnos como humanos, de los que tampoco dimos muestra durante el siglo XX.



La obra necesita ser vista con cierta atención y positividad. Sin ellas el mensaje es demasiado destructivo. Quizá me faltó un poco de cada para disfrutarla. Por eso a la salida me sentí algo decepcionada, esperando algo que no encontré. En su descargo diré que creo complicadísimo llevar una obra de Camus a escena.

A pesar de que el reparto es bueno creo que tampoco estuvo a la altura de la obra. Sólo Cayetana Guillén Cuervo hizo un buen trabajo. Alicia Hermida creo que no estuvo en su mejor día, hablaba de forma poco natural, se atascaba en algunas frases.
Puede que el cansancio me haga ser más puntillosa, pero por el corto aplauso del público sentí que era una apreciación general.
En cualquier caso fui feliz consiguiendo ver esta obra y así opinar y añadirla a mi estupendo blog crítico.


domingo, 24 de febrero de 2013

EL LINDO D. DIEGO


El teatro clásico es casi siempre un acierto, la mejor forma de disfrutar de un buen espectáculo. Hoy volviamos a su templo, el Pavón, después de muchos meses. Venimos con la ilusión puesta en encontrarnos con una buena representación. Y es que desde que sus grandes actores salieron de la CNTC en busca de otras metas y el director fue reemplazado al finalizar el plazo previsto, no es tan fácil asegurar la calidad de la obra.


Venimos a ver la obra "El Lindo D. Diego", del desconocido Agustín Moreto. Ésta corresponde a la categoría de "comedia de figurón", aquella en la que la trama gira alrededor de un personaje exageradamente ridículo.El protagonista, don Diego, es interpretado por Eduardo Soto, que ya representó el papel del conocido "Neng". Complicado salto el de pasar de un papel de pastillero al de galán histriónico del s. XVII.



El argumento es el de una típica obra de enredo. Don Tello, el patriarca familiar, quiere casar a sus dos hijas con sus primos hermanos. Ha concertado los matrimonios sin consultar con ellas, seguro de que éstas nunca se opondrían a su voluntad. Confiesa su plan a su joven amigo Don Juan, el cual está enamorado de su hija mayor, Inés, amor correspondido por ella. Don Diego se siente morir pero no puede actuar debido a la amistad que le une con don Tello. Las dos hijas, por otro lado, están obligadas por obediencia y se resignan a conocer a sus prometidos.

La gran sorpresa viene cuando conocen a sus primos. El pretendiente de la hija menor, don Mendo, es un apuesto y encantador galán, honorable e inteligente, mientras que el primo pensado para convertirse en marido de la menor, don Diego, es un presumido histriónico y egoísta personaje. Con él la desgracia parecen haber llegado a la familia.


Definida la situación, entra en acción el enredo. Mosquito, el simpático lacayo de don Juan, idea un plan para evitar las penas de su señor. La prima de don Juan, una condesa que está de viaje, será suplantada por una de las criadas, quien compinchada con Mosquito intentará capturar en sus redes al petimetre. Don Diego nunca rechazaría una boda que le proporcione un título de conde y así dejaría a doña Inés libre para don Juan. El plan está trazado. Pero de manera inevitable todos los caminos se cruzan; situaciones inverosímiles y enredos poblados de silencios por honor se suceden hasta que el patriarca don Tello comprende al fin con qué delirante personaje ha comprometido a su hija. El enredo resuelto en la traca final deja a todos con sus deseos cumplidos y al presumido en ridículo al fin.

Pese a que los actores en general tienen un nivel de presencia menor al de la compañía anterior, la obra tiene un ritmo excelente y se sigue con facilidad y con alegría en cada lance. Eduardo Soto representa su papel a la perfección y los demás actores son correctos. El escenario, rampas brillantes que se inclinan y un fondo que refleja la imagen, es también un juego con los espectadores, que se sitúan por momentos a un lado del espejo donde don Diego se refleja. Los dos, Lurdes y yo, salimos contentos de ver otra obra de la CNTC, que nunca nos decepciona.


jueves, 21 de febrero de 2013

MÁLAGA

El teatro del Arte es una nueva sala que abrió hace poco meses. Una buena noticia acompañada de otra mala: este espacio estaba antes ocupado por el Teatro de Cámara de Chejov. Ésta era una emblemática sala de la ciudad que tuvo que cerrar debido a los recortes de subvenciones. Es triste que perdamos espacios de cultura, parece que sigue sin verse que éste es el único futuro posible. A pesar de hablar bien de esta sala yo no simpaticé mucho con ella. Una primera mala experiencia me mantuvo alejada y sólo mucho tiempo después di una segunda oportunidad a ese centro del teatro ruso creado por Ángel Gutiérrez. Aquella segunda vez fui a ver Noches Blancas, de Chejov. De la primera vez, cuando vi La Gaviota, prefiero no hablar.

