Con el fin de acabar bien el año y quizá también una temporada de teatro, hemos aprovechado estos días para asistir al estreno de una castiza zarzuela, la del manojo de rosas.
No negaré que me gusta más el teatro, aunque una vez al año no viene mal disfrutar de un espectáculo de este tipo. Pero una zarzuela es una zarzuela, ni más ni menos. Con esto me refiero a una serie de características que cumplen todas las obras de este género: argumentos sencillos, grandes cantantes aunque no muy buenos actores, comedia con final feliz, historias de amor con enredo incluido, parejas nobles y vasallas, etc.
La del manojo de rosas nos cuenta una historia ambientada en el Madrid de la época republicana donde, a pesar de la comedia, se entreven trazos de la guerra civil que se avecina. En una castiza calle de la ciudad una bella chica regenta una floristería. Dos hombres se disputan su amor, Ricardo es aviador y Joaquín es mecánico. Ascensión, que es el nombre de la protagonista, quiere unir su vida a un hombre que no pertenezca a una clase superior a la suya para no tener que agradecerle nunca su posición. En cambio su padre, un rico venido a menos, intenta conseguir el mejor pretendiente para ella.
Ascensión elige al sencillo y encantador mecánico y entre canción y canción cae enamorada de él. Pero pronto descubre que el muchacho no es tan pobre y sincero como parecía, ya que estudia para convertirse en ingeniero. Ella se siente estafada por el engaño y movida por el despecho decide aceptar al aviador. Pero como es lógico en estas obras, la historia tiene que acabar con la felicidad de todos los participantes.
Así que la familia del estudiante de ingeniería cae arruinada y el joven debe de volver a su profesión de mecánico para sustentar a su familia, lo que hace que Ascensión recupere su amor por él. Y como siempre, todo se arregla con una canción en la que vuelven a declararse el amor.
Para que la historia de los jóvenes quede más adornada, otra pareja de clase algo inferior también luchará por su amor. En este caso un aprendiz de mecánico pretenderá a la tendera del puesto de flores que trabaja con Ascensión. Ellos dan el toque humorístico a la obra, ya que la chica intenta conseguir que su pretendiente se convierta en un hombre de bien, y para ello le da celos con Espasa, el camarero del bar de la misma calle. Y Espasa es un divertido personaje que provoca a todos los que pasan por la puerta de su bar, dándoselas del más culto del barrio.
La obra es entretenida, nos permite disfrutar de bonitas voces, una gran zarzuela y un rato divertido.
El escenario consigue trasladarnos a esa calle de Madrid hace más de setenta años, con balcones y vecinos asomados que intentan no perderse ni un detalle de lo que se cuece en su calle.
jueves, 19 de diciembre de 2013
domingo, 17 de noviembre de 2013
TÉTRADAS
Cuatro obras cortas de Harold Pinter forman la representación Tétradas, en el teatro de la Puerta Estrecha. Esta sala es uno de los espacios alternativos que más estrictamente lleva a cabo el compromiso social y político a través de sus obras.
Con Precisión, Pinter nos habla del horror de la humanidad, sin tratar de ningún drama concreto, aunque se detectan trazos del nazismo. Dos hombres charlan en torno a una mesa, mientras que toman una copa. Hablan del éxito que han tenido en su negocio aunque parece que el acuerdo final no dejó a todos contentos. Ellos han cobrado por su trabajo de forma satisfactoria, pero mencionan que los veinte millones no son suficientes según los últimos comentarios hechos por los de la otra parte. ¿Pero veinte millones de qué? ¿Hablan de dinero, de personas? No, la cifra trata de muertos. El pacto inicial parece haberse quedado corto y ahora incluso se está pensando en cincuenta o sesenta millones. ¿estamos ante un acuerdo del número de muertos para conseguir una rendición, un pacto en el que el ganador será el mayor criminal? Con precisión se habló de una cantidad, pero los millones de muertos pueden variar sin mayor problema ético.
Harold Pinter pretende enfrentarnos a lo peor de nosotros con cada texto. Siendo niño vivió los horrores de la Segunda Guerra Mundial, esto le impactó e imprimió en su forma de escribir un sello único. En muchos casos sus obras rozan el absurdo como una explicación de nuestra historia reciente.
Una especie de Alaska es la historia de una joven que lleva treinta años postrada en una cama en estado vegetativo. Por fin despierta, pero no es consciente de lo ocurrido. Se siente la niña que era cuando su cuerpo se paralizó, sufrió un shock. Ahora no reconoce a la persona que se sienta junto a su cama, no entiende y no quiere entender los mensajes que éste le da sobre todo lo ocurrido. Todo ha cambiado, su familia ha sufrido durante estas décadas, mientras que ella no sabía nada de lo ocurrido. Sin embargo despertar le obliga a aceptar la verdad. Su médico, que se casó hace más de 20 años con su hermana pequeña, se convierte en el objetivo de su amor, un acto esperable en una niña de 15 años pero no en una mujer de 45. Deborah, que es como se llama la niña-mujer, escucha la versión que le cuentan su médico y su hermana, aceptando aquella que más le permita sobrevivir a esta realidad.
El Nuevo Orden Mundial es otro texto sobre el horror. Un hombre se encuentra detenido, sus captores, que se entiende que pertenecen a las fuerzas del orden, utilizan como recurso el acoso psicológico para hacerle hablar. No veremos violencia física sino verbal. El miedo y las amenazas son el instrumento usado, sus víctimas serán él y su familia. Pero estas amenazas nunca se concretan en ningún ataque real, porque saben que la mente de una persona puede inventar sus peores horrores, una especie de 1984 en teatro. Cuando uno de los captores grita de emoción porque dice "sentirse una persona pura", el otro le corrobora que con sus actos hacen el bien, trabajan para conseguir la ansiada democracia.
Estación Victoria será quizá uno de los textos más absurdos de Pinter. Llamar a Pinter absurdo es arriesgado ya que tras varios análisis de su obra siempre se encuentra un significado profundo y complejo. También de eso se trataba el teatro del absurdo.
En esta obra dos personajes se comunican por una emisora de radio. Uno es taxista, el otro es el agente que recibe los avisos de clientes en la central. El agente quiere localizar al #274, ya que sabe que está cerca del próximo encargo. Pero #274 no está dispuesto a dejar el lugar donde se encuentra, los alrededores de un parque oscuro. El agente se desespera al no conseguir ninguna señal del trabajador de que va a realizar su cometido, pero es que el taxista se siente feliz, relajado porque se ha enamorado de la clienta que está llevando en el taxi. La conversación cambia de registro y el agente parece haber modificado su tono de violento a irónico. Intenta convencer al taxista para que no se mueva del lugar en el que está parado porque quiere pasar allí, conocerle e invitarle a unas vacaciones juntos en Barbados. ¿es ironía o es que el agente ha descubierto el amor a través de los sentimientos del taxista hacia su clienta? Quizá su trabajo ha perdido todo el sentido al reconocer a una persona feliz y enamorada. El agente que actuaba como "Gran Hermano", ante la rebeldía de uno de sus hijos decide dejarlo todo y ser libre. Habrá que darle otra vuelta a esta corta pieza, con más fondo del esperado.
Las historias están magníficamente interpretadas por el equipo de cuatro actores. Eva Varela les dirige además de hacer un pequeño papel y aunque el equipo está estupendamente representado por sus actores, siempre se agradece verla en escena.
El escenario cuenta con el mínimo mobiliario necesario: una mesa, dos sillas y una cama. El cambio entre una y otra obra se realiza de forma realmente sencilla, sin artificios, lo que nos ayuda aún más a centrarnos únicamente en el magnífico texto.
Sobre las bolsas de papel que cubren las cabezas de algunos actores, no tengo ni idea. Supongo que la compañía ha decidido, después de varias actuaciones, eliminar este elemento de la actuación. En la representación a la que asistimos, pudimos ver las caras de todos los personajes.
viernes, 15 de noviembre de 2013
DUET FOR ONE
En la sala Guindalera hoy podíamos deleitarnos con una de las mejores familias del teatro, los Pastor. Dos tercios de sus integrantes se iban a poner ante nuestros ojos, para hacernos disfrutar como siempre y como nadie del buen teatro.
