Con este título no se siente una muy motivada para ir a verla. Así que cuando Caro me la propuso dije claramente que no. Pero al final he asistido a la actuación ya que hay pocas cosas que me den más rabia en esta vida que desperdiciar una entrada ya comprada y a Caro le sobraba una.
El lugar era el teatro Infanta Isabel, por el que sí pasan los años. Supongo que no andan ahora muy boyantes como para acometer reformas. Por si nos quedaban dudas sobre su solvencia económica, al entrar en el patio se nos desvelan todas: no hay más de cuarenta personas.
Antes del comienzo de la representación escuchamos los anuncios de la radio de los años 50, leídos por una de sus voces tan características. Esto se debe a que hemos entrado en un estudio de radio, estamos "en el aire". Asistiremos a la emisión de una radionovela, la que cuenta la historia de Alberto Carlos Bustos, Municipal y Pájaro. Según nos dicen, esta obra está basada en hechos reales.
La representación nos cuenta la vida y amores de Alberto, un hombre destrozado porque su amor, Clara, le ha abandonado. Sólo piensa en ella, vive por ella y cree escucharla en todos los lugares. Así que cuando nuestro personajes recibe llamadas de una extraña mujer que dice llamarse Manuela él sólo cree hablar con Clara.
Se arrastra por los suelos, le suplica que vuelva, pero es que ella no es Clara. Y entre conversación, malentendido y discusión, canciones en directo a cargo de un personaje con una divertida voz argentina. La voz en off de la radio, la que cuenta la historia, es la de Fernandito, un hombre bastante afeminado y muy cargante que llega a exasperar a gran parte del público. Por suerte sólo vemos su sombra a través de una pantalla, así él tampoco ve nuestras caras de aburrimiento cuando él participa.
Tras veinte llamadas de Manuela preguntando por un Alberto que nadie conoce, nuestro Alberto descubre que está perdiendo la oportunidad de conocer a un nuevo amor, porque no es capaz de olvidar a su ex. Y cuando por fin se permite soñar con Manuela reaparece Clara para abortar todos sus planes. Al fin consigue superar su pasado y correr hacia esta maravillosa mujer, pero en el camino su autobús se estrella con una farola, dando al traste con el esperado final feliz de la historia.
El entretenimiento de la obra no está en el argumento, sino en la forma de contarnos la vida de la radio, la interacción entre los personajes y volver a traernos el mundo lejano de las radionovelas.
Las canciones alegran la actuación que en general se hace bastante pesada y repetitiva. Además la música en directo divierte bastante más que la radionovela.
La obra queda ya muy lejos de aquel glorioso diario de Adán y Eva que tanto nos gustó.
¡Ole mi niña! Así me gusta, plantando cara a la tiranía de teatros de Caro. Uy, ahora que lo pienso, habitualmente la situación es la contraria... :D
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia la foto que has puesto justo tras decir que sólo había cuarenta personas. Pero la obra en sí, como ya anticipabas, me parece algo insulsa. El tema central de emisión radiofónica ya ha perdido la frescura tras aquel estupendo diario de Adán y Eva. Me extraña que este actor haya caído de nuevo en las mismas redes. Será que le falta la mujer en esta ocasión.