Ahora el teatro ha cambiado de dueños, de ambiente y de tipo de obras. Por las representaciones que anuncian me da la impresión de que ha pasado a ser gestionado por algún actor o actores o productores muy conocidos en el mundillo. Todas las obras son modernas, y por ello arriesgadas, y con grandes y/o famosos actores. Espero que podamos disfrutar muchos años de este espacio.

Málaga suena a la tierra, gusta. Cuando lees el argumento ves que cualquier parecido con la idea concebida es irreal. Pero queda algo de regusto de la primera imagen.

Una pareja que acaba de separarse charla en el salón de la casa de ella. Aunque aún no han tramitado la separación, él ya abandonó la casa donde ahora sólo viven su mujer y la hija de siete años.
Han pactado un régimen de custodia compartida según el cual él cuidaría a su hija el próximo fin de semana.
Pero un importante congreso en Alemania le impide atender a sus obligaciones, no podrá quedarse con la pequeña. La conversación parte de este punto, la mujer cuenta que ha encontrado "niñera" para que cuide a la hija de ambos. Esta sencilla frase viene acompañada de mil reproches por ambas partes: el padre está saltándose los compromisos como siempre, dejando a su familia en último término y la madre elige un fin de semana romántico con su nueva pareja a quedarse en su casa con la niña. Ninguno está dispuesto a ceder, el egoísmo está por encima de las obligaciones y la sensatez.
La mujer ha negociado con el vecino de arriba, un chico de 19 años, que cuidará a la pequeña durante el fin de semana, con lo cual ninguno renunciaría a su plan. Sin embargo el padre ve un despropósito dejar a un chaval de 19 años con una niña de 7. La discusión violenta y el ataque continuo es la única forma de comunicación.

La fecha se acerca y no encuentran ninguna solución así que deciden que el padre evalúe al chaval y vea si le considera apto para cuidar de la hija de ambos. El chico es entrevistado o más bien interrogado por el padre que pretende detectar en él desviaciones o comportamientos anómalos. Para colmo el chico ser irá en pocas semanas a estudiar cine en EE UU y quiere grabar un corto con la pequeña durante el fin de semana. Contra todo pronóstico el chico aparenta estar centrado. Pero no sólo eso, al descubrir éste el enfrentamiento entre ambos juega con ellos, les engaña y saca partido haciéndose pasar por un buen chico y la única oportunidad de salvarles de la situación. El padre para evitar su sentimiento de culpabilidad decide pagar al chico el doble del dinero que éste había pactado con su madre.

La situación parece resuelta y todos parten tranquilos a sus destinos. Pero a la vuelta se tienen que enfrentar al gran error de su vida. No sabemos qué ha pasado pero vemos que los padres acaban de volver del hospital, allí han dejado a la pequeña debatiéndose entre la vida y la muerte. Sufren, se abrazan y se consuelan juntos, se sienten culpables y desesperados. Las posibles reacciones ante estos hechos son muchas y distintas. Nuestro autor ha elegido la más sensata y esperable. Los reproches y el egoísmo de antes han dado paso a la unión ante el dolor, a la asunsión de los errores. Aunque surgen ciertos momentos en los que atacar al contrario sirve para liberarse en parte de la pena, pero ésta sigue presente y amenazante.  Incluso la relación de pareja que parecía totalmente rota ahora se siente revivir. El marido pasará la noche en la casa con su mujer, no son capaces de separarse. Sólo faltará un rato para pasar por su casa a coger algo de ropa. En este intervalo de tiempo el vecino aparece y explica a la madre desesperada que su hija quería ser el personaje de su cuento favorito y él atraído por la magia de la pequeña la dejó volar y cumplir todos los caprichos, y "saltó a la luz como una llama". Y le dice que todo está grabado para su maravillosa película. Ella no cree lo que oye, como pudo no intuir la locura del chico, como pudo dejar a su hija  en sus manos. Él, a pesar de su locura, de su nihilismo, de su forma de entender el mundo y expresarlo en el cine, le dice a la mujer la verdad que más le duele: ella puso precio a su hija y la abandonó con un extraño para disfrutar con su pareja lejos de allí. Así que el joven se aprovecha también de ella, la viola, viéndola como un ser despreciable, equivalente al resto de la humanidad. Él le confiesa que la niña es la única que está a salvo de este mundo y de estos padres que la abandonaron y se sintieron liberados con pagar una suma de dinero por ella.
Ante la vuelta del marido ella no es capaz de contar lo ocurrido, calla y acepta la condena que sufrirá el resto de su vida.