Duet for one no se podría clasificar como una obra sencilla. Basada completamente en el texto, sin atrezzo o agentes externos que den pie a la actuación, todo el peso recae sobre los actores, en una obra sin descanso. Por eso cuando quiero ver buen y puro teatro me acerco a su sala.
Juan Pastor es el doctor Feldman, Ana Pastor es la señora Abraham, esposa del conocido pianista Leiberman. Solos en escena, nos contarán de qué trata la vida, cómo superar las dificultades y cómo entender nuestras limitaciones.
Ella ha ido a la consulta del conocido doctor aconsejada por su marido. Aún es muy joven pero una dolencia crónica grave la ha obligado a abandonar su pasión y profesión, concertista de violonchelo, y ha quedado postergada en una silla de ruedas. Padece esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa y sin cura que le ha hecho renunciar a sus sueños y a su futuro.
El diálogo entre ambos nos enseñará la debilidad del ser humano, la capacidad de ocultar sus verdaderos sentimientos bajo muchas capas, de crear y creer engaños como medio de subsistencia. Cada pregunta enerva más a la joven que siente como el mundo inventado se resquebraja y pierde su función de protección.
El psiquiatra indaga en la relación con su marido, basada esencialmente en la música que les unió y que ahora que se ha vuelto inexistente y les separa. Analiza la relación con sus padres: su madre renunció a su carrera como pianista para acompañar a su marido, y ese sacrificio se ve reflejado en ella, que lucha también sin medida. La lucha de la señora Abraham, Stephanie, también es la de una hija que pierde a su madre y se debe de enfrentar a un padre de mente estrecha para convertirse en lo que quiere ser, una gran violonchelista. Su vida hasta aquí ha sido una lucha continua por alcanzar sus metas, y con 36 años enferma de la peor manera posible, ya que sabe que nunca volverá a tocar su instrumento.
Y así sus distintos intentos por mostrarse fuerte son desmontados una y otra vez por un doctor que sufre el despecho de su paciente hacia el tratamiento. Ante confesiones sobre suicidio, humillaciones y desprecios que ella misma se infringe, el señor Fieldman acaba desvelando lo que realmente piensa de esa niña asustada y cobarde que ve en su paciente. Y le indica el auténtico camino de la vida, que es vivirla, enfrentarse a cada problema que nos encontramos para resolverlo y ser mejores personas. Con estas palabras, con esta verdad frente a ella, Stephanie no tiene más recursos para ocultarse, para esconderse detrás de su máscara.
Así que en la última sesión psiquiátrica, Stephanie confiesa que no volverá a su consulta porque no hay solución posible para ella. Porque su vida no está del lado de la realidad, sino del de la magia de su música y una vez ésta ha desaparecido no hay forma de volver al mundo real, el que dejó siendo una niña.
La sencillez y dureza con la que ambos actores nos van enfrentando a la vida es magistral, supongo que este mérito debería de ser repartido entre autor, director y actores. Destaco al autor porque escribió esta obra hace pocos más de 30 años, pero ésta conserva un toque clásico muy especial.
La historia está basada en la vida de Jacqueline du Pré, esposa de Daniel Baremboin, el famoso pianista. Como nuestra protagonista Jacqueline, vivió para el violonchelo y murió de esclerosis múltiple.
Y ahora, después de esta estupenda obra, sólo pondría una objeción. Parece que la sala Guindalera está empeñada en especializarse en casos raros, enfermedades de dificil tratamiento y con una afección importante en la psicología de los personajes (Molly Sweeney, La máquina de abrazar).
Sobre los actores hay poco más que decir, sólo añadiría que María Pastor me ha gustado aún más si cabe que en otras representaciones.
Duet for one no se podría clasificar como una obra sencilla. Basada completamente en el texto, sin atrezzo o agentes externos que den pie a la actuación, todo el peso recae sobre los actores, en una obra sin descanso. Por eso cuando quiero ver buen y puro teatro me acerco a su sala.
Juan Pastor es el doctor Feldman, Ana Pastor es la señora Abraham, esposa del conocido pianista Leiberman. Solos en escena, nos contarán de qué trata la vida, cómo superar las dificultades y cómo entender nuestras limitaciones.
Ella ha ido a la consulta del conocido doctor aconsejada por su marido. Aún es muy joven pero una dolencia crónica grave la ha obligado a abandonar su pasión y profesión, concertista de violonchelo, y ha quedado postergada en una silla de ruedas. Padece esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa y sin cura que le ha hecho renunciar a sus sueños y a su futuro.
El diálogo entre ambos nos enseñará la debilidad del ser humano, la capacidad de ocultar sus verdaderos sentimientos bajo muchas capas, de crear y creer engaños como medio de subsistencia. Cada pregunta enerva más a la joven que siente como el mundo inventado se resquebraja y pierde su función de protección.
El psiquiatra indaga en la relación con su marido, basada esencialmente en la música que les unió y que ahora que se ha vuelto inexistente y les separa. Analiza la relación con sus padres: su madre renunció a su carrera como pianista para acompañar a su marido, y ese sacrificio se ve reflejado en ella, que lucha también sin medida. La lucha de la señora Abraham, Stephanie, también es la de una hija que pierde a su madre y se debe de enfrentar a un padre de mente estrecha para convertirse en lo que quiere ser, una gran violonchelista. Su vida hasta aquí ha sido una lucha continua por alcanzar sus metas, y con 36 años enferma de la peor manera posible, ya que sabe que nunca volverá a tocar su instrumento.
Y así sus distintos intentos por mostrarse fuerte son desmontados una y otra vez por un doctor que sufre el despecho de su paciente hacia el tratamiento. Ante confesiones sobre suicidio, humillaciones y desprecios que ella misma se infringe, el señor Fieldman acaba desvelando lo que realmente piensa de esa niña asustada y cobarde que ve en su paciente. Y le indica el auténtico camino de la vida, que es vivirla, enfrentarse a cada problema que nos encontramos para resolverlo y ser mejores personas. Con estas palabras, con esta verdad frente a ella, Stephanie no tiene más recursos para ocultarse, para esconderse detrás de su máscara.
Así que en la última sesión psiquiátrica, Stephanie confiesa que no volverá a su consulta porque no hay solución posible para ella. Porque su vida no está del lado de la realidad, sino del de la magia de su música y una vez ésta ha desaparecido no hay forma de volver al mundo real, el que dejó siendo una niña.
La sencillez y dureza con la que ambos actores nos van enfrentando a la vida es magistral, supongo que este mérito debería de ser repartido entre autor, director y actores. Destaco al autor porque escribió esta obra hace pocos más de 30 años, pero ésta conserva un toque clásico muy especial.
La historia está basada en la vida de Jacqueline du Pré, esposa de Daniel Baremboin, el famoso pianista. Como nuestra protagonista Jacqueline, vivió para el violonchelo y murió de esclerosis múltiple.
Y ahora, después de esta estupenda obra, sólo pondría una objeción. Parece que la sala Guindalera está empeñada en especializarse en casos raros, enfermedades de dificil tratamiento y con una afección importante en la psicología de los personajes (Molly Sweeney, La máquina de abrazar).
Sobre los actores hay poco más que decir, sólo añadiría que María Pastor me ha gustado aún más si cabe que en otras representaciones.
viernes, 8 de noviembre de 2013
DIARIO DE UN LOCO
Si pienso en un autor ruso, elegiré como no, a Anton Chejov. De él he visto casi todo lo que ha pasado por los escenarios de Madrid. Pero en ocasiones suena otro gran dramaturgo del que casi todo lo representado tuvo buenas críticas: Nikolai Gogol. Alguna entrada de sus obras está colgada en este blog, como la de El Inspector.
