La obra es un sencillo monólogo de una simpática joven. La actuación comienza antes de que todos estemos colocados. Ella, Pili, está sentada en una esquina arreglándose. A veces comenta algún chascarrillo o cuenta algún recuerdo que le viene a la mente. Y entre uno y otro, Pili se autoanima, se grita frente al espejo.
La actuación empieza y nuestra chica se mete en su papel y recita algo así como unos versos sobre el principio de la vida. Pero le entra el miedo escénico y huye del escenario. A pesar de los ánimos autoprofesados, las dudas de la joven actriz han vuelto y ella no es capaz de enfrentarse a su público. Porque, como ella dice, todo el día nos estamos enfrentando a continuas dudas y a la toma de decisiones. Y la decisión final que incluye a todas es el conocido "Ser o no ser". Y ahí se lanza con medio Hamlet. Las grandes frases son recitadas y comentadas a toda velocidad, como aquella que enuncia que es preferible aceptar el destino a enfrentarse a él. Pero tanta emoción le vuelve a jugar una mala pasada y esta vez queda bloqueada, literalmente paralizada. Para recuperar la movilidad de sus articulaciones nos hace un repaso por las teorías psicológicas, y sus tratamientos, como la exposición o las demostraciones de cariño haciéndoles sentir útiles. Nuevamente se lanza a agasajar a manos, pies, piernas con frases como "¡Venga, que tú puedes, bien!". Y es que lo primero que necesitamos para entendernos es conocernos. Así que Pili repasa y enseña su cuerpo, que al fin y al cabo es el conjunto que intenta ser feliz.
Y es que lo único que Pili quiere es conocerse para ser feliz y que todo el mundo lo sea. No pide más ni menos, con eso se conforma. Pero conocerse es una complicada misión porque hay situaciones que escapan a su control, que no puede abstraerse para verlas desde fuera y entender lo que ocurre. Mientras que expone sus teorías recibe llamadas que la devuelven a sus inseguridades: su madre repasa la forma de ser de su hija y cuestiona su capacidad para desenvolverse en ciertos temas. Así que vuelta a la inseguridad del principio.
Nuestra joven piensa que tener fe en una religión simplifica esta difícil tarea, sólo hay que creer y aceptar lo que se impone. Siendo niña, Pili fue una fanática religiosa y en ese tiempo creyó que era feliz. Perder la fe fue una lástima aunque es más correcto decir que la reemplazó por otra creencia, en la madre tierra. Así que ni corta ni perezosa saca un globo terraqueo y lo acuna y cuida para que se cure de sus heridas, deforestación, agujero de ozono... La tierra está muy sola y castigada, hecho que el jefe indio Seattle predijo en su carta escrita en 1853, que también nos lee y comenta. Pili no para de luchar por que la tierra y todos los que aquí estamos seamos felices, pero este esfuerzo es agotador. Además, no tiene que olvidar que ella también quiere encontrarse bien.
Para colmo nos relata su encuentro con su ex, un tipo de esos que siempre ve el vaso medio vacío. Ella intentó animarle y mostrarle todas las oportunidades buenas que le habían surgido, sin embargo él solo respondía que ella era siempre era feliz y que así era fácil vivir. Pili entra en cólera porque no es feliz aunque se empeña en aparentarlo. Y realmente por qué nos tenemos que imponer el ser felices? Pili duda, se siente triste, se esfuerza pero no consigue que el mundo esté bien. Pero tiene un truco para evitar su pena: cocinarla. Así que nos prepara una sopa con sus penas para escapar de ellas. Tampoco la solución surte efecto porque la realidad vuelve a presentarse ante sus narices en forma de llamadas de familia y amigos. Y es que cada persona que te conoce tiene una imagen de ti, siempre diferentes y todas reales. Así que no queda claro qué somos, aquello que deducimos desde dentro o un compendio de como nos ven desde fuera? Y como llegaremos a la felicidad, si hay pequeños momentos maravillosos en un mar de días apáticos? Lo importante es disfrutar y luchar por la felicidad, porque quizá no podamos conocernos más y encontrar los mecanismos que nos ayuden a conseguirlo.
La música acompaña cada momento de la obra, siendo un complemento importante, que también nos cuenta la historia.
La obra es simpática, llena de momentos graciosos. El desparpajo de la actriz ocupa la hora y media de obra, en la que sabe mezclar frases y reflexiones profundas con momentos y gestos divertidos o con grandes textos para la historia. En clave de humor intenta enfrentarnos a lo que somos y a lo que queremos ser, cosas que difícilmente coinciden. Pili tiene mucho de nosotros en esos momentos en que estamos perdidos. Se ríe de nosotros y nos muestra que los grandes problemas de nuestra persona tienen las soluciones más sencillas. Y nos lo dice riendo.
Me parece un tema muy interesante y me alegro de que la representación, un monólogo, no te cansara. Mucho mérito de la actriz y del texto.
ResponderEliminarPor tu crítica, creo que habría sido el tipo de obra que me habría gustado ver. Estoy seguro de que encontrabas muchas cosas en común con la actriz porque tú también eres muy positiva. Me gusta la coletilla final, que recalques que hay soluciones para los grandes problemas, y que esas soluciones vengan acompañadas de la risa. Frecuentemente el tener una actitud positiva es una de las claves.
Buena crítica, como lleva siendo costumbre.