miércoles, 13 de febrero de 2013

YERMA

Yerma es un texto clave en la historia del teatro español. No soy muy aficionada a ver obras tan emblemáticas una vez que he disfrutado de ellas anteriormente, ya sea leyéndolas o en otra representación de teatro. Pero Yerma se me estaba resistiendo (intenté ir con Caro y finalmente no pude asistir).  Las buenas críticas y el estupendo reparto me animaron a no dejarla pasar. Así que compré la última butaca en venta, la más cara y una de las mejor situadas, en el patio de butacas.

Yerma cuenta la historia de una mujer que no es feliz pero que lucha con todas sus fuerzas por serlo. Su procedencia y su entorno le niegan el derecho a conseguirlo.
Yerma es una chica joven y llena de vida que ha sido casada por conveniencia con un labriego. Ella acepta su destino y aunque no le quiere, hace lo posible por cumplir con su papel de buena esposa. Pero él es un hombre simple que se contenta con tener una mujer honrada que no le dé ruido. La joven sabe que para ser feliz necesita sentir un hijo en sus entrañas, alguien a quien cuidar y que acabe de dar sentido a su existencia y su matrimonio. Su marido sólo piensa en el trabajo y no quiere ni escuchar hablar del tema. Cada vez que ella lo menciona él la manda callar y enfadado huye de su lado.


Los meses pasan y Yerma ve como sus amigas se quedan preñadas y cuidan de sus pequeños retoños mientras que ella sigue sola y desesperada. Recurre a buscar consejo entre viejas mujeres que tuvieron muchos partos, intenta encontrar el secreto para ser concebida. Sin embargo se topa con su triste realidad: su relación está muerta, no hay amor ni complicidad así que nada podrá nacer del desamor.Piensa en los momentos en que ella ha sentido un escalofrío en su cuerpo debido a la pasión, pero éstos nunca fueron con su marido. Descubre que un guapo chaval del pueblo, Víctor, sí provocó en ella esa sensación única, de eso ya hace años. Algunos días se cruza con él por el campo y recuerdan viejos tiempos. A Yerma vuelve aquella sensación que también siente él pero sabe que su honra está por encima de todo. Sin embargo su marido, un ser desconfiado, les ve y sospecha de su infidelidad. Para evitar que su honor sea manchado, trae a la casa a sus dos hermanas con el fin de vigilar a su mujer y no dejarla salir sola ni a sol ni a sombra.

Las habladurías ya recorren todo el pueblo y las mujeres en los lavaderos comentan que Yerma no tiene hijos porque no se los merece, debido a su mal comportamiento hacia su marido.


Él se siente deshonrado y decide echar al joven Víctor del pueblo. Debido a la posición acomodada que ha conseguido compra la cabras del muchacho y con esto también compra su marcha del lugar. Yerma nunca pensó en ser infiel pero con la desaparición de Víctor aún se ve más aislada del mundo, más encerrada en una casa que sabe a cárcel. Se ha convertido en un ser apagado y sin vida, triste y monótono como todo lo que le rodea. Pero aún tiene fuerzas y se resiste a aceptar que ese sea su destino, la soledad de la casa y el marido ausente que la rehuye.

Escuchó hablar de una curandera que conseguía hacer fértiles a las mujeres vacías. A pesar del dolor y sufrimiento, resiste con entereza todo por conseguir lo único que daría sentido a su vida. Pero nuevamente fracasa. Una última oportunidad surge con la peregrinación a un altar conocido por conceder hijos a mujeres que rezan allí. La romería es una fiesta de jubilo donde Lorca nos cuenta que el único milagro es el de los hombres que van hasta allí buscando mujeres para mantener relaciones. Una conocida vieja del pueblo, a la que Yerma pidió consejo, le cuenta que nunca tendrá hijos con su marido, pero que ella tiene un hijo en edad casadera que estará dispuesto a cargar con ella y darle los hijos que quiera. Pero Yerma antepone su honor a su felicidad y desprecia a la mujer que cree que ella pueda aceptar algo así.

Su marido, que está borracho y escondido entre los árboles, escucha las palabras de su mujer y descubre que nunca perdió su honra. Sensibilizado por ello y eufórico por el alcohol, la abraza y le dice que sea feliz con lo que tiene. Confiesa que ellos nunca tendrán hijos, cosa que no le entristece porque él realmente nunca quiso. Él sólo sólo desea estar con ella, ya que la quiere, aunque nunca ha sido capaz de demostrar su amor.

Ella no soporta escuchar que aquello por lo que luchó tanto tiempo, siempre fue algo inalcanzable y que su marido lo ocultó, evitando su felicidad. Yerma sólo ve una salida a esta vida perdida, acabar con el hombre que le quitó el derecho a ser feliz. Quedarse sola y yerma para siempre.


Leí Yerma hace varios años. Intenté entender la poesía de Lorca en sus obras. Descubrí lo que sigo concluyendo cada vez que leo teatro: no hay nada como ver el teatro sobre el escenario, cuando éste está bien representado.

La obra está perfectamente montada y llevada. Contrapuesto a la dureza de la historia, hay personajes que hacen reír, cantan y juegan. Toques de flamenco, cante y baile que recrean un ambiente muy andaluz y una época pasada (pero no tanto). La obra va acompañada de poesía, versos de Lorca que suenan estupendamente en este montaje.

El escenario tiene una especie de charca con agua que hace de río, lavadero, poza y lo que haga falta, y que hace referencia a la fertilidad.

Y Silvia Marsó está estupenda, aunque algunas críticas no la pongan muy bien. Encarna perfectamente a esa joven soñadora y luchadora que va perdiendo fuerzas y cada vez se muestra más apagada.

Lo único que necesita la obra es que alguna vez tenga un final feliz. La dureza de Lorca no es apta todos los días.

1 comentario:

  1. Qué académica has sonado al principio, diciendo que Yerma es una obra clave en la historia del teatro, jeje. Yo no he leído el texto, pero con tu crítica me hago una idea muy buena del argumento e imagino los hilos de los que tira el poeta, las emociones y los recovecos del alma.

    Sí, la única pega es que no sea alegre. Pero las buenas historias siguen siendo buenas aunque sean tristes. Me alegro mucho de que te haya gustado y de que sigas encontrando la inspiración para escribir críticas tan entretenidas como esta.

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