El Matadero ha traído a escena un monólogo suyo, y han elegido a mi adorado José Luis García-Pérez para su representación.
El escenario es una gran jaula, donde todo nos recuerda el encierro, la falta de libertad. Cuando entramos a la sala encontramos que Aksenti Ivanovich ya nos espera en escena. Nos observa y nos sonríe encaramado a las alturas del escenario.
El Matadero ha traído a escena un monólogo suyo, y han elegido a mi adorado José Luis García-Pérez para su representación.
El escenario es una gran jaula, donde todo nos recuerda el encierro, la falta de libertad. Cuando entramos a la sala encontramos que Aksenti Ivanovich ya nos espera en escena. Nos observa y nos sonríe encaramado a las alturas del escenario.
Aksenti viene a relatarnos su vida a modo de diario. Así nos hace participes de sus sueños, aspiraciones e infelicidades. Nos cuenta que ocupa un puesto de alto funcionario en la administración rusa. Se encarga entre otros temas, de preparar las plumas de escritura para el director de su empresa, una labor muy importante y por la cuál está muy bien valorado por éste. En cambio su jefe, que le tiene envidia, le humilla y maltrata constantemente. Pero de quien Aksenti busca la admiración es de Sophie, hija del director, a la que ama secretamente.
Una mañana Aksenti se topó con la joven que entraba a una tienda. Su perrito se quedó esperando en la puerta y él pudo asistir a uno de los hechos más insólitos de su vida: la conversación entre el perro de Sophie y otro de unas vecinas. Aquí empezamos a sospechar que algo en la cabeza de Aksenti no funciona bien del todo, aunque quién sabe cuál es la verdad, que es lo que no marcha bien.
Aksenti pretende averiguar algo más sobre esta extraña historia y consigue robar la correspondencia que han cruzado ambos perros. En las cartas la perrita de Sophie cuenta detalles de su dueña. En ellas descubre que Sophie le considera un payaso y está enamorada de otro hombre, con el que piensa casarse. Su dolor es máximo, no sólo porque pierde a la mujer que quiere, también porque con ella se va toda sueño de una vida mejor. Y es que él desea pertenecer tanto como odia ese mundo que le está vetado: una buena posición, una vida acomodada, codearse con las altas esferas de la ciudad y ser correspondido por la mujer que ama.
Algo parece romperse en su cabeza, algo que ya estaba deteriorado. Su sueño de gran funcionario, su deseo de ser agasajado por el director, todo se tambalea bajo sus pies. En su locura ya evidente, encerrado en su casa, Aksenti ve la luz. En el periódico lee una noticia sobre España, en este país andan buscando a su rey. ¡Qué locura! Pero ya está todo claro, ¡él es el rey de España! Así que se sienta a esperar a la delegación que vendrá a buscarle. Pasan los días, meses y nadie aparece. Por fin, abandona su refugio y se dirige a su empresa a proclamar quién es. Allí su jefe le ridiculiza, pero Aksenti se mantiene frío y calmado ante sus ataques, como le corresponde a alguien de tan alto grado. Ahora que es rey de España podrá codearse con el director y su hija, estará por encima del prometido de la joven. Recuperará por fin la posición que le fue negada,¡será admirado!
Hasta su casa llega por fin la delegación que viene a llevarle hasta su trono. El viaje a España es bien corto y en poco tiempo se encuentra en un nuevo lugar que nada se parece a lo que esperaba. Allí sufre palizas, es encerrado en cuartos con rejas y no consigue ser tratado como quién es. Los hombres a su alrededor le aclaman y siguen pero huyen cuando la cosa se pone fea y al final es Aksenti el acaba recibiendo enormes palizas.
Él sólo quiere que le traten como le corresponde, pero es la ambición de los otros la que no le permite alcanzar sus sueños, la ambición que se manifiesta en un grano bajo la nariz, la que impide que Aksenti pueda ser feliz. La ambición de los poderosos es la misma de la que él también es víctima y no consigue superar.
El diario de Aksenti es una triste historia sobre un hombre que quiere ser feliz accediendo a todo aquello que no pertenece a su clase. Sueña pero la realidad se mezcla con sus deseos y no es capaz de distinguir realidad y ficción, hasta que su locura acaba convirtiéndose en su perdición.
El escenario se llena con la voz de José Luis García-Pérez. No es una voz de galán ni de gran señor, al contrario, es tan rasgada que con él sentimos cada agravio y vivimos cada sueño como nuestro. Y sufrimos cuando le vemos padecer los ataques, todo por no aceptar quién es.
Una mañana Aksenti se topó con la joven que entraba a una tienda. Su perrito se quedó esperando en la puerta y él pudo asistir a uno de los hechos más insólitos de su vida: la conversación entre el perro de Sophie y otro de unas vecinas. Aquí empezamos a sospechar que algo en la cabeza de Aksenti no funciona bien del todo, aunque quién sabe cuál es la verdad, que es lo que no marcha bien.
Aksenti pretende averiguar algo más sobre esta extraña historia y consigue robar la correspondencia que han cruzado ambos perros. En las cartas la perrita de Sophie cuenta detalles de su dueña. En ellas descubre que Sophie le considera un payaso y está enamorada de otro hombre, con el que piensa casarse. Su dolor es máximo, no sólo porque pierde a la mujer que quiere, también porque con ella se va toda sueño de una vida mejor. Y es que él desea pertenecer tanto como odia ese mundo que le está vetado: una buena posición, una vida acomodada, codearse con las altas esferas de la ciudad y ser correspondido por la mujer que ama.
Algo parece romperse en su cabeza, algo que ya estaba deteriorado. Su sueño de gran funcionario, su deseo de ser agasajado por el director, todo se tambalea bajo sus pies. En su locura ya evidente, encerrado en su casa, Aksenti ve la luz. En el periódico lee una noticia sobre España, en este país andan buscando a su rey. ¡Qué locura! Pero ya está todo claro, ¡él es el rey de España! Así que se sienta a esperar a la delegación que vendrá a buscarle. Pasan los días, meses y nadie aparece. Por fin, abandona su refugio y se dirige a su empresa a proclamar quién es. Allí su jefe le ridiculiza, pero Aksenti se mantiene frío y calmado ante sus ataques, como le corresponde a alguien de tan alto grado. Ahora que es rey de España podrá codearse con el director y su hija, estará por encima del prometido de la joven. Recuperará por fin la posición que le fue negada,¡será admirado!
Hasta su casa llega por fin la delegación que viene a llevarle hasta su trono. El viaje a España es bien corto y en poco tiempo se encuentra en un nuevo lugar que nada se parece a lo que esperaba. Allí sufre palizas, es encerrado en cuartos con rejas y no consigue ser tratado como quién es. Los hombres a su alrededor le aclaman y siguen pero huyen cuando la cosa se pone fea y al final es Aksenti el acaba recibiendo enormes palizas.
Él sólo quiere que le traten como le corresponde, pero es la ambición de los otros la que no le permite alcanzar sus sueños, la ambición que se manifiesta en un grano bajo la nariz, la que impide que Aksenti pueda ser feliz. La ambición de los poderosos es la misma de la que él también es víctima y no consigue superar.
El diario de Aksenti es una triste historia sobre un hombre que quiere ser feliz accediendo a todo aquello que no pertenece a su clase. Sueña pero la realidad se mezcla con sus deseos y no es capaz de distinguir realidad y ficción, hasta que su locura acaba convirtiéndose en su perdición.
El escenario se llena con la voz de José Luis García-Pérez. No es una voz de galán ni de gran señor, al contrario, es tan rasgada que con él sentimos cada agravio y vivimos cada sueño como nuestro. Y sufrimos cuando le vemos padecer los ataques, todo por no aceptar quién es.
El escenario se ilumina a través de jaulas ocupadas con pájaros de papel que dan una extraña sensación de agobio y lucidez al mismo tiempo.