La obra es muy dura, casi no deja un segundo de descanso, de tranquilidad, la tensión se mantiene y va en aumento. Los tres personajes muestran perfectamente la ansiedad, la rabia, el dolor, el egoísmo en el que viven encerrados. Es imposible no emitir juicios durante el transcurso, opinar si lo que se hace está bien o mal.

La obra se centra en la actitud egoísta de la pareja, pero es un sentimiento que no sólo se encuentra en las relaciones, también en todos los enfrentamientos y puntos de vista opuestos, en los que casi siempre prima el egoísmo, el no ceder ante nada, no quedar por debajo del contrario.

La sala es pequeña, cuenta con tres filas en forma de U. El teatro visto desde la segunda fila permite apreciar el trabajo de los actores, también detalles como lo que hacen cuando no hacen nada, vemos que cada segundo están representando su papel.El escenario es sencillo, un mueble bar y una silla.

No se necesita más para contar una buena historia que buenos actores y buen texto.



miércoles, 13 de febrero de 2013

YERMA

Yerma es un texto clave en la historia del teatro español. No soy muy aficionada a ver obras tan emblemáticas una vez que he disfrutado de ellas anteriormente, ya sea leyéndolas o en otra representación de teatro. Pero Yerma se me estaba resistiendo (intenté ir con Caro y finalmente no pude asistir).  Las buenas críticas y el estupendo reparto me animaron a no dejarla pasar. Así que compré la última butaca en venta, la más cara y una de las mejor situadas, en el patio de butacas.

Yerma cuenta la historia de una mujer que no es feliz pero que lucha con todas sus fuerzas por serlo. Su procedencia y su entorno le niegan el derecho a conseguirlo.
Yerma es una chica joven y llena de vida que ha sido casada por conveniencia con un labriego. Ella acepta su destino y aunque no le quiere, hace lo posible por cumplir con su papel de buena esposa. Pero él es un hombre simple que se contenta con tener una mujer honrada que no le dé ruido. La joven sabe que para ser feliz necesita sentir un hijo en sus entrañas, alguien a quien cuidar y que acabe de dar sentido a su existencia y su matrimonio. Su marido sólo piensa en el trabajo y no quiere ni escuchar hablar del tema. Cada vez que ella lo menciona él la manda callar y enfadado huye de su lado.


Los meses pasan y Yerma ve como sus amigas se quedan preñadas y cuidan de sus pequeños retoños mientras que ella sigue sola y desesperada. Recurre a buscar consejo entre viejas mujeres que tuvieron muchos partos, intenta encontrar el secreto para ser concebida. Sin embargo se topa con su triste realidad: su relación está muerta, no hay amor ni complicidad así que nada podrá nacer del desamor.Piensa en los momentos en que ella ha sentido un escalofrío en su cuerpo debido a la pasión, pero éstos nunca fueron con su marido. Descubre que un guapo chaval del pueblo, Víctor, sí provocó en ella esa sensación única, de eso ya hace años. Algunos días se cruza con él por el campo y recuerdan viejos tiempos. A Yerma vuelve aquella sensación que también siente él pero sabe que su honra está por encima de todo. Sin embargo su marido, un ser desconfiado, les ve y sospecha de su infidelidad. Para evitar que su honor sea manchado, trae a la casa a sus dos hermanas con el fin de vigilar a su mujer y no dejarla salir sola ni a sol ni a sombra.

