Su historia es bastante conocida porque ha sido mil veces representada en teatros, como ésa que fue emitida por televisión, en la que Raúl Sénder hacía del perfecto D. Mendo. Desde que la vi sólo su cara me encaja en el papel del protagonista.
Hoy por suerte no tenía que imaginar las caras de los intérpretes, ya que la versión era bien distinta.
El Espejo Negro lleva más de veinte años dando movimiento a sus marionetas. Habitualmente traen a escena obras escritas por ellos pero en este caso han preferido adaptar el clásico de D. Mendo a su forma de entender el teatro.
El marqués Don Mendo ama a Magdalena, la hija de Don Nuño. Para consumar su amor cada noche trepa la torre por la escala que ella le lanza.
Pero llega el fatídico día en que D. Nuño indica a su hija que será casada con el duque de Toro, Don Pero. Ésta en lugar de sentirse morir se felicita por la buena posición de su prometido. Inmediatamente decide deshacerse de su amante pero los planes no salen como ella pensaba. Cuando esa noche D. Mendo escala la torre, es visto por el prometido de su amada. Éste va a conocer lo que allí se cuece, se encuentra con el visitante y ambos luchan.
D. Mendo ha sido cazado pero el honor de su amada tendrá que ser protegido por encima de todo. Por ello, confiesa que ha entrado a robar y muestra un collar de perlas, el que Magdalena le entregó un rato antes para que pagara sus deudas, pero con el fin de posteriormente echarle la culpa de su falta. D. Mendo cree haber cumplido con su cometido pero se da cuenta de que ha sido un "pardillo" al enterarse de que su amada está prometida con su contrincante en la lucha.
Como castigo es encerrado en una prisión de la que nunca saldrá. Por si esto fuera poco Magdalena pide que empareden al ladrón de D. Mendo, pero éste es liberado en último momento por un amigo, el marqués de Moncada. El emparedado será uno de sus verdugos, así nadie sabrá que él sigue vivo.
La nueva vida de D. Mendo le convertirá en trovador, un poeta que enamora a muchas mujeres. Azofaifa le acompaña con las canciones y se muere por sus huesos. Pero D. Mendo solo tiene un cometido, la venganza.Conquista a Magdalena, lo que tampoco tiene mucho mérito ya que ésta le ha puesto los cuernos al manso de su marido Toro con cientos de hombres. Su último amante es el rey de León, Alfonso VII. El trovador llega a la corte y la reina Berenguela queda prendada de él. Bajo petición de los reyes Alfonso VII y Berenguela, canta una canción bien conocida por los asistentes, la que relata su vida y el engaño del que fue víctima.
Y cómo no, el final tenía que ser el típico de las comedias de enredo de la primera mitad del s. XX. Todos se darán cita en el mismo lugar, en este caso una cueva. Magdalena quiere encontrarse con el trovador, el rey con Magdalena, la reina con el trovador, D. Pero y D. Nuño quieren ver lo que ocurre y acuden a la cueva para salvar su honra, Azofaifa quiere matar a la mujer que tanto daño hizo a su amado y también aparece por allí.
Toda esta historia que aquí se cuenta nos fue relatada a nosotros por un perro pulgoso, una especie de caniche feo con un estupendo acento andaluz. Y es que si la historia era conocida, la compañía El Espejo Negro ha sabido darle un giro original, fresco y muy divertido. Eso sí, no olvidando nunca sus principios y su forma de entender el teatro. Por ejemplo, emplean un lenguaje con bromas en ocasiones algo soeces y no muy recomendables para niños, menos mal que son los traviesos de los muñecos las que los protagonizan.
Los personajes se distanciaban bastante de caballeros y damiselas al uso, no sólo por el vocabulario, también por la apariencia divertida, representados por animales: Magdalena es un cerdo, D. Mendo es una oveja...
Como la obra es creada para hacer reir y llegar a todos los públicos, niños y mayores, emplean recursos sencillos pero divertidos en este tipo de representaciones, haciendo referencia a momentos muy conocidos de películas como la guerra de las galaxias.
Y por si todo esto fuera poco, nos deleitan con canciones de Rafael (¡con el mismísimo Rafael cantando en directo!), David Civera (Que la detengan, que es una mentirosa), o Michael Jackson (como el zombi que va a ser emparedado). Tampoco faltan los tambores, que tocan los mismos repiques que acompañan a los tronos en semana santa, y es que la compañía es malagueña.
Esta es una obra para olvidar los problemas, relajar la mandíbula y disfrutar con el buen trabajo de estos artistas.
Me he reído cuando has mencionado a lo del caniche feo con acento andaluz :D, ¿qué pinta allí un caniche? Qué animales más ridículos los pobres... y con los detalles finales de la adaptación. Me hubiera gustado que contaras un poco más de ellos. Las canciones que comentas hacen también del espectáculo algo del todo imprevisible. Vaya variedad más graciosa. Sólo faltaba Michael Jackson. Ah, no, que también sale... :D
ResponderEliminarMuy graciosa la crítica.
Y me han entrado ganas de ver algo de El espejo negro
ResponderEliminarPues aquí puedes ver algo del espectáculo y al perro pulgoso. Así podrás imaginar algo mejor cómo son sus actuaciones:
ResponderEliminarhttp://www.elespejonegro.com/index.php/espectaculos/gira/la-venganza-de-don-mendo.html
Jajaja, ¡qué bueno el perro pulgoso!
ResponderEliminar¡Y sale Rafael en marioneta! Pensaba que salía cantando de verdad, como persona, y no como marioneta...
ResponderEliminar