Su diario hace a la historia avanzar, los días y semanas pasan en un calendario a veces inventado, con el que se construye su capa de rey. Todo parece encajar en su mundo imaginado que choca con la ambición del exterior, con la realidad de los de fuera que se ríen de él.
domingo, 27 de octubre de 2013
La verdad sospechosa
Volvemos juntos al Teatro Pavón, a disfrutar de su buen hacer y del verso de nuestros clásicos. En esta ocasión veremos una obra de Ruiz de Alarcón aunque en tiempos fue atribuida a Lope de Vega: La verdad sospechosa.
La obra fue escrita en el Siglo de Oro, cuando no todo eran luces. Con ella nuestro autor intenta criticar a la clase noble y distinguida, que en lugar de dar ejemplo al populacho, tiende a aprovecharse de su posición. El ataque, hemos de suponer, fue feroz, pues el defecto criticado es la mentira y la virtud dañada, el honor. Palabras mayores en el Madrid de los hildalgos.
El escenario nos sorprende con su sencillez. Se trata de dos paredes en ángulo, con un acabado de pequeñas losetas monocromáticas sobre las que se superponen imágenes desde un proyector. Las dos paredes quedan de modo que el escenario se convierte en un triángulo cuyos lados se abren para dar la impresión de puertas, balcones y arcadas. Muy versátil.
Arranca la obra con música de piano. El mentiroso don García acaba de volver de Salamanca y se encuentra con su padre don Beltrán (interpretado por el siempre magnífico Joaquín Notario). Por su educador descubrimos el vicio de don García; las mentiras. Su padre se aflige pues aquel es, en su opinión, vicio más pernicioso que otros.
El joven don García pronto comienza a evidenciar su falta. En el centro de Madrid conoce a unas jóvenes, Jacinta y Lucrecia, quedando prendada de la primera. Pero por error de su escudero los nombres se confunden y concibe él que es Jacinta Lucrecia y viceversa. Las mentiras de don García empiezan a provocar equívocos y confusiones, y así don García es retado por don Juan de Sosa, prometido de Jacinta. El honor es salvado por otro embuste, y cuando los ecos de sus actos llegan de nuevo a don Beltrán, de nuevo don García miente para salvar el paso. La red de engaños es cada vez más densa y el amor que Jacinta siente por el joven galán es enredado, tergiversado y finalmente, perdido. Incluso don Beltrán es engañado y en la escena final el arranque de sinceridad de don García es ignorado por todos, pues ya nadie le cree. Pierde a su amor y es condenado a casarse con quien no quiere.
Un final trágico para una obra de enredo. Algo inusual en nuestra experiencia, que viene a confirmar en cuán mala estima se tenía a quienes divulgaban mentiras y engaños.
En cuanto a los actores, la novedad para nosotros es Rafa Castejón en su papel protagonista de don García. Aunque mantiene los elevados estándares de la CNTC, nos llevamos la impresión de que no da el tipo para el papel de galán protagonista. La actriz principal -Marta Poveda- es un torbellino frenético de actividad y gestos. Joaquín Notario como don Beltrán es rotundo y activo; estos dos personajes generosos contrastan con la parquedad de gestos del personaje de don García, dando la impresión de que la obra como conjunto no está bien hilvanada.
Es posible que esta compañía necesite más rodaje, pero el tandem de la CNTC con el teatro Pavón nunca nos defrauda.
La obra fue escrita en el Siglo de Oro, cuando no todo eran luces. Con ella nuestro autor intenta criticar a la clase noble y distinguida, que en lugar de dar ejemplo al populacho, tiende a aprovecharse de su posición. El ataque, hemos de suponer, fue feroz, pues el defecto criticado es la mentira y la virtud dañada, el honor. Palabras mayores en el Madrid de los hildalgos.
El escenario nos sorprende con su sencillez. Se trata de dos paredes en ángulo, con un acabado de pequeñas losetas monocromáticas sobre las que se superponen imágenes desde un proyector. Las dos paredes quedan de modo que el escenario se convierte en un triángulo cuyos lados se abren para dar la impresión de puertas, balcones y arcadas. Muy versátil.
Arranca la obra con música de piano. El mentiroso don García acaba de volver de Salamanca y se encuentra con su padre don Beltrán (interpretado por el siempre magnífico Joaquín Notario). Por su educador descubrimos el vicio de don García; las mentiras. Su padre se aflige pues aquel es, en su opinión, vicio más pernicioso que otros.
El joven don García pronto comienza a evidenciar su falta. En el centro de Madrid conoce a unas jóvenes, Jacinta y Lucrecia, quedando prendada de la primera. Pero por error de su escudero los nombres se confunden y concibe él que es Jacinta Lucrecia y viceversa. Las mentiras de don García empiezan a provocar equívocos y confusiones, y así don García es retado por don Juan de Sosa, prometido de Jacinta. El honor es salvado por otro embuste, y cuando los ecos de sus actos llegan de nuevo a don Beltrán, de nuevo don García miente para salvar el paso. La red de engaños es cada vez más densa y el amor que Jacinta siente por el joven galán es enredado, tergiversado y finalmente, perdido. Incluso don Beltrán es engañado y en la escena final el arranque de sinceridad de don García es ignorado por todos, pues ya nadie le cree. Pierde a su amor y es condenado a casarse con quien no quiere.
Un final trágico para una obra de enredo. Algo inusual en nuestra experiencia, que viene a confirmar en cuán mala estima se tenía a quienes divulgaban mentiras y engaños.
En cuanto a los actores, la novedad para nosotros es Rafa Castejón en su papel protagonista de don García. Aunque mantiene los elevados estándares de la CNTC, nos llevamos la impresión de que no da el tipo para el papel de galán protagonista. La actriz principal -Marta Poveda- es un torbellino frenético de actividad y gestos. Joaquín Notario como don Beltrán es rotundo y activo; estos dos personajes generosos contrastan con la parquedad de gestos del personaje de don García, dando la impresión de que la obra como conjunto no está bien hilvanada.
Es posible que esta compañía necesite más rodaje, pero el tandem de la CNTC con el teatro Pavón nunca nos defrauda.
sábado, 28 de septiembre de 2013
BUNRAKU: LOS AMANTES SUICIDAS DE SONEZAKI
Pocas cosas nos faltaron por hacer en Japón, una de ellas fue asistir a una obra de teatro Bunraku. Pudimos disfrutar de teatro Kabuki, Noh y hasta de aquel extraño teatro de mecanismos móviles.Pero el National Bunraku Theatre, situado en Osaka, no tenía representaciones en esa temporada.
Por suerte nuestro país nos obsequia con el Año Dual España - Japón y trae hasta aquí mismo una representación de teatro Bunraku. Pero como extrañeza que es, sólo permanecerán en la ciudad dos días así que nos lanzamos a comprar las entradas semanas antes. Para la fecha de la adquisición los mejores sitios ya estaban vendidos, así que nos resignamos a ocupar nuestro huequito de siempre, esta vez pertrechados de los prismáticos para no perdernos lo más mínimo.
El teatro que suele estar medio lleno, hoy está hasta los topes. Aquí podemos encontrar a japoneses, europeos y otakus, no falta nadie. La representación comienza con una introducción del director que nos resume el argumento. Nos avisa de que no hay subtítulos y el texto es cantado en japonés, así que difícilmente entendamos lo que allí se dice. Pero lo que parece una misión imposible no lo es tanto porque la expresividad de las marionetas nos ayuda a entender las palabras. Además, el argumento se parece a grandes rasgos al de Romeo y Julieta.
Tokubei y O-Hatsu se aman. Su relación es muy difícil ya que son de diferente clase social, él es un joven comerciante y ella es cortesana. Pero están dispuestos a luchar por su amor. Sin embargo la sociedad no está tan preparada para aceptarlo. El patrón de Tokubei, que le tiene en alta estima, pacta con su madrastra el matrimonio de éste con su sobrina y para cerrar el trato le paga una importante suma. Pero Tokubei no piensa renunciar al amor y se opone al acuerdo ya cerrado. Un amigo de Tokubei, Kuheiji está pasando graves apuros y pide a su amigo que le preste una cantidad de dinero, que le será reembolsada en pocos días. Tokubei confiado le deja el dinero, aún a sabiendas de que no es suyo y lo tiene que devolver.