Las habladurías ya recorren todo el pueblo y las mujeres en los lavaderos comentan que Yerma no tiene hijos porque no se los merece, debido a su mal comportamiento hacia su marido.


Él se siente deshonrado y decide echar al joven Víctor del pueblo. Debido a la posición acomodada que ha conseguido compra la cabras del muchacho y con esto también compra su marcha del lugar. Yerma nunca pensó en ser infiel pero con la desaparición de Víctor aún se ve más aislada del mundo, más encerrada en una casa que sabe a cárcel. Se ha convertido en un ser apagado y sin vida, triste y monótono como todo lo que le rodea. Pero aún tiene fuerzas y se resiste a aceptar que ese sea su destino, la soledad de la casa y el marido ausente que la rehuye.

Escuchó hablar de una curandera que conseguía hacer fértiles a las mujeres vacías. A pesar del dolor y sufrimiento, resiste con entereza todo por conseguir lo único que daría sentido a su vida. Pero nuevamente fracasa. Una última oportunidad surge con la peregrinación a un altar conocido por conceder hijos a mujeres que rezan allí. La romería es una fiesta de jubilo donde Lorca nos cuenta que el único milagro es el de los hombres que van hasta allí buscando mujeres para mantener relaciones. Una conocida vieja del pueblo, a la que Yerma pidió consejo, le cuenta que nunca tendrá hijos con su marido, pero que ella tiene un hijo en edad casadera que estará dispuesto a cargar con ella y darle los hijos que quiera. Pero Yerma antepone su honor a su felicidad y desprecia a la mujer que cree que ella pueda aceptar algo así.

Su marido, que está borracho y escondido entre los árboles, escucha las palabras de su mujer y descubre que nunca perdió su honra. Sensibilizado por ello y eufórico por el alcohol, la abraza y le dice que sea feliz con lo que tiene. Confiesa que ellos nunca tendrán hijos, cosa que no le entristece porque él realmente nunca quiso. Él sólo sólo desea estar con ella, ya que la quiere, aunque nunca ha sido capaz de demostrar su amor.

Ella no soporta escuchar que aquello por lo que luchó tanto tiempo, siempre fue algo inalcanzable y que su marido lo ocultó, evitando su felicidad. Yerma sólo ve una salida a esta vida perdida, acabar con el hombre que le quitó el derecho a ser feliz. Quedarse sola y yerma para siempre.


Leí Yerma hace varios años. Intenté entender la poesía de Lorca en sus obras. Descubrí lo que sigo concluyendo cada vez que leo teatro: no hay nada como ver el teatro sobre el escenario, cuando éste está bien representado.

La obra está perfectamente montada y llevada. Contrapuesto a la dureza de la historia, hay personajes que hacen reír, cantan y juegan. Toques de flamenco, cante y baile que recrean un ambiente muy andaluz y una época pasada (pero no tanto). La obra va acompañada de poesía, versos de Lorca que suenan estupendamente en este montaje.

El escenario tiene una especie de charca con agua que hace de río, lavadero, poza y lo que haga falta, y que hace referencia a la fertilidad.

Y Silvia Marsó está estupenda, aunque algunas críticas no la pongan muy bien. Encarna perfectamente a esa joven soñadora y luchadora que va perdiendo fuerzas y cada vez se muestra más apagada.

Lo único que necesita la obra es que alguna vez tenga un final feliz. La dureza de Lorca no es apta todos los días.

domingo, 3 de febrero de 2013

MEJORCITA DE LO MÍO

Mejorcita de lo mío lleva representandose varios años en diferentes salas de Madrid. Éste es un logro del que pocas compañías pueden presumir, más aún tratándose de salas pequeñas y compañías jóvenes. Cada vez más teatros alternativos buscan obras garantizadas, que atraigan público para asegurar una buena recaudación. Parece ser que esta representación lleva tiempo cumpliendo con creces con este objetivo.

La obra es un sencillo monólogo de una simpática joven. La actuación comienza antes de que todos estemos colocados. Ella, Pili, está sentada en una esquina arreglándose. A veces comenta algún chascarrillo o cuenta algún recuerdo que le viene a la mente. Y entre uno y otro, Pili se autoanima, se grita frente al espejo.

