domingo, 2 de junio de 2013

QUE NO HE MUERTO

Lorca sigue vivo. Esta noche hemos estado con él y él mismo nos lo ha confesado: vive en cada uno de sus poemas, sus letras y canciones.





La luna es un pozo chico, 
las flores no valen nada, 
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan.






Hoy hemos asistido a un recital de poesía y flamenco en el que hemos conocido mejor a la persona y al personaje que eran Federico, Federico García Lorca. 

Las estrellas 
no tienen novio
¡Tan bonitas
como son las estrellas!

Para conocerle hemos escuchado lo que sus amigos pensaban de él, la admiración que todos le tenían por su genialidad, su vitalidad y su alegría. De su genialidad no han hecho falta más pruebas que escuchar sus poemas. Y por si aún nos quedaban dudas, hemos disfrutado de algunas de las muchas canciones flamencas y tradicionales creadas a partir de sus letras, que ya forman parte de nuestra vida.


De los cuatro muleros
 que van al río, 
el de la mula torda 
es mi marío. 

Algunas de estas canciones forman parte de mi vida, de mi niñez, las  tengo almacenadas entre mis primeros recuerdos.

Ay, Tarara loca.
Mueve, la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.

Sus amigos cuentan que cuando él estaba todo se llenaba con su presencia, y que incluso tras su marcha él permanecía en el lugar. Le calificaron como un criatura extraordinaria, o como el Primero. Han venido a contárnoslo todos sus amigos: Jorge Guillén, Vicente Alexandre, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Dámaso Alonso, Pablo Neruda, Pedro Salinas y muchos más.





El lagarto y la lagarta 
con delantalitos blancos
han perdido sin querer
su anillo de desposados





Damaso Alonso recordó la vez que, estando en Nueva York, Federico comenzó a tararear canciones tradicionales andaluzas. Aunque nadie entendía su idioma, todos se sintieron embriagados por la voz y la pasión que él ponía. 
yo denuncio la conjura 
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva

También Lorca reflejó en sus obras el cariño que tenía por sus queridos compañeros, la huella que le dejaron o el dolor que sintió con su pérdida.

A las cinco de la tarde
Eran las cinco de la tarde
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde

El amor que sentía por la diversidad de culturas y las distintas raices que habían formado su pueblo están evidenciadas en el Romancero Gitano entre otras muchas obras.

¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras
en Jaén: 
Axa y Fátima y Marién.

El mariquita se peina
en su peinador de seda
Los vecinos se sonríen
en sus ventanas postreras.

Pero entre tantos viajes, amigos y escritos, nunca olvidó su tierra, su Andalucía  y su Granada.


Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales,
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.




Los últimos textos son los que sus amigos tuvieron que escribir para ahogar su pena al saber que Federico había sido fusilado. Su asesinato dejó un vacío insalvable, imposible que sea ocupado por nadie igual.

Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto

El flamenco es quizá la máxima expresión de sus poemas, la voz rota, solitaria, que canta los sentimientos. Las guitarras, las palmas, la caja de música permiten que las canciones nos hagan sentir en un patio andaluz, rodeados por todos los amigos y por el mismo Federico. Estoy segura de que ellos también han disfrutado con el espectáculo.


1 comentario:

  1. Ohh... qué crítica más bonita. Me gusta leer tus palabras mezcladas con las de Lorca. Ha debido de ser una obra muy emotiva, porque todos esos versos nos llevan a la infancia, a Andalucía, a los patios de macetas, a los días de sol, verde, agua y arena.

    Gracias por llevarme por un ratito a este universo de letras, teatro y recuerdo.

    Firmado: El mulero de la mula torda

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