Pasados los días los amigos se reencuentran. Cuando Kuheiji es preguntado por la suma, niega el préstamo y llama mentiroso a su amigo. No siendo esto suficiente, los amigos de Kuheiji propinan una paliza al joven desgraciado.
Tokubei confiesa todo lo ocurrido a O-Hatsu, los dos saben que su posibilidad de ser felices se aleja cada vez más. Ambos se encuentran escondidos en el lupanar a donde llega Kuheiji en busca de compañía. O-Hatsu esconde a Tokubei en la parte baja de la sala y allí se desarrolla una de las escenas más bonitas de la obra: Tokubei acaricia los pies de O-Hatsu como medio para comunicarse con ella. Mientras, en la casa Kuheiji no para de criticar a su amigo, que lo está escuchando todo.
Una vez llega la calma a la casa, los amantes escaparán e irán a buscar la muerte juntos, como única forma honorable de llegar al fin de sus vidas. En el campo, con el amparo de la noche y la soledad, se despedirán hasta pronto, hasta reunirse en el paraíso. Tras el adiós, Tokubei acabará con la vida de O-Hatsu y después pondrá fin a la suya.
La obra supuso una revolución en su país en el momento de su estreno. En una sociedad tan tradicional, una oleada de jovenes enamorados tomaron la misma determinación que los amantes suicidas. Finalmente la obra tuvo que ser prohibida en el país y sólo tras más de cien años pudo volver a ser representada.
La belleza de la obra radica esencialmente en la dulzura de las marionetas, las cuales a pesar de no contar con grandes detalles, son capaces de mostrarnos los sentimientos de una forma muy clara. Cada marioneta es movida por cuatro personas, que desaparecen ante nuestros ojos para que sólo nos fijemos en los auténticos protagonistas.
La combinación de la acción con la música y el canto nos envuelven en un conjunto mágico. El canto nos suena a algo parecido a los mantras y rápidamente nos sentimos imbuidos por el ambiente que se crea.
Un espectáculo diferente y atractivo a partes iguales, del que nos llevamos un muy buen recuerdo.
Por suerte nuestro país nos obsequia con el Año Dual España - Japón y trae hasta aquí mismo una representación de teatro Bunraku. Pero como extrañeza que es, sólo permanecerán en la ciudad dos días así que nos lanzamos a comprar las entradas semanas antes. Para la fecha de la adquisición los mejores sitios ya estaban vendidos, así que nos resignamos a ocupar nuestro huequito de siempre, esta vez pertrechados de los prismáticos para no perdernos lo más mínimo.
El teatro que suele estar medio lleno, hoy está hasta los topes. Aquí podemos encontrar a japoneses, europeos y otakus, no falta nadie. La representación comienza con una introducción del director que nos resume el argumento. Nos avisa de que no hay subtítulos y el texto es cantado en japonés, así que difícilmente entendamos lo que allí se dice. Pero lo que parece una misión imposible no lo es tanto porque la expresividad de las marionetas nos ayuda a entender las palabras. Además, el argumento se parece a grandes rasgos al de Romeo y Julieta.
Tokubei y O-Hatsu se aman. Su relación es muy difícil ya que son de diferente clase social, él es un joven comerciante y ella es cortesana. Pero están dispuestos a luchar por su amor. Sin embargo la sociedad no está tan preparada para aceptarlo. El patrón de Tokubei, que le tiene en alta estima, pacta con su madrastra el matrimonio de éste con su sobrina y para cerrar el trato le paga una importante suma. Pero Tokubei no piensa renunciar al amor y se opone al acuerdo ya cerrado. Un amigo de Tokubei, Kuheiji está pasando graves apuros y pide a su amigo que le preste una cantidad de dinero, que le será reembolsada en pocos días. Tokubei confiado le deja el dinero, aún a sabiendas de que no es suyo y lo tiene que devolver.
Pasados los días los amigos se reencuentran. Cuando Kuheiji es preguntado por la suma, niega el préstamo y llama mentiroso a su amigo. No siendo esto suficiente, los amigos de Kuheiji propinan una paliza al joven desgraciado.
Tokubei confiesa todo lo ocurrido a O-Hatsu, los dos saben que su posibilidad de ser felices se aleja cada vez más. Ambos se encuentran escondidos en el lupanar a donde llega Kuheiji en busca de compañía. O-Hatsu esconde a Tokubei en la parte baja de la sala y allí se desarrolla una de las escenas más bonitas de la obra: Tokubei acaricia los pies de O-Hatsu como medio para comunicarse con ella. Mientras, en la casa Kuheiji no para de criticar a su amigo, que lo está escuchando todo.
Una vez llega la calma a la casa, los amantes escaparán e irán a buscar la muerte juntos, como única forma honorable de llegar al fin de sus vidas. En el campo, con el amparo de la noche y la soledad, se despedirán hasta pronto, hasta reunirse en el paraíso. Tras el adiós, Tokubei acabará con la vida de O-Hatsu y después pondrá fin a la suya.
La belleza de la obra radica esencialmente en la dulzura de las marionetas, las cuales a pesar de no contar con grandes detalles, son capaces de mostrarnos los sentimientos de una forma muy clara. Cada marioneta es movida por cuatro personas, que desaparecen ante nuestros ojos para que sólo nos fijemos en los auténticos protagonistas.
La combinación de la acción con la música y el canto nos envuelven en un conjunto mágico. El canto nos suena a algo parecido a los mantras y rápidamente nos sentimos imbuidos por el ambiente que se crea.
Un espectáculo diferente y atractivo a partes iguales, del que nos llevamos un muy buen recuerdo.
viernes, 27 de septiembre de 2013
TÍO VANIA
El teatro de la Puerta Estrecha es un referente para mí, cualquier obra que programen merece ser tenida en cuenta sólo por haber sido elegida por su compañía, La Pajarita de Papel. Si a esto unimos que algunos de los actores se están convirtiendo en viejos conocidos, es fácil que nos pasemos por su sala periódicamente.
Chejov como siempre nos cuenta las miserias de sus personajes, nos introduce en ambientes asfixiantes donde las vidas no muestran más que desesperación y renuncia. Pero siempre intenta dejarnos un atisbo de luz, un pensamiento para la esperanza reflejado en los jóvenes que serán el cambio que Rusia se merecía.
Hoy además añadimos el nombre de Anton Chejov, así que la decisión es bien sencilla: hay que ir a verla. Tío Vania es una representación que extrañamente no había visto.
En esta obra el ambiente de la Rusia de la época final de los zares no se muestra tan claramente como en otras pero queda implícito en los personajes que nos acompañan. La acción transcurre en una casa de campo alejada de la ciudad, donde Vania y el ama de llaves Marina han pasado casi toda su vida. Son seres sencillos que disfrutan de la tranquilidad y seguridad que da una vida sin sorpresas. En este avance hacia su vejez les acompaña Sonia, sobrina de Vania. La joven perdió a su madre hace años y Alexander, su padre, la envió a la casa de su tío, donde se ha criado. Pero hace unas semanas Alexander apareció en la casa con su joven esposa, Elena, y dijo venir dispuesto a quedarse. Su llegada ha desestabilizado el ritmo del hogar y los roces van surgiendo.
Alexander es un ser egoísta y presuntuoso que se considera superior a los que le rodean. Escribe textos y libros sobre arte y filosofía de mediocre calidad y sin embargo trata a los que le rodean con un cierto desprecio y busca el agasajo continuo. Su mujer es la que más sufre su comportamiento, ella creyó estar enamorada de ese profesor y ahora descubre que es muy infeliz.