La actuación empieza y nuestra chica se mete en su papel y recita algo así como unos versos sobre el principio de la vida. Pero le entra el miedo escénico y huye del escenario. A pesar de los ánimos autoprofesados, las dudas de la joven actriz han vuelto y ella no es capaz de enfrentarse a su público. Porque, como ella dice, todo el día nos estamos enfrentando a continuas dudas y a la toma de decisiones. Y la decisión final que incluye a todas es el conocido "Ser o no ser". Y ahí se lanza con medio Hamlet. Las grandes frases son recitadas y comentadas a toda velocidad, como aquella que enuncia que es preferible aceptar el destino a enfrentarse a él. Pero tanta emoción le vuelve a jugar una mala pasada y esta vez   queda bloqueada, literalmente paralizada. Para recuperar la movilidad de sus articulaciones nos hace un repaso por las teorías psicológicas, y sus tratamientos, como la exposición o las demostraciones de cariño haciéndoles sentir útiles. Nuevamente se lanza a agasajar a manos, pies, piernas con frases como "¡Venga, que tú puedes, bien!". Y es que lo primero que necesitamos para entendernos es conocernos. Así que Pili repasa y enseña su cuerpo, que al fin y al cabo es el conjunto que intenta ser feliz.

Y es que lo único que Pili quiere es conocerse para ser feliz y que todo el mundo lo sea. No pide más ni menos, con eso se conforma. Pero conocerse es una complicada misión porque hay situaciones que escapan a su control, que no puede abstraerse para verlas desde fuera y entender lo que ocurre. Mientras que expone sus teorías recibe llamadas que la devuelven a sus inseguridades: su madre repasa la forma de ser de su hija y cuestiona su capacidad para desenvolverse en ciertos temas. Así que vuelta a la inseguridad del principio.

Nuestra joven piensa que tener fe en una religión simplifica esta difícil tarea, sólo hay que creer y aceptar lo que se impone. Siendo niña, Pili fue una fanática religiosa y en ese tiempo creyó que era feliz. Perder la fe fue una lástima aunque es más correcto decir que la reemplazó por otra creencia, en la madre tierra. Así que ni corta ni perezosa saca un globo terraqueo y lo acuna y cuida para que se cure de sus heridas, deforestación, agujero de ozono... La tierra está muy sola y castigada, hecho que el jefe indio Seattle predijo en su carta escrita en 1853, que también nos lee y comenta. Pili no para de luchar por que la tierra y todos los que aquí estamos seamos felices, pero este esfuerzo es agotador. Además, no tiene que olvidar que ella también quiere encontrarse bien.

Para colmo nos relata su encuentro con su ex, un tipo de esos que siempre ve el vaso medio vacío. Ella intentó animarle y mostrarle todas las oportunidades buenas que le habían surgido, sin embargo él solo respondía que ella era siempre era feliz y que así era fácil vivir. Pili entra en cólera porque no es feliz aunque se empeña en aparentarlo. Y realmente por qué nos tenemos que imponer el ser felices? Pili duda, se siente triste, se esfuerza pero no consigue que el mundo esté bien. Pero tiene un truco para evitar su pena: cocinarla. Así que nos prepara una sopa con sus penas para escapar de ellas. Tampoco la solución surte efecto porque la realidad vuelve a presentarse ante sus narices en forma de llamadas de familia y amigos. Y es que cada persona que te conoce tiene una imagen de ti, siempre diferentes y todas reales. Así que no queda claro qué somos, aquello que deducimos desde dentro o un compendio de como nos ven desde fuera? Y como llegaremos a la felicidad, si hay pequeños momentos maravillosos en un mar de días apáticos? Lo importante es disfrutar y luchar por la felicidad, porque quizá no podamos conocernos más y encontrar los mecanismos que nos ayuden a conseguirlo.

La música acompaña cada momento de la obra, siendo un complemento importante, que también nos cuenta la historia.

La obra es simpática, llena de momentos graciosos. El desparpajo de la actriz ocupa la hora y media de obra, en la que sabe mezclar frases y reflexiones profundas con momentos y gestos divertidos o con grandes textos para la historia. En clave de humor intenta enfrentarnos a lo que somos y a lo que queremos ser, cosas que difícilmente coinciden. Pili tiene mucho de nosotros en esos momentos en que estamos perdidos. Se ríe de nosotros y nos muestra que los grandes problemas de nuestra persona tienen las soluciones más sencillas. Y nos lo dice riendo.