Además de la familia un sexto personaje visita la casa: el médico (¿qué sería de Chejov sin sus médicos?). Astrov es frecuentemente llamado por Alexander que necesita quejarse de sus dolores, pero este joven no está dispuesto a ser manipulado como los demás. Astrov es idealista, luchador, justiciero, pero se enamora de la mujer equivocada, Elena, la mujer de Alexander. El problema es que Sonia, la sobrina del tío Vania está loca de amor por el joven médico. Elena intenta interceder por su hijastra y averiguar cuáles son los sentimientos del médico, rechazando los suyos, y es que ella también está enamorada del joven doctor. Pero el amor está por encima y tan pronto como el médico confiesa que a quién él ama es a ella, Elena, los dos se funden en un beso. Vania verá todo lo ocurrido y culpará a la mujer por ello. Pero él también sabe que es injusto que una mujer joven pierda su vida junto a un ser como su cuñado.
Todos los personajes son infelices, aceptan su vida como un hecho invariable, sufren por aquello que no pueden alcanzar y sienten el paso del tiempo como una losa que les hunde cada vez más.
A pesar de los recelos y el odio que todos se profesan, Alexander decide convocar a la familia y anunciar una resolución: la casa de campo será puesta a la venta. Tío Vania no resiste más la situación y entra en cólera contra su cuñado declarando toda la verdad: Alexander está arruinado y vive del dinero que Vania le envía. Cuenta que él renunció a su herencia en favor de su hermana para que ella y Alexander se quedaran con la casa de campo y ahora éste se lo agradece echándoles de su propio hogar. Y seguidamente Vania coge un arma y dispara contra su cuñado que por suerte o desgracia sale ileso.
Tras calmarse los ánimos ambos hombres hacen las paces, acordando que los envíos de dinero de Vania a Alexander se seguirán realizando de la misma forma. Alexander recomponiendo su orgullo abandona la casa junto a su mujer. Ésta renuncia al amor del médico que también se irá para no volver ya que allí ya no le espera la persona a la que él quiere.
Vania se siente acabado y piensa en poner fin a su vida, pero como siempre, es Sonia la que le contagia sus ganas de vivir, su deseo de luchar aquí por una vida mejor tras la muerte y la que le convence para abandonar la idea del suicidio. Mientras, Marina observa a todos los personajes y guarda en lo más profundo de su ser la opinión que cada uno le merece.
Y Vania y Marina vuelven a su rutina, acompañados de la joven. Cada uno deberá de soportar la frustración de una vida sin sentido.
Chejov como siempre nos cuenta las miserias de sus personajes, nos introduce en ambientes asfixiantes donde las vidas no muestran más que desesperación y renuncia. Pero siempre intenta dejarnos un atisbo de luz, un pensamiento para la esperanza reflejado en los jóvenes que serán el cambio que Rusia se merecía.
sábado, 14 de septiembre de 2013
LA DAMA DUENDE
Después de tres meses en blanco, comenzamos la nueva temporada de teatro con una obra insigne del Siglo de Oro: La Dama Duende, de Calderón de la Barca.
Aunque lo esperado sería ir al Pavón a disfrutar de la CNTC, hoy asistiremos al Teatro Español a un homenaje a Miguel Narros. Ésta fue la última obra que dirigió antes de su muerte en junio del 2013.
Y para disfrutar de la buena tarde y la estupenda compañía, nos sacamos entradas en el patio de butacas, como dos señores!
La historia nos cuenta un enredo al más puro estilo de la época. La Dama Duende es tan sólo una dama pero con un detalle genuino, se hace pasar por duende cuando entra en la habitación del huésped de su hermano. La pobre doña Luisa vive aislada del mundo tras enviudar y, protegida por sus dos hermanos, pasa los días y las noches encerrada en su habitación sin salida a la calle. Pero es joven y está llena de vida así que aprovecha los descuidos de éstos para salir a recorrer las calles de Madrid. En una de sus escapadas conoce a un galán del que queda prendada. Éste la asalta cuando ella huye de ser descubierta por uno de su hermano D. Luis. Tras pedir al caballero que retenga al hombre que la sigue, ambos, galán y hermano, se batirán con sus espadas. Pero este duelo que podía haber acabado mal, es parado a tiempo por el hermano mayor de Don Luis y Doña Ángela, D. Juan. El galán, cuyo nombre es D. Manuel es antiguo compañero de armas de D. Juan y viene a pasar unos días en su casa, camino del Escorial.
D. Luis se disculpa con D. Manuel a regañadientes, por la leve herida que le ha producido, como siempre D. Luis mete la pata y acaba haciendo el ridículo.
La noticia del nuevo huésped llega hasta la escondida dependencia que ocupa la hermana, y atando cabos descubre que el hombre que allí se aposenta es su amado. Con su doncella urden un plan para llegar hasta la habitación de invitados y conocer algo más del caballero. Desplazando la alacena accederán a un pasillo que les conecta con una entrada secreta en la otra habitación.
Aquí comienza la leyenda de la dama duende, una mujer que acude a la habitación, revuelve las pertenencias de sus huéspedes, se lleva el dinero, y deja notas de amor.
Los invitados, D. Manuel y su sirviente, viven la noticia de una forma bien distinta, con pánico y terror y cierta curiosidad por las cartas de amor recibidas. Las misivas son contestadas con la esperanza de conocer a la misteriosa dama-espíritu.
Pero tantas son las idas y venidas de las damas, tanto va el cántaro a la fuente, que son cazadas allí. Con argucias de duende, consiguen representar su papel y escapar victoriosas de tal embrollo.
Por fin llega la gran noche, aquella en que los deseos de D. Ángela se verán cumplidos. Doña Ángela les ha preparado una "fiesta" con la ayuda de Beatriz, prima y prometida de su hermano D. Juan y por la que D. Luis está loco de amor. Los hombres son conducidos con los ojos tapados hasta la dependencia de la dama que cubierta con antifaz les recibe. Ángela se confiesa ante D. Manuel mientras que las doncellas, vestidas como Sherezade, bailan con su criado.
Pero el ruido despierta a D. Luis que intenta llegar a la habitación para defender el honor de su hermana. Rápidamente los hombres son llevados de vuelta a su habitación pero D. Luis lo descubre todo: fiesta, alhacena móvil, pasillo secreto y supuesta relación adultera. La lucha entre ambos caballeros será inevitable, pero como siempre, ahí está el amor, para arreglar entuertos y traer la felicidad a las almas que se quieren. Para evitar la lucha la única posible solución es salvar el honor de la dama, el caballero debe de pedir su mano. Dicho y hecho, todos quedan felices con dicha solución. Y como las bodas no vienen solas D. Juan también unirá su vida con la de su prima D. Beatriz, a costa de la desgracia de su hermano D. Luis.
Esta es la historia de la Dama Duende, que arriesgó su honor y su vida por conseguir el amor. Calderón es capaz de, en 1629, dar a la mujer un papel de importancia y mostrar la legitimidad de ésta de decidir su futuro.
Hasta aquí todo estupendo, el problema viene cuando la puesta en escena no sabe sacar todo el partido de una obra tan interesante como ésta. Por ejemplo, la obra nos cuenta la que podría ser la parte más graciosa, los paseos nocturnos entre las dependencias, de una forma larga y algo tediosa que acaba aburriendo. Tampoco los actores son capaces de mostrar las distintas facetas que sus personajes pueden contener. D. Juan es un hombre justo, D. Luis es un patán, D. Ángela es una mujer con las ideas claras..., pero en general poco más muestran por encima de esta "primera piel".
El escenario y el vestuario fueron correctos, sin ser nada especialmente destacable.
Así que la estupenda tarde de teatro se convirtió en un rato entretenido aunque a veces llegamos a desear que todo se descubriera pronto y acabar con esta pesadez.
miércoles, 19 de junio de 2013
EL RÉGIMEN DEL PIENSO
Hoy La Zaranda quería hablarnos de nuestra
renuncia a una vida mejor a cambio de mínimas compensaciones que nos son
otorgadas y que consideramos imprescindibles. Para ello nada mejor que una buena
metáfora: los hombres son como los cerdos que aspiran a una buena comida y una
buena pocilga, para al final de sus vidas ser sacrificados con el mínimo
dolor.
A partir de esta idea nos cuentan una historia que a veces no tiene pies ni cabeza, o mejor dicho, hay que estar dentro de su mente para entender todos los matices de su interpretación, ya que desde nuestra butaca sólo conseguimos absorber una pequeña parte. Pero es que el teatro no es sólo para entenderlo, también hay que sentirlo, percibirlo, y eso sí que llegamos a notarlo con ellos.
En la empresa dedicada a criar cerdos se está
dando un extraño caso, los animales mueren por una epidemia indetectable. Los
cerdos luchan por el pienso hasta la muerte mientras que aquellos que comen
mucho se suicidan. Los veterinarios forenses abren los cuerpos pero no
encuentran nada en su interior, es más, los cerebros están vacíos, huecos. Para
investigar mejor el caso van a recrear lo ocurrido en la nave.
Indagan en las oficinas de la empresa y lo
primero que encuentran es una tediosa administración que ralentiza los cambios,
los trámites llevan trámites que llevan su curso, y las mejoras nunca
alcanzan a los trabajadores. Entre tanto papeleo inútil una circular indica la
destitución de un responsable. Éste que antes justificaba las decisiones de su
empresa ahora se revuelve contra ella. Sin embargo el que ha sido ascendido a
su puesto es palmeado y agasajado por sus compañeros, que esperan sacar
"tajada". El nuevo jefe echa al que ha sido cesado dando como
justificación que las decisiones de la empresa son siempre las
correctas. Pero como saben que se ha cometido una injusticia, ya que se
trataba de un trabajador ejemplar, aseguran que su caso saltará a la fama. Así
que en un juego infame, son los cerdos los que recrearán la historia del
funcionario despedido, que por cierto se llama Martín.
Mientras tanto el caso de los cerdos muertos
sigue su investigación. Los animales reclaman su pienso, luchan y se
matan. Algo les hace acabar con sus vidas antes de ser conducidos al matadero.
Para erradicar la epidemia la solución es clara: hay que acabar con todos los
animales. Archivadores con los casos estudiados vienen y van, copias por
triplicado sin ningún sentido aparente.
Martín, que sigue reclamando un puesto en la
empresa por la que ha dado la vida, pierde la cabeza pero recupera su cordura,
la que dejó olvidada cuando pasó a estar absorbido por su trabajo. Ahora Martín
entiende qué enfermedad hace que los cerdos se maten y suiciden: los animales
se están rebelando contra el poder opresor, prefieren matarse a seguir
alimentando la cadena que les ahoga. Pero de nada sirve su descubrimiento, ya
que él está siguiendo el mismo camino que los cerdos que se encaminan al
matadero. Martín es ahora un loco que nadie escucha en estado terminal que pasa
a ser desenchufado de las máquinas que le dan la vida. Con esto se paga su trabajo
de tantos años.
Como decía, la historia es enrevesada y a
veces complicada de seguir. Pero tampoco asistimos a una obra al uso, no se
trata de una historia convencional, con presentación, nudo y desenlace. Más
bien hablaríamos de una lección para nuestras vidas, una bofetada para que
reaccionemos y veamos en qué nos hemos convertido. La crítica afecta a nuestras
vidas, el trabajo, la facilidad con la que nos hemos dejado comprar, la falta
de juicio y pensamiento propio, y tantos otros temas.
Como siempre sus escenarios tienen el sello
muy personal. Con muy poco atrezo pero muy versátil, consiguen recrear todos
los ambientes que necesitan. En este caso utilizan estanterías metálicas que
simulan archivadores, pocilgas, cárceles, mesa de operaciones. Y como siempre
cuentan con cables colgando del techo donde enchufar los flexos que iluminarán
las mesas de trabajo, quirófano, o a cualquier personaje que quiera ser
escuchado por todos e imponer su criterio.
jueves, 6 de junio de 2013
LA NOCHE TOLEDANA
La Compañía Nacional de Teatro Clásico, CNTC para los
amigos, ha vuelto a deleitarnos con lo que mejor sabe hacer: llevar a escena
una obra clásica. El mérito es aún mayor porque los actores que forma el elenco
pertenecen a la tercera remesa de la compañía joven. Diría que el resultado es
aún mejor que en ocasiones anteriores. Claro que aquí también juega la elección
de la obra, que en este caso estaba muy bien escogida para el lanzamiento de
los alumnos.
Con tantos personajes encerrados en una pensión y a la caza de su víctima, el lío está servido. Florencio y Lisena se encontrarán antes de que llegue la noche, se reconocerán, discutirán y Lisena trazará su plan de venganza y reconquista, que pondrá en funcionamiento pocas horas después.
La noche toledana suena a fiesta, diversión pero también a
contratiempos. Lo que está claro es que pasaremos la noche en vela. Aquí Lope
sacó a todos sus personajes a danzar y a meterse en enredos, en muchos casos no
muy caballerescos. Si sus obras suelen clasificarse por un malentendido que
provoca toda la trama, en ésta consiguió rizar el rizo al máximo.
Esta característica hace que la representación se vuelva muy
cercana y actual y que los actores se sientan cómodos en sus papeles. Para el
público el argumento y la interpretación quedan combinadas de forma entretenida
y muy convincente.
La historia se desarrolla en Toledo, como era de esperar. A
esta ciudad llegan personajes de diferentes lugares de la península. Florencio
y Beltrán partieron de Granada huyendo de un desengaño amoroso proferido por
Lisena al primero. Gerarda y Lucrecia dejaron Madrid escapando de viejos amores
y buscando nuevas diversiones. Los cuatro se encontrarán por las calles y al
amparo de una ciudad extraña decidirán pasar la noche juntos en la posada en la
que ellos se están hospedando. Para no levantar sospechas, dirán que son
hermanos y así tendrán vía libre hasta sus habitaciones. Pero a esta pensión ha
llegado Lisena tras los pasos de Florencio. Viene dispuesta a luchar por su
amor y demostrar la equivocación en la que él se encuentra. Para ello entra al
servicio de la señora que regenta la pensión con el nombre de Inés.
Lisena es tan bella que todos los hombres quedan prendados de ella al verla. Un capitán y un alférez que también se hospedan en el mismo lugar luchan por conseguirla, al pobre capitán le tiemblan las canillas cuando Lisena hace acto de presencia mientras que el alférez aprovecha para lanzar su conquista. Por si esto fuera poco, un par de señores algo atípicos vienen en busca de Gerarda y Lucrecia , que les dejaron plantados en Madrid. Por último un caballero aparece también en busca de Gerarda, pero cambia su objetivo al encontrar a Lisena.
Lisena es tan bella que todos los hombres quedan prendados de ella al verla. Un capitán y un alférez que también se hospedan en el mismo lugar luchan por conseguirla, al pobre capitán le tiemblan las canillas cuando Lisena hace acto de presencia mientras que el alférez aprovecha para lanzar su conquista. Por si esto fuera poco, un par de señores algo atípicos vienen en busca de Gerarda y Lucrecia , que les dejaron plantados en Madrid. Por último un caballero aparece también en busca de Gerarda, pero cambia su objetivo al encontrar a Lisena.
Con tantos personajes encerrados en una pensión y a la caza de su víctima, el lío está servido. Florencio y Lisena se encontrarán antes de que llegue la noche, se reconocerán, discutirán y Lisena trazará su plan de venganza y reconquista, que pondrá en funcionamiento pocas horas después.
Lisena convoca a todos sus pretendientes para que la busquen
de noche en el patio. En este trajín Gerarda, que se iba a encontrar con
Florencio, verá como uno de sus seguidores se halla también en la pensión y
pedirá a Inés (Lisena) ayuda. Inés encierra a las mujeres en la única habitaciones que queda libre, lejos de Florencio, todo parece favorecerla.
En este momento un griterío en la calle pone en alerta a los
jóvenes de Granada. Éstos huyeron de su ciudad para olvidar el desamor pero
también porque Florencio hirió en un duelo al supuesto amante de su querida.
Sabe que le buscan y suplica a la dueña de la pensión que le esconda esa noche.
Ésta acepta y les encierra en la habitación que se encontraba supuestamente
vacía, ante los ojos estupefactos de Inés. Nunca pensó que pudiera poner tan en bandeja la situación a Florencio. Así que sin dudarlo un momento busca al
capitán y le dice que si echa abajo la puerta de la maldita habitación pasará
la noche con él. Los golpes y gritos del capitán hacen que los jóvenes amantes huyan por la ventana
y escapen por los tejados. Cuando entran a la dependencia no hay rastro de los
hombres, solo encuentran a dos mujeres asustadas. Inés se deshace del capitán e indica a las
mujeres que las sacará de allí y llevará nuevamente con sus gallardos mozos.
Mientras, el alguacil ha divisado dos hombres escapando por
los tejados y da por hecho que son los ladrones que vienen huyendo de Jaén.
Consiguen detenerlos pero finalmente estos escapan y vuelven nuevamente a la posada en busca
de su escondite.
La pensión es un hervidero a las ordenes de Inés. Unos
corren, otros se esconden, los últimos son perseguidos. Ésta convence a cada
uno para meterse en su dependencia asegurando que la mujer que pretende, en
muchos casos ella, llegará en poco. Los últimos en llegar son Florencio y
Beltrán, que siguen el mismo camino que el resto. De repente la calma se
impone, pero calma tensa. El alguacil irrumpe en la pensión buscando a los ladrones
y exige a la dueña que todos los hospedados salgan de las habitaciones. Capitán
y alférez se encontraban juntos en una, el perseguidor de Gerarda y ésta en
otra, un trío formado por una criada y dos señores desvergonzados en una
tercera, y así hasta la última, donde
Florencio y Lisena compartían habitación. Pero ni rastro del ladrón buscado. Así
que el alguacil pide explicaciones por tanto lío, pero todos callan y sonríen
mostrando su contento con la pareja adjudicada. Los más felices son los jóvenes de Granada, cuyo amor ha superado cualquier malentendido. Bueno, ellos y
una dulce pareja de criados que desde el primer momento se manifestaron su amor
y nunca faltaron a él. Curioso este giro en Lope, en que los sentimientos más nobles son adjudicados a los lacayos.
La obra es muy divertida y no sólo por el texto. Los actores
consiguen exagerar sus personajes en su justa medida, gesticular, gritar y representar
con todos los medios que su cuerpo les permite.
El escenario ayuda a la buena representación por su sencillez y
versatilidad. Seis puertas móviles simulan las habitaciones, patio,
dependencias y calles y tejados de Toledo. Éste es de los mejores ejemplos del
buen trabajo de la CNTC.
También es muy esperanzador ver cómo nuevos actores viven
con tanta ilusión el teatro, a pesar de que cada vez los pronósticos son más
agoreros.
martes, 4 de junio de 2013
COMO POR UN TUBO
Con este título no se siente una muy motivada para ir a verla. Así que cuando Caro me la propuso dije claramente que no. Pero al final he asistido a la actuación ya que hay pocas cosas que me den más rabia en esta vida que desperdiciar una entrada ya comprada y a Caro le sobraba una.
El lugar era el teatro Infanta Isabel, por el que sí pasan los años. Supongo que no andan ahora muy boyantes como para acometer reformas. Por si nos quedaban dudas sobre su solvencia económica, al entrar en el patio se nos desvelan todas: no hay más de cuarenta personas.
Antes del comienzo de la representación escuchamos los anuncios de la radio de los años 50, leídos por una de sus voces tan características. Esto se debe a que hemos entrado en un estudio de radio, estamos "en el aire". Asistiremos a la emisión de una radionovela, la que cuenta la historia de Alberto Carlos Bustos, Municipal y Pájaro. Según nos dicen, esta obra está basada en hechos reales.
La representación nos cuenta la vida y amores de Alberto, un hombre destrozado porque su amor, Clara, le ha abandonado. Sólo piensa en ella, vive por ella y cree escucharla en todos los lugares. Así que cuando nuestro personajes recibe llamadas de una extraña mujer que dice llamarse Manuela él sólo cree hablar con Clara.
Se arrastra por los suelos, le suplica que vuelva, pero es que ella no es Clara. Y entre conversación, malentendido y discusión, canciones en directo a cargo de un personaje con una divertida voz argentina. La voz en off de la radio, la que cuenta la historia, es la de Fernandito, un hombre bastante afeminado y muy cargante que llega a exasperar a gran parte del público. Por suerte sólo vemos su sombra a través de una pantalla, así él tampoco ve nuestras caras de aburrimiento cuando él participa.
Tras veinte llamadas de Manuela preguntando por un Alberto que nadie conoce, nuestro Alberto descubre que está perdiendo la oportunidad de conocer a un nuevo amor, porque no es capaz de olvidar a su ex. Y cuando por fin se permite soñar con Manuela reaparece Clara para abortar todos sus planes. Al fin consigue superar su pasado y correr hacia esta maravillosa mujer, pero en el camino su autobús se estrella con una farola, dando al traste con el esperado final feliz de la historia.
El entretenimiento de la obra no está en el argumento, sino en la forma de contarnos la vida de la radio, la interacción entre los personajes y volver a traernos el mundo lejano de las radionovelas.
Las canciones alegran la actuación que en general se hace bastante pesada y repetitiva. Además la música en directo divierte bastante más que la radionovela.
La obra queda ya muy lejos de aquel glorioso diario de Adán y Eva que tanto nos gustó.
El lugar era el teatro Infanta Isabel, por el que sí pasan los años. Supongo que no andan ahora muy boyantes como para acometer reformas. Por si nos quedaban dudas sobre su solvencia económica, al entrar en el patio se nos desvelan todas: no hay más de cuarenta personas.
Antes del comienzo de la representación escuchamos los anuncios de la radio de los años 50, leídos por una de sus voces tan características. Esto se debe a que hemos entrado en un estudio de radio, estamos "en el aire". Asistiremos a la emisión de una radionovela, la que cuenta la historia de Alberto Carlos Bustos, Municipal y Pájaro. Según nos dicen, esta obra está basada en hechos reales.
La representación nos cuenta la vida y amores de Alberto, un hombre destrozado porque su amor, Clara, le ha abandonado. Sólo piensa en ella, vive por ella y cree escucharla en todos los lugares. Así que cuando nuestro personajes recibe llamadas de una extraña mujer que dice llamarse Manuela él sólo cree hablar con Clara.
Se arrastra por los suelos, le suplica que vuelva, pero es que ella no es Clara. Y entre conversación, malentendido y discusión, canciones en directo a cargo de un personaje con una divertida voz argentina. La voz en off de la radio, la que cuenta la historia, es la de Fernandito, un hombre bastante afeminado y muy cargante que llega a exasperar a gran parte del público. Por suerte sólo vemos su sombra a través de una pantalla, así él tampoco ve nuestras caras de aburrimiento cuando él participa.
Tras veinte llamadas de Manuela preguntando por un Alberto que nadie conoce, nuestro Alberto descubre que está perdiendo la oportunidad de conocer a un nuevo amor, porque no es capaz de olvidar a su ex. Y cuando por fin se permite soñar con Manuela reaparece Clara para abortar todos sus planes. Al fin consigue superar su pasado y correr hacia esta maravillosa mujer, pero en el camino su autobús se estrella con una farola, dando al traste con el esperado final feliz de la historia.
El entretenimiento de la obra no está en el argumento, sino en la forma de contarnos la vida de la radio, la interacción entre los personajes y volver a traernos el mundo lejano de las radionovelas.
Las canciones alegran la actuación que en general se hace bastante pesada y repetitiva. Además la música en directo divierte bastante más que la radionovela.
La obra queda ya muy lejos de aquel glorioso diario de Adán y Eva que tanto nos gustó.
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